Isabel Allende: “Ojalá fuera el siglo de las mujeres, pero todavía no hemos llegado a eso”
Zamira Caro Grau
Muchas veces a Isabel Allende la han llamado una eterna extranjera. Tiene sentido, teniendo en cuenta que su vida sí tuvo más de un viaje no planeado, pero esto la ha llevado muchas veces a plasmar esta experiencia en sus escritos.
Ahora, a sus 80 años, Allende presenta su más reciente novela, El viento conoce mi nombre, un escrito que retoma dos épocas, la de la Segunda Guerra Mundial y la actual, para hablar de las cicatrices que deja la inmigración, los sacrificios de los padres y la capacidad de los niños de prevalecer, entre muchas otras cosas.
El viento conoce mi nombre, dos historias que se juntan
En esta historia se conoce la vida de Samuel Adler, un niño judío que jamás volvió a ver a su familia a causa de la guerra y Anita Díaz, una niña que aparece en su vida 80 años después tras huír de El Salvador con su madre, de quien se tuvo que separar en la frontera de México y Estados Unidos, quedando completamente sola.
Allí es donde las vidas de estos dos personajes se entrelazan y le brinda una oportunidad a Samuel de ayudar a alguien que está pasando por lo que él ya vivió. “Para mí era importante establecer esa idea de que la historia se repite si no sabemos evitarla”, comenta la autora.
De hecho, si la historia le suena familiar de algún modo es porque seguramente ha escuchado de una separación similar en las noticias. Allende no es tímida al decir que su inspiración surgió de la política que en el 2018 el expresidente estadounidense Donald Trump implementó, por la cual miles de niños fueron separados forzosamente de sus familias y, en muchos casos, hasta el día de hoy siguen sin reunirse.
“Es una situación muy dramática. ¿Cuál es la solución? Humanizar el proceso. No habría refugiados si no hubiera violencia en el origen. Nadie quiere abandonar su tierra, su casa, a su familia, son tragedias insostenibles las que hacen que la gente salga de su país. Se necesita una solución global, que no es separar a la gente con una muralla”, comenta la escritora.
Fue en ese momento y empujada también por los trabajos que realiza con su fundación homónima que surgió la idea para su siguiente libro, que ahora ve la luz. “Las historias que termino son como semillas que tengo más en el vientre que en la cabeza, y van creciendo hasta que me ahogan; entonces, sé que es tiempo de escribirlas”, comentó la escritora.
Las mujeres que rodean los libros de Isabel Allende
A pesar de que la temática del libro no deja de ser dura y realista, también es una apuesta a la esperanza, a la solidaridad, y en ello no se pierde el reconocimiento a las personas que trabajan por hacer mejor las cosas. “Cuando uno lee las noticias solamente se entera del horror que sucede en el mundo, nadie habla de lo bueno que está sucediendo ni de la gente que está tratando de ayudar. Yo trabajo con esa gente, entonces para mí es muy fácil balancear lo bueno y lo malo”, comenta.
Además, agrega: “Las que intentan ayudar son casi todas mujeres, porque ahí no hay dinero ni fama, entonces hay muchas abogadas que trabajan en Estados Unidos para representar a esos niños en la corte, las trabajadoras sociales, psicólogas, casi todas son mujeres, entonces este libro es como un homenaje a ellas también”, asegura la escritora.
No sorprende en ese sentido que parte de la charla sea dirigida a cómo las mujeres deben unirse para defenderse. “La amistad y la solidaridad te salvan”, comenta Allende. Eso sin dejar de lado que el camino que aún queda por recorrer es largo, a pesar de todas las puertas que ella misma ha logrado abrir para las mujeres en la literatura: “Ojalá fuera el siglo de las mujeres, pero todavía no hemos llegado a eso”, explica.
La autora es consciente de la grandeza de su carrera y también de lo que le costó recibir el respeto que ahora tiene. “Donde más dificultad tuve para ser respetada fue en Chile. Hasta que no me dieron el Premio Nacional de Literatura no fui respetada, me trataban mal, como siempre pasa en su propia tierra”, comenta.
Y así mismo, también es consciente del camino que queda por recorrer en cuanto a derechos para las mujeres: “En Estados Unidos, por ejemplo, ha habido un retroceso tremendo desde que se suspendió el derecho al aborto, y ahora están en pico de samuro, como dicen en Venezuela, los anticonceptivos. Es un retroceso muy grande para la libertad de la mujer”, comenta.
Finalmente, la autora continuará escribiendo por un buen tiempo, pues ya se ha “jubilado de todo lo que no le gusta”, y la escritura sigue intacta. Así mismo continúa con la tradición de empezar todos sus libros en enero, y aunque ya tiene una nueva historia en mente, nada puede decirnos al respecto, pues nunca habla de lo que no ha terminado.
“Es una superstición, se diluye si lo digo, pienso que no lo voy a poder escribir con la misma intensidad. Lo tengo que tener adentro apretadamente para que me duela y poderlo contar”, explica Allende.