Día internacional del gato: libros y más historias de los Felis silvestris catus

Simón Granja Matias
En mi casa viven tres gatos. Perdón, me corrijo: en la casa donde viven tres gatos, vivo yo. Y hoy, que es el Día Internacional del gato, decidí escribir sobre ellos. Sus nombres son Habana, la única hembra y la niña consentida de la casa; Conde, el macho dominante que cuida a todos y cuyo nombre es en honor a Mario Conde, el detective borracho de Leonardo Padura; y Macondo, el gato negro que trae toda la suerte del mundo y la ternura que pueda existir. Ellos permiten que en su casa vivan tres humanos y un perro, Morfeo.
A los tres gatos les gustan los libros y nos permiten tener toda la casa rodeada de ellos. Pienso que puede ser porque les dan calor o porque tienen esquinas perfectas para rascarse, o porque morder el papel sutilmente es placentero. También porque les sirve de escalera para mirar las palomas que se posan en el borde de la ventana. O por el simple hecho de ser gatos, porque sin duda soy testigo con estos tres gatos de que hay una estrecha relación histórica entre ellos y los libros.



Al parecer, esta relación con los libros es una cuestión genérica de los Felis silvestris catus. Si nos remontamos al que se cree que es el inicio de su domesticación, en Egipto, hace más de 4.000 años, los gatos se convirtieron en protectores, no solo de los cultivos por las incesantes plagas de ratas, sino también de los hogares, las picaduras de serpientes y los escorpiones. De ahí que los gatos quedaron consagrados en los papiros y en los jeroglíficos egipcios que aún hoy se ven en los templos. Posteriormente, llegaron a la antigua Grecia, para luego pasar al Imperio Romano, y así continuar su expansión en el mundo occidental hasta la actualidad, convirtiéndose en uno de los compañeros más importantes de los humanos.
(Para leer más sobre el Día internacional del gato, recomiendo este artículo: Día Internacional del Gato: 6 mitos sobre los felinos).
De una u otra forma, los gatos han quedado reflejados en la vida y obra de los más grandes autores desde hace siglos. Y para continuar con esa relación entre libros y estos felinos, pensemos en las antiguas bibliotecas en las que los gatos evitaban que las ratas se comieran los textos. Incluso, aún hoy hay anticuarios y librerías viejas que tienen a estas mascotas como guardianes.
En Shakespeare and Company, con seguridad la librería más famosa del mundo, es resguardo de algún que otro gato. También está la famosa librería Acqua Alta de Venecia, en la que los gatos viven entre libros. Y así se pueden seguir enumerando. En Argentina hay, por lo menos, tres librerías famosas donde quienes atienden son varios gatos; por ejemplo, están Cusco, Demetrio y Café en “Helena de Buenos Aires”, según un artículo de El Clarín. Ojalá sigan ahí. En Colombia, puedo nombrar Tertulia, en el barrio San Felipe, Bogotá, donde están Sócrates y Salomé.
Y es que no es de extrañarse. Puedo no ser objetivo al decir esto, pues soy un proclamado amante de los gatos, pero es que su forma de existir, con su belleza, su curiosidad, su habilidad y su misterio, ¿cómo no van a encantar a escritores y artistas? Aunque debo especificar que creo y coincido con Stéphanie Hochet, autora del libro “Elogio del gato”, cuando dice que la principal razón detrás de esa relación escritor/gato se debe a que “le otorgamos al gato la libertad que tanto desea, porque nos gustaría poder concedérnosla a nosotros mismos”, y en específico señala que los autores “sueñan con ese bien absoluto”.
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Sin embargo, todo esto es un “puede ser”, porque cuando hablamos de gatos no hay certeza. Es quizás por eso mismo que se haya escrito tanto sobre ellos, para comprenderlos y trazar algún tipo de verdad entre tanto misticismo que rodea a estas criaturas mitad salvajes, mitad domesticadas.
En mi relación con estos tres gatos, también intento comprenderlos. Por ejemplo, con mi esposa pasamos varias horas frecuentemente tratando de definir la personalidad de cada uno, casi como un ejercicio de antropomorfizarlos, en el que nos imaginamos qué carreras estudiarían si fueran humanos, qué tan rebeldes serían, o cuáles serían sus gustos. A este ejercicio de tratar de entenderlos, se suma que cada vez que se nos cruza en el camino un libro sobre gatos, no dudamos en traerlo a casa.
Es por eso que, a propósito del Día Internacional del Gato, a continuación les presento algunos libros recomendados para entender a estas criaturas con el “gatuno” objetivo de que ojalá amen a estos animales y a los libros que se inspiraron en ellos.
(Un plan que le puede interesar: Un café de gatos y otros dos planes para divertirse en Bogotá )
Libros sobre gatos por el Día internacional del gato
Elogio del gato
Stéphanie Hochet

Soy un gato (1906)
Natsume Soseki

La conquista de los gatos
Alberto Montt

El gran libro de los gatos
Autores varios

Filosofía felina: los gatos y el sentido de la vida
John Gray

Kafka en la orilla
Haruki Murakami

Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar (1996)
Luis Sepúlveda

Gatos Ilustres
Doris Lessing

Plutón
Evelio Rosero
