“No estoy manejando presupuesto nacional, simplemente me imagino cosas”, dice la escritora Laura Ortiz

La escritora Laura Ortiz se reconectó con la literatura cuando estudió en Argentina y para responderse a una serie de preguntas filosóficas escribió “Sofoco”. Con un toque telenovelesco y poético, estos cuentos generan miedo y deseo.
 
“No estoy manejando presupuesto nacional, simplemente me imagino cosas”, dice la escritora Laura Ortiz
Foto: Laura Ortiz, escritora colombiana, autora del libro de cuentos Sofoco. / Foto. Foto Luis Egurrola Locación Galería MAZ-Del Portillo
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Simón Granja Matias

A Laura Ortiz las niñas del colegio le parecían crueles, por eso no le gustaba jugar con ellas.  Pero a su vez le daba pena saludar a la bibliotecaria. Entonces Laura, con tan solo cuatro años, se escabullía por una ventana de la biblioteca y pasaba todo el descanso en el rincón más bonito de todo el colegio: la biblioteca infantil. Allí fue donde terminó de leer su primer libro sola, Yaga y el hombrecillo de la flauta, un cuento que le tomó “millones” de recreos y que sintió como si se hubiera leído El Quijote. 

Cuando aprendió a leer fue toda una revelación. Aún hoy, el solo hecho de leer le parece una locura, se pregunta cómo es posible que tan solo con palabras se construya una experiencia, “es una máquina del tiempo, uno puede vivir otros tiempos, otras vidas, estar en otro espacio”, dice emocionada Laura mientras se come un pandebono. Laura ama el pan de barrio, y esta panadería en Bogotá, en el barrio Pasadena, es una de sus preferidas. 

Otro recuerdo que tiene es el de ver a su abuelo, a quien define como una persona muy hermosa, sentado en su mecedora leyendo y escuchando música. Pero lo que más recuerda es cuando su mamá le leía un cuento todas las noches. “Era lo más lindo que me podía pasar, era amor”, dice. 

Laura tiene claro que desde los cuatro años quiere escribir. Porque leer y escribir es imaginar, y a ella le gusta imaginar. En su adolescencia, odiaba todo y a todos y aunque muchos en esa etapa de la vida encuentran en la música su representación de la rebeldía, Laura la encontró en los libros: se creía mala y loca porque leía a Andrés Caicedo y a la generación Beat. A esa edad intentó hacer una novela y escribió cuentos telenoveleros que en algún lado se encontrarán. 

Fue con esa ilusión con la que estudió Literatura en la Universidad Javeriana, una ilusión que al poco tiempo se convertiría en tristeza, desencanto y angustia. “En ese entonces era una carrera eurocentrista, academicista, con una mirada jerárquica en la que solo se estudiaban a unos señores iluminados que habían logrado obras trascendentales”. “Una mirada muy racional”, dice con desagrado. Y es que su experiencia con la literatura ha sido y es profundamente emocional, porque ella está convencida de que la creación artística tiene que conmover. “Por eso me gusta leer, para sentir”, dice. 

Un amor la impulsó a irse a vivir a Buenos Aires, Argentina. Ser migrante la llevó a hacerse preguntas que nunca se había hecho sobre su país, especialmente porque en ese justo momento ocurría el proceso de paz. Entonces, le surgieron una serie de cuestiones filosóficas, y su forma de responderlas fue escribiendo una serie de cuentos. Inspirada en sus vivencias como promotora de lectura y con la intención de mostrarle a sus compañeros cómo era Colombia. Y así fue como empezó “Sofoco”.

“La gente que conocí gracias a las bibliotecas me permitió ver que las redes de amor y generosidad son impresionantes. Esas redes de amor, sobre todo de mujeres, son las que han hecho que aguantemos tanta guerra”, asegura y prende un cigarrillo. 

Por ejemplo, recuerda muy bien a las madres comunitarias de Timbiquí, que en las peores adversidades y teniendo todo en contra de ellas, logran mantener el tejido social cuidando a los niños de la comunidad. También cuando vivió en Inza, Cauca, y que, pese a toda la tensión y el conflicto que se vive en el territorio, a ella la respetaron en todos los bandos por ser la señora de los libros. De ese mismo territorio recuerda a doña Aurelia, quien a pesar de no tener mucho, de ese poco que tenía lo compartía con otras personas. “Siempre mandaba mercado a otras familias”, dice Laura y apaga el cigarrillo. En poco tiempo prenderá el otro. 

Laura Ortiz escritora colombiana autora del libro Sofoco
Foto. Foto Luis Egurrola
Locación Galería MAZ-Del Portillo

Aunque en Colombia la literatura ha abarcado el conflicto, el libro de Laura pareciera tocar unas fibras distintas, quizá por su dimensión poética, o también porque manipula el relato para suscitar ciertas emociones. “Es medio telenovelero, apela a algo muy emocional”, asegura Laura, quien también señala que ha tenido suerte, pues su libro salió durante el estallido social, e incluso supo que fue distribuido entre los jóvenes que salieron a marchar. 

“Lo que intenté que pasara con mis personajes es que no fueran solo víctimas, sino que tienen una motivación válida, profunda, privada y unos deseos y unas búsquedas, o sea, no son solo sujetos neutros sobre los que cae la violencia. Sino que son gente, con búsquedas, y por eso el libro tiene tanta pulsión erótica. En medio de la peor oscuridad también hay deseo”, cuenta Laura.

Para Laura es necesario haber atravesado dolores para escribir. “La ficción necesita tener tensión narrativa, y las tensiones las consigues bajo el contraste. Cuando estás hilando una historia estás trabajando con la luz y con la oscuridad para generar que el lector se interese por lo que está pasando. Equilibras el dolor y el sufrimiento con la esperanza y con momentos de liberación”.

Laura apaga el cigarrillo y explica que hoy trata de no tomarse tan en serio la escritura, “no estoy manejando presupuesto nacional, ni pilotando un avión, simplemente me estoy imaginando cosas y poniéndolas en papel, no es tan grave”, dice, se ríe, paga el pandebono y el café, y reafirma que le encantan las panaderías de barrio. 

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noviembre
27 / 2023