La importancia de la poesía en el mundo actual
Federico Díaz Granados
Vivimos en un mundo cruel: lo sabemos y a veces parecemos impotentes ante la avalancha de miserias que nos habitan. El siglo XXI lleno de contradicciones, nuevos totalitarismos y crisis de las democracias ha llevado a que las lenguas y los idiomas también atraviesen una especie de crisis. Entonces surge la pregunta ¿Para qué la poesía en los tiempos de hoy?
La respuesta está en las mismas palabras que se han repetido durante siglos, desde que sabemos que el ser humano habita el planeta y ha intentado encontrar códigos para la comunicación. La poesía ayer, hoy y siempre ayuda a poner orden en las emociones humanas para fundar un mundo más hondo y verdadero en medio de la vorágine informática y digital de los días que corren. La poesía es, una vez más, el lugar seguro donde se restaura la conexión entre la humanidad entera y las verdades más claras del lenguaje.
Las palabras son nuestra prueba concreta de existencia y nos trae noticias de las inmensas preguntas a través de los mitos y, por supuesto, de la poesía. Allí están todas nuestras vivencias, emociones, equivocaciones y aciertos vitales.
Es maravilloso cuando leemos un poema escrito hace muchos siglos y sentimos que nos habla hoy de lo que nos ocurre. Es como si nuestros antepasados nos heredaran unas palabras, una forma original de combinarlas y con ellas un idioma y una cultura. El lenguaje, en manos de la poesía, adquiere una estatura estética que trasciende porque el habla se eleva y contribuye a que el imaginario compartido y colectivo de las sociedades encuentren unas claves para construir una memoria y una cultura.
La poesía es sinónimo de resistencia
La poesía es el tesoro cultural de las sociedades donde reposan a través del blindaje del tiempo de cada palabra los mitos, las historias y las tradiciones que no dan una identidad preservando así la cohesión y dándole voz a nuestras emociones más profundas que logran una forma y un sentido gracias al lenguaje.
De igual forma la poesía nos invita al silencio en una sociedad llena de ruido, gritería y bullicio. La poesía nos invita a ese silencio que siempre permitirá escucharnos a nosotros mismos, nuestras soledades y terrores y nos recuerda la importancia de la reflexión y contemplación como una especie de resistencia a la superficialidad de este tiempo.
¿Por qué celebramos el Día Mundial de la Poesía?
Celebrar el día de la poesía justo cuando comienza la primavera en el hemisferio norte es una forma de celebrar lo poderoso que resulta la vida, lo subversivo que es el amor y lo rebelde que es la belleza en un mundo enfermo y dominado por el odio y la muerte. Y por eso mismo pareciera a veces que la poesía se repliega, porque las modas y contingencias mediáticas no la comprenden ni ubican en las leyes del mercado y del capitalismo.
Tal y como lo dijera el poeta chileno Raúl Zurita “lo duro de las profecías es que solo se entienden cuando se cumplen. La poesía es la gran Casandra de nuestro tiempo, Casandra era esa vidente troyana que sabía todo lo que iba a suceder, pero nadie la escuchaba. En la poesía está dicho todo: el presente, el pasado y el futuro, pero al igual que Casandra, nadie la escucha”. Nadie escucha, todos estamos sumergidos en las pantallas de los móviles y también gritamos desde allí.
Es hora de resolver preguntas…
La poesía es el territorio libre donde se condensa y resume toda la experiencia humana y donde está el testimonio de nuestro pasado, presente y porvenir.
Allí hablan nuestros muertos y nosotros estamos hablándoles a los nietos en el futuro porque se captura un instante como en una fotografía que sobrevivirá al tiempo en un viejo álbum y en sus palabras se archivarán todos los milagros de la existencia humana y se dará cuenta de cómo latían los corazones en esta época donde intentamos en medio de bombardeos y vulgaridad intentamos descifrar el idioma de los pájaros en su canto y definir en todos los puntos cardinales el amor en todos sus sinónimos. Ahí solo estará a poesía para ayudarnos a resolver esas preguntas de hoy y de siempre.