Revisitar, reeditar y cocrear: el interés del artista Mateo López en su nueva exposición en Barichara

Adrián David Osorio Ramírez
Al fondo de una bodega que permaneció abandonada por casi dos décadas en Barichara (Santander), cuelga una enorme estructura conformada por 64 láminas doradas, que en realidad son papel de piña tinturado de cúrcuma. El sol que se filtra por el tejado hace que cada pieza adquiera un brillo único y le aporta un relieve distinto a la instalación, de acuerdo con la hora del día.
El artista bogotano Mateo López decidió nombrarla Retablo, pues la inspiración surgió luego de visitar el corregimiento santandereano de Guane y apreciar los retablos de la iglesia del pueblo, adornados con laminillas de oro.
En medio de caminatas, encuentros y viajes, López pasó seis meses explorando varios procesos artesanales —como la tapia pisada y la producción de ladrillos y piedras—, al igual que a las personas que los resguardan y a los materiales que los hacen posibles, como parte de una residencia artística en La Reserva Guatoc, un proyecto artístico creado por la curadora de arte Juliana Steiner y su tía, la antropóloga Claudia Steiner, que propicia encuentros entre investigadores y artistas de Centroamérica y América Latina con la comunidad de Barichara.

Las conversaciones, las reflexiones y los aprendizajes recogidos en este proceso quedaron plasmados en la exposición “Caminar alrededor del tiempo”, en la que Mateo López explora las dimensiones que toma el arte al presentarse fuera de espacios expositivos tradicionales y cómo el proceso creativo que sucede en el estudio viaja hasta lugares inesperados.
“Una de las cosas que más quiero hacer en esta exposición es imaginar mi trabajo fuera de la ciudad, en otros contextos. Es un interés personal por acercar el objeto del arte a poblaciones que no han tenido relación con procesos creativos, logrando prácticas artísticas más horizontales y menos jerárquicas”, le cuenta López a Diners.
Alrededor del tiempo de Mateo López
El título de la exposición, “Caminar alrededor del tiempo”, está inspirado en Walkaround time, obra del estadounidense Merce Cunningham, leyenda de la danza contemporánea. En esta pieza, dividida en siete secciones, se explora la idea de la percepción, aquel punto de vista del espectador que puede variar radicalmente de un lugar a otro y la capacidad de mirar no solo un objeto sino a través de él.
En el caso de Mateo, el tiempo —en lugar del baile— es representado por medio de una línea, “un trazo continuo que a veces se bifurca, se enreda y se pierde, pero que quizás más adelante puede volver a encontrar ese mismo camino. Así defino mi relación con el dibujo”, explica.

Aquel juego con el tiempo también le permite al artista repetir sus ideas, revisitar la obra de su estudio y reeditarla a su antojo. De allí su cercanía con el collage, una técnica que le permite encontrarse de nuevo con sus dibujos y bocetos, y reensamblarlos en nuevos objetos e ideas.
“Cuando Mateo regresaba por unos días a su estudio en Bogotá, percibía cómo las ideas y las conversaciones que tenía con personas en Santander permeaban dicho espacio. Por eso, la idea de revisitar el pasado es un acto de vulnerabilidad, de analizar lo que hacía hace 18 años, su voz en ese momento y su voz hoy en día”, afirma la curadora de arte Juliana Steiner.
Reeditar y colaborar
“Caminar alrededor del tiempo” es, entonces, una especie de exposición antológica mezclada con piezas hechas en colaboración con Taller de Papel, una iniciativa creada por la Fundación San Lorenzo de Barichara en 2001, con el propósito de acercar la comunidad a los materiales locales y honrar los saberes y tradiciones santandereanas desde la botánica y el arte.
“Aunque la residencia duró seis meses, la conversación con la gente de Taller de Papel viene desde el año 2007, cuando me invitaron a mí y a varios artistas más a un taller en el Jardín Botánico para experimentar con papel. Todo se materializó ahora con la exposición y la oportunidad de pasar más tiempo en el taller con las personas que lideran este proyecto tan bonito”, detalla Mateo López.
Inesperadamente, el acercamiento del artista al papel no fue para dibujar sobre él, debido a su carácter artesanal, sino que lo usó como la materia prima de sus esculturas, debido a que el proceso de transformación de la pulpa de la piña permite dar formas distintas al papel.

“Cada artista que viene a nuestras residencias termina encontrando a sus colaboradores según sus propios intereses. En el caso de Mateo, hubo una colaboración extensa con el Taller de Papel, algo muy curioso porque él es capaz de convertir un papel de dos dimensiones en una escultura. Por eso me encanta pensar que su obra está hecha para jugar”, dice Steiner.
López es el cuarto artista en hacer una residencia artística en La Reserva Guatoc. Previamente, visitaron el proyecto el puertorriqueño Jorge González y los colombianos Silvia Pedraza y Felipe Medina. Sin embargo, el bogotano es el primero en culminar su estadía allí con una exposición.
La muestra coincide además con la inauguración de La Colombiana, que en el pasado fue una bodega de Coltabaco y luego pasó a ser de Celsia; finalmente, este año, la Fundación San Lorenzo de Barichara tuvo acceso a un comodato del lugar. En una visita a este espacio, López y Steiner supieron de inmediato que este sería el sitio ideal para presentar las pinturas, dibujos, collages, esculturas e instalaciones de Mateo López en Barichara.
“Esta no es una exposición convencional, que incluye obra, título y técnica. Es más bien una instalación pensada para el espacio, con dibujos en papel, collage en cartones, piezas en madera, tejidos y papel craft; son obras que tuve guardadas por mucho tiempo en mi casa y en una bodega, pero que decidí sacar para desempolvarlas y restaurarlas”, finaliza el artista bogotano.
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