El fútbol y las artes plásticas
Javier Ramirez
Publicado originalmente en Revista Diners No. 435, junio de 2006.
Algunos estudiosos han podido establecer que existe una literatura del deporte, e incluso música relacionada con esta actividad. Sin embargo ha sido difícil determinar que haya unas bellas artes del deporte en general, menos aun del fútbol en particular. En todo caso es mucho más falible hablar de artistas que por una razón u otra se han interesado en algún juego como tema para sus obras. ¿Se deberá acaso a que la mayoría de los pintores, dibujantes y escultores llevan una vida un tanto sedentaria y son adictos a aficiones que poco o nada tienen que ver con la agitación propiamente deportiva? Sea como fuere, el caso es que los artistas plásticos que han recreado escenas de fútbol son la excepción en el vasto mundo del arte.
En la segunda mitad del siglo XVI, Sebastiano Filippi, llamado el Bastianino, pintó un fresco en el castillo Estense en Ferrara, Italia, en el que se aprecian dos grupos de tres jugadores cada uno en plena práctica de un juego de pelota muy popular en esa época. Según se ve, con el antebrazo derecho protegido se golpeaba la bola; esto nos remite al juego ritual que practicaban las culturas mesoamericanas, aunque es claro que se trata de juegos totalmente diferentes.
En el siglo XVI el alemán Christoph Weiditz dejó constancia del juego de pelota azteca en un dibujo que se halla en su Libro de trajes. El escritor Juan Villoro se refiere así a este singular testimonio: “En 1528 Hernán Cortés llevó jugadores a la Corte de Carlos V y Weiditz los dibujó en acción. Su único error fue asumir que la pelota era inflada, pues en Europa se desconocía el hule macizo. El juego tenía fuertes connotaciones religiosas y no tardó en ser perseguido por la Inquisición”.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX los rusos practicaban un juego de balón en el que utilizaban los pies, según consta en el grabado en color realizado por Christian Gottfried Geissler (1770-1844).
Hacia 1839 el inglés Thomas Webster pintó, primero en boceto y luego en cuadro definitivo, una escena en la que numerosos niños juegan al fútbol; entre la maraña de brazos, piernas y cabezas, se puede distinguir al portero que, alerta, espera el balón.[…]
Fue sin embargo el mexicano Ángel Zárraga (1886-1946) el “primer gran pintor del fútbol”, que “ve en el deporte una expresión de la alegría de vivir”, según el encabezado de un periódico parisiense de 1925, refiere María Luisa Novelo Quintana en el catálogo de la exposición de Zárraga de 1985 en el Museo Rufino Tamayo. Este artista mexicano vivió entre 1911 y 1941 en París donde, luego de incursionar con buena mano y fortuna en el simbolismo y el cubismo, encontró en el deporte, así como en la Iglesia y el clasicismo, la salvación a la última de las tres grandes crisis que sufrió.
[Zárraga] retrata a su primera esposa, Jeannette Ivanoff, en el óleo Las futbolistas; a Angelina Belfo, quien fuera mujer de Diego Rivera, en Futbolista rubia; y a su primo Ramón Novarro, el famoso actor de la película Ben-Hur, con un balón en las manos. Zárraga no sólo fue el primer pintor del fútbol sino también el primero que retrató a mujeres futbolistas. […]
Entre otros pintores que se han interesado en el fútbol como tema pictórico se destaca el italiano Massimo Campigli, quien realizó en 1928 una bella y sobria composición de jugadores en plena actividad. En 1922, Robert Delaunay ejecutó un óleo en el que además de los jugadores introdujo elementos ya antes usados por los cubistas, como letras y franjas de color que permiten captar el ambiente, la dinámica y la luminosidad de un juego nocturno.
No podemos pasar por alto a Joan Miró, autor del cartel para el Mundial de España de 1982, y a Andy Warhol, que tomó la figura de Pelé y la plasmó en serigrafía.
Hay que consignar un cuadro de Enrique Echeverría (1923-1972) pintado en 1962, cuyo título es Futbolistas y que integra la colección del Museo de Arte Moderno. […]
Si el tema del fútbol es escaso en la pintura, lo es aun más en la escultura. Sin embargo lo que existe es doblemente excepcional por la temática y por la calidad. En Turín, Italia, hay un bronce de Mino Rosso realizado en 1930 y llamado Jugadores de pelota oval, que seguramente se refiere al rugby. Otro italiano, Giacomo Manzú, hizo en 1931 El portero, figura de terracota vestida con los arreos deportivos de la época. También Mario Anselmo realizó en 1934 Il calciatore (El futbolista), pequeña escultura de arcilla esmaltada.
El genio español Pablo Picasso no ignoró al más popular de los deportes: en 1961 hizo un estudio para una escultura que se llamaría Futbolistas.