Luis Carlos Tovar y el trono colombiano
Dominique Rodriguez
La obra de Luis Carlos Tovar ha girado desde hace años en torno de los objetos y los significados que pueden desprenderse de ellos. Sentidos apenas sugeridos, a veces ni siquiera tan evidentes, y por eso mismo, poderosos. Lo descubrimos en la primera feria de La Otra, en el edificio de la Litografía del Bosque Izquierdo, con una maravillosa instalación de un salón de clase que “colgaba” del techo; lo que veíamos era su reflejo sobre la humedad del piso. Mucho tiempo ha pasado desde ese entonces y el artista sigue ahondando en sus preguntas profundas sobre las huellas que deja la memoria. Como un cazador de sombras, hoy explora el objeto que las produce. Y ha descubierto que tiene una inquietud constante por las sillas y lo que representan. Por esta razón, expuso en 2012 el proyecto Ex Cathedra (la silla como objeto de representación) en donde a través de la Rimax revela mucho de nuestra idiosincrasia (desde cómo intentamos negar su existencia, ocultándola, hasta el símbolo de la silla vacía junto al expresidente Pastrana durante los diálogos de El Caguán).
Invitado por la Facultad de Arte de la Universidad del Magdalena, que cumple 10 años, Tovar realizó una residencia artística en la región caribe que produjo la exposición Auto-Geografías. Allí, el artista recorrió más de veinte playas del departamento y encontró, de nuevo, ese trono de plástico, tan colombiano, esta vez modificado según su uso. Los hay, entonces, intervenidos con madera para darle mayor solidez, como soporte de una casaca militar evidenciando una zona de guardia, pegados sus pedazos con alambres denunciando la pobreza o, al revés, decorados con diseños opulentos intentando hacerlo ceremonioso y monárquico. Y cada silla retratada, en primer plano y como protagonista del paisaje, revela un pedacito de lo que somos, de nuestras costas, de sus gentes, de cómo viven. En esa pesquisa descubre, además, otro elemento que lo está cambiando todo: la explotación minera. Y así, sus fotos revelan los colores de la playa cada día más oscuros (las viene retratando y haciéndoles seguimiento desde hace varios años); y los rostros de quienes allí habitan, atrapados en las tensiones e incertidumbre que esta nueva actividad representa.
Así, la curaduría de Lucía Arango de Auto-Geografías sugiere una inevitable transformación del paisaje. Una lucha contra el tiempo y el olvido y por lo que finalmente quedará.
AUTO-GEOGRAFÍAS, Luis Carlos Tovar
Hasta el 13 de marzo de 2014. Facultad de Arte
de la Universidad del Magdalena. Museo de
Arte – Claustro San Juan Nepomuceno.
Carrera 2a No. 16-44. Centro histórico de Santa Marta. Teléfono (5) 431 8536 www. luiscarlostovar.com