Retratos Anacrónicos: El tiempo detenido

La exposición Retratos Anacrónicos de Iván Herrera trae de vuelta la estética y el valor sentimental de esos retratos que se consideraban tesoros familiares. Hasta el 31 de julio en la Galería Santafe
 
Retratos Anacrónicos: El tiempo detenido
Foto: Andrés Moreno Hoffmann
POR: 
Margarita Posada

Retratos anacrónicos
Iván Herrera
Galería Santa Fe
Carrera 16 # 39-82, Bogotá.

Ahora que las fotografías se han convertido en un lenguaje habitual en las redes sociales, y que todo el mundo anda tomando fotos, no ya para guardar un recuerdo, sino para comunicar algo al instante, la muestra Retratos anacrónicos del artista Iván Herrera (que ganó la beca de exposición de la Galería Santa Fe) nos trae de vuelta el valor estético y melancólico de las fotografías que otrora encargaban las personas para enmarcar o quizás colgar en sus casas a modo de tesoro familiar. Precisamente de esta práctica surgió toda la idea de la muestra. Iván encontró dos retratos de sus abuelos retocados con pintura a mano en la primera mitad del siglo pasado y decidió retratar uno a uno, o en pareja, a sus amigos más cercanos.

El anacronismo radica precisamente en el mismo acto de llamarlos uno a uno y dedicar más que un instante para retratarlos con una cámara análoga de formato medio (usó una Mamiya con rollos blanco y negro, a la usanza de la época en que sus abuelos se hicieron las fotografías inspiradoras) y luego entrar en el proceso completo de revelar, ampliar e incluso enmarcar él mismo cada una de las fotos, no sin antes retocarlas con ese óleo especial para fotografía que les da el aura de lo antiguo, a pesar de que los personajes visten sus atuendos cotidianos y modernos. Esta dualidad hace que sus amigos no parezcan de este ni de ningún tiempo, y sin saber bien cómo ni por qué el espectador recobra el respeto por la fotografía como objeto clave de la memoria y de nuestro paso por el mundo.

La primera fotografía que Iván tomó data de 2010 y retrata a su amigo Takuhiro. Luego siguen veinticinco retratos más, en los que sus amigos posan con sus mascotas, sus parejas o individualmente. El truco es que no hay truco, que sus modelos miran, bien a la cámara o bien al infinito, con una crudeza que no parece de nuestros días. Y que devela un mundo detrás de cada cara. Gente que quizás, como en esa película de Los otros ya fue, o nunca fue, pero siempre será.

         

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julio
10 / 2014