Doris Salcedo: “Una suma de impotencias”
Maria Antonia Uscátegui
“Podría resumir mi trabajo en una palabra: impotencia. Mi obra es acerca de la impotencia, es una suma de impotencias, que no logran resolver nada, carecen de toda capacidad de arreglar algo, busco presencias reales pero tan solo encuentro la imposibilidad de alcanzar dichas presencias”. Así describe la artista Doris Salcedo su trabajo, anunciándonos que nos sumergiremos en el dominio de lo sensible, de lo humano: el tema del duelo y la violencia política que han acompañado durante 30 años la temática de su obra, buscando representar el acto violento sin usar la violencia.
Hablar de la obra de Doris Salcedo es difícil sin nombrar las imágenes que ha construido a lo largo de su carrera y que la convierten hoy en una artista con un lenguaje plástico contundente y un camino exitoso labrado con pasión.
Nombrarla a ella es hablar también de una suma de memorias. Conectarse con su historia, su desarrollo como artista y con muchas de las circunstancias que atraviesa el ser humano y que se atan poderosamente a la vida y a la muerte, la voz, el silencio, la presencia y la ausencia.
El encuentro organizado el pasado 10 de marzo por la Universidad Jorge Tadeo Lozano en conjunto con el espacio Flora Ars+Natura, mediada por su director artístico el curador José Roca a propósito de la exposición “Plegaria Muda”, prometía ser un encuentro cargado de emoción. Escuchar a una artista hablar acerca de su obra significa de algún modo conocer el esqueleto detrás de la piel, reflexionar sobre cómo la obra y la palabra del artista acerca de ella existen de manera simultánea, pero cada una tiene un lenguaje propio, pueden vivir juntas pero nos proveen de significados y experiencias diferentes.
“Me resulta particularmente difícil hablar sobre mi propio trabajo. Las imágenes no pueden ser traducidas de manera adecuada en palabras”, se disculpó Salcedo, siempre misteriosa y poco dada a hablar de su obra. “Por eso quisiera hoy aproximarme a él de una manera indirecta”. Así, de la mano de poetas y pensadores, recorrimos sus obras, sus intereses, preocupaciones e impotencias.
Para referirse a la idea del duelo, presente en su obra, Salcedo rescató del filósofo francés Jacques Derrida estas palabras: “Cómo no sobrecogerse y reverenciar el hecho de que los vivos nunca cesan de saludar y honrar a los muertos, convirtiendo este hecho incluso en su razón para vivir?”.
Y de la alemana Nelly Sachs un poema que dice: “A ustedes ladrones de las horas auténticas de la muerte, de los últimos suspiros y del adormecimiento de los párpados, estén seguros de una cosa: el ángel recoge lo que ustedes han desechado”.
La artista iba tejiendo frases, abriendo y cerrando comillas articulando éstas voces con la suya y permitiendo a su vez nuevas lecturas, mientras una suma de imágenes de su obra aparecía en la pantalla del auditorio. Me atrevo a decir que no sólo la obra de Doris Salcedo sino también la articulación de ésta lectura, el tono de su voz, se convirtió en casi una propuesta, una segunda voz que no describe la obra tal y como ella lo buscaba, sino que la nombra con otro lenguaje: el de la palabra.
“Plegaria muda” es una obra en la que, según palabras de la artista, se pretende representar la muerte de la muerte, la pobreza extrema de nuestras ciudades, la población sobrante, esos otros que permanecen, como ella misma lo dice, en “ la periferia de la vida” .
SILENCIO + ANONIMATO + POBREZA entretejidos a partir de una investigación que comenzó en los ghettos de Los Ángeles, donde las muertes por la violencia de pandillas entre jóvenes no son muy diferentes de las de los jóvenes colombianos. La idea de la muerte inútil y dolorosa que no tiene distinción de lugar porque alude al mismo duelo, a la misma impotencia. “Para mí el arte representa la posibilidad de construir una historia fragmentada e incompleta desde la perspectiva de los vencidos”, anota Salcedo.
En Colombia la historia habla de VÍCTIMAS + VICTIMARIOS + FALSOS POSITIVOS + El DOLOR DE LAS MADRES + EL RELATO TRANSFORMADO + DUELO + JOVENES MUERTOS + COLOMBIA 2003 y 2004.
“Plegaria Muda” ha viajado por diferentes museos de Europa y Latinoamérica. Se compone de 162 piezas, cada una formada por dos mesas de madera sobrepuestas y separadas por una capa de tierra. Entre la madera vemos asomarse un poco de pasto, como si la vida intentara emerger de la muerte. Cada uno de estos objetos representa un cuerpo. “Sentí la imperiosa necesidad de inscribir en esta obra la imagen de la fosa, creando así un lugar de memoria en el cual otorgar un espacio a cada cuerpo.” La repetición de estos objetos reitera el afanoso deseo de duelo. “Veo mi trabajo como una topología del duelo. La única respuesta que puedo dar al confrontar una ausencia irreparable es crear imágenes capaces de transmitir la ausencia, la carencia, y el vacío” .
El espectador queda casi enterrado cuando transita entre estos objetos-cuerpos y la perspectiva en la que estamos acostumbrados a recorrer el cementerio se invierte porque no estamos por encima de los “cuerpos” sino que estamos casi debajo de ellos, como dentro de una fosa, según explica Salcedo. Piezas que cambian dependiendo del lugar en que se instalan.
“Plegaria Muda” ha recorrido diferentes lugares de exposición en Europa y Latinoamérica, en algunos con la totalidad de las piezas exhibidas y en otros, como en Flora, solo con una muestra más pequeña. Allí el espacio es más pequeño, más íntimo y adquiere un valor ritual que genera un silencio no pedido. “En cada lugar la obra adquiere resonancias diferentes”, anota Salcedo.
Con esta obra Doris Salcedo intenta señalar las muertes sin nombrarlas, recordarlas y otorgarles un sentido de lo sagrado ante la ausencia de una muerte digna. Su obra nos quiere salvar de la indiferencia y convertirla en presencia, en una Plegaria Muda para que nunca olvidemos.