El legado de Fernando Botero: filantropía, disciplina y persistencia

Diners rinde homenaje a la vida y obra del artista colombiano Fernando Botero y resalta el legado que deja con su partida al arte colombiano, latinoamericano y global.
 
El legado de Fernando Botero: filantropía, disciplina y persistencia
Foto: Lukasz Michalak, cortesía Arthemisa y Centrocentro /
POR: 
Adrián David Osorio Ramírez

Este viernes 15 de septiembre los colombianos recibieron la noticia del fallecimiento del maestro Fernando Botero a través de sus radios, como habría pasado hace 91 años, cuando el pintor y escultor nació en Medellín, de madre costurera y padre negociante. 

Fernando Botero era una persona reservada, para nada dicharachera e intentar instaurar una conversación con él alrededor de un tema que no fuera el arte podría resultar improbable, mucho menos si se trataba de cosas que resultaban “mundanas” para él, como la política.

Indudablemente la muerte del pintor antioqueño marca el fin de una era en el arte contemporáneo colombiano, el fin de una promoción de artistas impulsados por la crítica del arte Marta Traba: Obregón, Ramírez, Negret, Grau y, ahora, Botero. “Con Botero se acabó esa generación y con su muerte tiene que venir una renovación en el arte colombiano”, le dice a Diners el curador de arte Eduardo Serrano.

Sin embargo, su fallecimiento da paso a un legado inmensurable, del que Colombia se lleva la mejor parte y que permiten que su memoria continúe entre los colombianos. “Si los esfuerzos que hace alguien en vida siguen dando frutos, entonces esa persona nunca muere. Y estoy seguro que Botero se volverá inmortal”, afirma Miguel Ángel Duque, director de adquisiciones de la Galería Duque Arango.

Un legado de disciplina

Durante más de seis décadas, Fernando Botero pasó ocho horas al día en su estudio, el lugar en donde creaba dibujos, pinturas y esculturas inspirado en sus recuerdos de infancia y en aquellos días en las calles de su natal Medellín.

En la Galería Duque Arango, en Medellín, reposan algunas de estas creaciones desde 1987, cuando su fundador Luis Duque se propuso adquirir piezas de Botero para traerlas al mercado de Colombia desde Nueva York, en donde vivía el artista. Desde entonces, este espacio ha elogiado su arte, incluso hasta hace dos meses, cuando presentaron la exposición: más que volumen, la muestra más grande del artista en una galería en Colombia.

Para Miguel Ángel Duque, Fernando Botero “tenía una característica fundamental: la disciplina. Y esa disciplina se debía al amor verdadero que sentía por trabajar, producir y hacer arte. Lo admiro como artista, pero incluso más como historiador del arte, porque Botero podría durar cinco horas viendo un cuadro sentado en un museo, analizando la  superposición de elementos, los contrastes de luz y sombra, y la paleta de colores que utilizaban los grandes maestros. Era un estudiante, un admirador de las grandes obras de arte”.

Aquella disciplina lo llevó a estudiar por años las técnicas pictóricas de grandes maestros del arte, una minuciosidad que se veía reflejada en su trabajo. “La curiosidad por el estudio, por la investigación, sumado con la decisión de poner esto en práctica y la disciplina para hacerlo constantemente… eso es lo que deben aprender las nuevas generaciones de artistas de Fernando Botero”, concluye Duque.

La persistencia de Fernando Botero

Si alguien estaba seguro de sus capacidades y del resultado de sus obras era Fernando Botero. Eduardo Serrano, considerado como el primer curador y crítico del arte en Colombia, le cuenta a Diners que “Botero no era una persona muy dada a la crítica de arte, él más bien tuvo problemas con la crítica, sobre todo en los últimos años, porque era un artista súper seguro de sí mismo. Cualquier persona le podía preguntar por qué había pintado algo azul y no negro; él sabía bien la respyesta y no lo iba a cambiar por absolutamente nada”.

Precisamente esa persistencia fue lo que hizo único a Fernando Botero durante más de 60 años de trayectoría artística. De hecho, muchas veces críticos, curadores y entusiastas del arte expresaron su inconformidad con el arte del antioqueño y su decisión de mantenerse tan arraigado a una misma propuesta pictórica y a unos ejes temáticos consistentes.

“El principal legado que deja Fernando Botero es su obra, que enriquece el patrimonio colombiano. Por otro parte, nos deja como lección que sin la persistencia es imposible, que uno no puede rendirse a la mitad del camino. Botero sabía que  lo hacía estaba bien y nadie lo hacía cambiar de parecer. Esa persistencia en sus valores es un aprendizaje para los artistas emergentes. La excelencia es parte de sus legado”, asegura el crítico y curador.

Un carácter filántropo y generoso

Es imposible hablar del legado del artista antioqueño sin hablar del valioso patrimonio cultural que entregó a Colombia. Miguel Ángel Duque explica que “el principal legado del maestro lo recibimos nosotros como colombianos, pues se convirtió en un referente universal a partir de lo local”.

Además, cuenta Duque, “Botero fue un gran filántropo, en el año 2000 hizo una donación muy importante a la colección del Banco de la República y al Museo de Antioquia. Descolgó de sus paredes las obras de grandes maestros como Picasso, Giacometti y Bonnard, y las donó junto a más de 200 obras de su autoría. Hoy en día, esa donación está avaluada en aproximadamente 600 millones de dólares. Ese fue un regalo para los colombianos”

A esto se suma su gestión para el traslado del Museo de Antioquia al Palacio Municipal, acercando a la población antioqueña a grandes obras del arte universal, e hizo posible la creación de la Plaza Botero, que cuenta con 23 esculturas de su autoría.

Maria del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia, le cuenta a Diners que Botero fue para esta institución “uno de sus pilares más sólidos, constantes e importantes, porque estuvo en las buenas y en las malas, sobre todo cuando se trató de pensar en grande. Si no hubiera sido por su capacidad de gestión, otra hubiera sido la historia del museo y no tendríamos lo que tenemos hoy”.

“Nos deja un mensaje de filantropía y generosidad, de entender que como ciudadano y como colombiano eso era un asunto muy importante. Porque cuando se tiene éxito, cuando se alcanza todo lo que se quiere, lo único que resta es compartir y el maestro lo hizo de todas las formas posibles”, concluye Escobar.

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septiembre
15 / 2023