Mujeres al mando

Margarita Zavala Gómez del Campo
Publicado originalmente en la Revista Diners especial 50 años, septiembre de 2013.
Margarita Zavala, quien como diputada y primera dama de México conoció de cerca el tema, vislumbra un futuro lleno de sorpresas. Es innegable el avance que hemos tenido las mujeres en todos los ámbitos de la vida, tanto académicos y culturales como políticos y sociales. Estamos presentes en las universidades, construyendo puentes y presas, en barcos pesqueros, manejando aviones y helicópteros; se oye nuestra voz en las oficinas, en el Parlamento y en el Senado, incluso hay varias mujeres jefes de gobierno de sus países.
No ha sido fácil, bien lo sabemos, los costos que pagaron quienes nos abrieron camino fueron enormes, pero no claudicaron y gracias a esas valerosas mujeres, hoy gozamos de oportunidades que nuestras bisabuelas y abuelas no imaginaron y nuestras mamás desearon pero no tuvieron.
Sin duda un importante impulsor del ascenso de las mujeres y su inserción en la vida pública es la educación y, sobre todo, la superior. Considerada un espacio masculino, propiciaba las desigualdades de género y el fortalecimiento de la división sexual del trabajo. Al ser los únicos con acceso a ella, los hombres aseguraban una integración exitosa en la esfera pública y un reconocimiento social, mientras las mujeres pasaban desapercibidas, inmersas en las tareas propias de la reproducción y el cuidado de la familia, invisibles más allá del hogar.
En las últimas décadas esa situación ha cambiado: el acceso masivo de las mujeres a la educación superior ha modificado sustancialmente su inserción en la esfera pública. En algunos países se ha dado incluso una feminización de la matrícula universitaria ante la reducción sustantiva de la matrícula masculina y la menor deserción de las mujeres estudiantes. Según el Atlas mundial de la igualdad de género y educación de la Unesco 2012, en América Latina y el Caribe la matrícula femenina de las universidades en 2009 estuvo entre el 48 % y el 61 % en varios países de la región, y el 56 % de las mujeres se graduaron frente al 44 % de los hombres.
Esto, sin embargo, no se ha traducido en una mayor participación de la mujer en todos los espacios. Hay ámbitos, como el mundo corporativo, en los que ha tenido una incursión más lenta, menos aceptada. Aunque la mujer ha estado vinculada al mundo empresarial desde hace años, ocupa puestos de mandos medios y en los altos puestos directivos su participación es aún muy reducida. Se ha encontrado con una barrera cultural de roles preestablecidos que no le permite acceder a puestos de toma de decisión en las mismas condiciones de los hombres, aun habiendo cumplido los mismos requisitos para su ingreso.
Aunque se acepta verbalmente que el liderazgo de las mujeres tiene sus ventajas en el mundo corporativo y su manera de trabajar horizontalmente permite mayor innovación y creatividad en la toma de decisiones y en los resultados, esto no se refleja en los puestos de toma de decisión, lo que ha dado lugar a conceptos como “techo de cristal”, “suelo pegajoso” y “muro de las palabras”, que expresan las barreras que impiden a las mujeres acceder al nivel decisorio.
¿Y si cambiamos de estrategia?
Aunque estoy a favor de las cuotas de mujeres en el sector público, en el privado creo que es difícil que funcionen. Por eso, creo que debemos plantear el tema no como un asunto de igualdad de género, sino de negocios, productividad, eficacia, buenos resultados y mayor competitividad.
Un reciente estudio elaborado por la American Chambers of Commerce de México señala que las empresas con mujeres en altos puestos directivos tuvieron mejor desempeño financiero, imagen corporativa, satisfacción y entendimiento del cliente y mayor innovación. Las compañías con más mujeres en el comité directivo mostraron un retorno sobre capital superior al 53 % y un retorno sobre capital invertido mayor al 66 %.
Esto demuestra que incluir mujeres en puestos decisorios, además de fortalecer la diversidad e inclusión es un asunto de negocios. Todos salimos ganando.
Los retos del futuro
Predecir el futuro es difícil, pero imaginarlo es sencillo. Y yo imagino un mejor futuro para las mujeres latinoamericanas en el mundo corporativo. Depende mucho de cómo asumamos los retos que hoy enfrentamos, pero ya contamos con herramientas valiosas.
No es improbable que los consejos directivos de las grandes empresas en Latinoamérica tengan pronto una mayor proporción de mujeres y algunas los lideren. O que las hijas de los dueños de grandes fortunas los hereden en la conducción de sus negocios. O que muchos hombres sin prejuicios prefieran competir con ellas que contra ellas.
Las empresarias exitosas de hoy verán en 10 o 15 años a mujeres jóvenes, entre ellas sus hijas, integrándose a sus compañías con nuevas ideas y tecnologías. Los roles de la familia continuarán transformándose y las empresas pondrán en práctica muchas medidas que ayudarán a sus profesionales a conciliar vida y trabajo.
Nuestros grandes retos son seguir trabajando con perseverancia en la búsqueda de la igualdad de género, romper la barrera cultural y educar hijos e hijas para quienes esta no sea cuestionable, tener mayor creatividad en nuestra estrategia y lograr que las empresas contribuyan a conciliar la vida laboral con la vida familiar.
Creo firmemente que el futuro será más equitativo, pero depende en gran medida de que las jóvenes de hoy no se rindan y las que ya logramos un espacio nos solidaricemos con acciones y ejemplos para que la transformación sea más rápida. Para terminar, quiero recordar las palabras de Arturo Pérez-Reverte en Una mujer de treinta siglos:
He dicho y escrito alguna vez que las mujeres son el sujeto más interesante, el que mayores sorpresas aportará a este siglo XXI en el que aún nos encontramos, prácticamente, desayunando…, la mujer es sin duda el personaje más prometedor. El que mayor juego dará en el futuro… Se ha demostrado que las empresas con mujeres en altos puestos directivos tienen mejor desempeño financiero, imagen corporativa y satisfacción del cliente, y mayor innovación.
Sorprendamos al siglo XXI.
*Margarita Zavala: Abogada. Fue diputada local y federal por el PAN y primera dama de México durante la presidencia de Felipe Calderón. Ha tenido un papel preponderante en la promoción de la igualdad de las mujeres en el ámbito internacional.