Entrevista exclusiva con Jane, la viuda de Tarzán
Daniel Samper Pizano
Publicado originalmente en Revista Diners Ed. 168 de marzo de 1984
Revista Diners -¿En qué circunstancias conoció a su difunto esposo?
Jane -Fue hace muchos años, cuando acompañé a mi padre a una expedición arqueológica que buscaba un tesoro hundido en las costas africanas. Tres días después de haber zarpado de Cabo Verde, la tripulación de la nave se amotinó, se apoderó de esta y nos abandonó en un paraje selvático.
RD -¿Dónde quedaba este paraje?
Jane -Calculo que en las proximidades de lo que es hoy Angola, en la costa atlántica de África.
RD -¿Quienes sobrevivieron al motín?
Jane -Mi padre, Arquímedes Porter; el señor Philander: Esmeralda, mi niñera; William C. Clayton, quien resultó ser primo de Tarzán, y yo.
RD -Este dato es bastante curioso; es decir, que hubieran terminado por encontrarse dos primos de origen inglés en plena selva africana.
Jane -Es cierto. Pero, además, no es la única coincidencia. Fíjese que algunos años atrás, En 1888, los padres de Tarzán habían sufrido suerte similar. La tripulación de su barco se amotina, los abandona en una playa desierta y allí sucede la tragedia que marca para siempre en Mangui.
RD -¿Mangui?
Jane -Así Solía Llamar yo a Tarzán. Es un apodo cariñoso que proviene de Tarmangani, palabra que en el lenguaje de la selva significa “Gran mono blanco”.
RD -¿Cómo fue la tragedia de los padres de Mangui?
Jane -Lord Greystoke y señora, que eran sus nombres nobiliarios, construyeron en la playa una cabaña. Alicia, la mujer, estaba embarazada y dio una luz a Tarzán en la rústica vivienda. Pocos meses antes había sido atacada por un gorila, Experiencia que la traumatizó hasta enloquecerla. Falleció cuando Tarzán era aún un bebé. Lord Greystoke no había acabado de reponerse del golpe cuando sufrió varios otros, que le propinaron los gorilas hasta matarlo.
RD -¿Y Tarzán?
Jane -El bebé fue rescatado por una mona, Kala, que lo adoptó, lo amamantó y fue para él su verdadera madre.
RD-¿La conoció usted?
Jane -Tuve la ocasión de conocer Kala cuando ya se encontraba bastante achacosa. Mi suegra era una persona bastante afable. La visitábamos todos los domingos con Tarzán y ella solía gruñir y golpearse el pecho con entusiasmo cuando nos veía descolgarnos en su árbol. Pero ya estaba vieja. Otros monos le llevaban frutas de regalo, pues ella se sentía incapaz de salir por sí sola. Se le había caído un poco el pelo. Sufrió mucho en sus últimos años.
RD -Edgar Rice Burroughs, biógrafo de su marido, no nos cuenta sobre la muerte de Kala. ¿Qué podría usted decirnos?
Jane -Mi suegra falleció una tarde en que se hallaba jugando con uno de sus nietos…
RD-¿Boy?
Jane -No, un mico poco conocido que solía acompañarla en su rama. Parece que la causa final de su muerte fue una enfermedad muy común entre los simios: la mono-nucleosis. El sepelio fue muy comentado. Asistieron miles de animales Tantor la cargó en la trompa y hubo incluso una delegación de dangos, las hienas, que se rieron tristemente durante el desfile fúnebre. Mi marido guardó luto varios meses por Kala. Se amarro en el bíceps derecho un trozo de bejuco negro.
RD –volvamos a tomar el bejuco de la historia. ¿Cuándo se conoció en Tarzán?
Jane -Bueno: Tarzán había presenciado desde la copa de un árbol la operación de desembarco, y poco después se acercó a saludarnos y a protegernos de todo mal.
RD-¿Se enamoraron a primera vista?
Jane -No propiamente. Piense que yo era una muchacha de 19 años proveniente de Baltimore, Estados Unidos, y en esa época nadie conocía a mi marido, más bien me aterró verlo.
RD -¿Cómo se produjo entonces el romance?
Jane -Después de un veraneo en la selva, regresamos a Wisconsin. Robert Canler le había prestado un dinero a mi padre para la expedición y, de no haber hallado el tesoro, yo habría tenido que casarme luego con él. No me gustaba, era un viejo avaro y lleno de grwuka.
RD -¿Grwuka?
Jane -Caspa, en el lenguaje de los grandes monos. Por fortuna, Tarzán halló el tesoro y no tuve que casarme con Canler. Después, Mangui me siguió hasta Wisconsin.
RD –y allí se casaron…
Jane –No. ¡Ahora yo estaba comprometida con Clayton, el primo hermano de Tarzán! Mangui regreso a la selva muy triste. Odiaba la civilización, y yo creo que este primer contacto con ella acentuó su odio. Nunca comía con cubiertos ¿sabe?
RD -Pero finalmente Burroughs los describe viviendo juntos en la selva.
Jane -Si. Le confieso que yo no podía olvidarme del Hombre-mono. Me parecía de lo más hombre. Me parecía de lo más mono. Fue así como urdimos nuestro encuentro, que sería el definitivo.
RD -¿Cómo se produjeron los contactos para ello?
Jane -En realidad. Ya he olvidado esos detalles. ¡Han pasado tantos años!
RD –Se rumora que ustedes inicialmente vivieron “arrejuntados”. Es más: recordamos que en diciembre de 1961, los libros de Tarzán fueron prohibidos en una escuela de estados Unidos porque la bibliotecaria alegaba que ustedes permanecían en concubinato…
Jane – fue un episodio muy enojoso, que se comentó mucho en la selva. Yo prefería guardarme ciertas cosas que pertenecen a mi vida íntima. Pero puedo decirle que cuando se produjo el escándalo del 61, hacía rato que nos habíamos casado. En El retorno de Tarzán, capitulo 26, Edgar describe con detalles como fue la ceremonia de boda. Hay, incluso, una película de 1920 que muestra el casamiento. A pesar de todo esto, varias veces sufrimos la misma acusación infundida. Kala sufrió mucho por esta causa…
RD – ¿Por qué Kala?
Jane -No debería decirlo, pero la verdad es que Kala, el gorila madre de Tarzán, nunca tuvo marido. Tarzán, en ese sentido, fue hijo natural de Kala, pues tampoco legalizó su adopción. Ella siempre fue mirada como madre soltera por algunos personajes de la selva. Numa, el león, que odiaba a mi marido, y omtag, la jirafa. Que no decía nada pero miraba a todos desde arriba.
RD -Se ha dicho mucho que el Hombre-mono era bastante apasionado.
Jane (Suspirando) -La verdad es que existen muchas leyendas sobre Mangui. Conocía a varias cazadoras que se enamoraron perdidamente de él. Pero mzae no tenía mucho tiempo para esas cosas.
RD -¿Mzae?
Jane -Mijo, en el lenguaje de los grandes monos. Tarzán vivía muy ocupado matando leones, montando en elefantes, luchando contra los caimanes, haciendo mercado de raíces para el almuerzo. Naturalmente, por la noche estaba muy fatigado se dormía en cuestión de minutos. De allí que in the películas usted nunca lo verá protagonizando apasionadas escenas de amor. Con decirle que en nuestra noche de boda se vio obligado a luchar desnudo contra sheeta, el leopardo. Fue lo más movido que tuvo nuestra luna de miel. No: Mangui era un excelente esposo, pero no era un tipo eta-koho, caliente…
RD -¿Conversaban mucho ustedes sobre la vida diaria en la selva? Es decir cuando no había ningún león a punto de comerse a alguno de los dos…
Jane -¿Sabe? Tarzán era Hombre-mono de pocas palabras. Tal vez por su educación. Su vocabulario no pasaba de unas 150 palabras. Si usted cuenta el número de parlamentos que decía en cada película, verá que el promedio es aproximadamente de cien. En “Tarzán y la diablesa” habló solamente en 83 oportunidades. La cinta que lo revela en toda su elocuencia es “La furia salvaje de Tarzán”, donde tiene un total de 137 diálogos…
RD –¿Qué idioma hablaba su esposo?
Jane -Básicamente, el de los grandes monos. Su frase favorita era “Bundolo tarmangani”, que significa” el Gran Mono Blanco mata”. Un grito de guerra, ¿me entiende? Pero también aprendió conmigo algunas palabras en inglés, y conocía frasecitas sueltas en francés, que le enseñó Paul D’Arnot, un teniente coronel que, después de Chita, era su mejor amigo.
RD -¿Recuerda alguna frase que él pronunciara en inglés?
Jane -Bueno, creo que se hizo una famosa aquella en que me dijo: “Me. Tarzán; you, Jane”. Fue la más larga que le oí pronunciar jamás.
RD -¿Hablaba alguito de español?
Jane -Ni cinco. Es que, curiosamente, el lenguaje de los grandes monos, como podrá usted verlo si lee a Edgar, es bastante opuesto al español. Comer, por ejemplo, se dice popo.
RD -De acuerdo, bastante opuesto. ¿Cómo era la relación de Tarzán con Boy?
Jane -Para empezar, “Boy” no se llamaba “boy” Con las dificultades que tenía mzae para los idiomas, nunca pudo entender que “boy” significa muchacho o niño, pero el verdadero nombre de nuestro hijo era Jack. La cosa se complicó más cuando Akut, un mono que se solía irse a bañarse en el río con Mangui y charlar a golpes con él, le puso a Jack un apodo después de que el chico le hizo un nudo ciego a histah, la serpiente. Akut lo bautizó Korak, que quiere decir matador o asesino. A Tarzán le fascinaba este apodo. Le parecía muy cariñoso y dulce.
RD -¿Cómo era la relación de Mangui con Chita?
Jane -Muy buena. Chita fue la niñera de Jack y luego le dio por acompañar a Tarzán en sus correrías. Una especie de secretaria. En esas estaba cuando la descubrió Hollywood en 1919. Pero le voy a revelar un secreto que muy pocos saben. Chita resultó al principio un poco tímida y, después de las primeras películas, se negó a salir en pantalla.
Tarzán le dedicó largas pláticas para convencerla y le habló como 60 palabras, pero fue inútil. En 1920, cuando se filmó “EI hijo de Tarzán”, el director de la película, Harry Revier, tuvo que disfrazar a un enano de mico, porque a Chita no se le dio la gana firmar el contrato. Después de eso, Chita fue reemplazada por otro chimpancé muy parecido que llevaba su mismo nombre, sólo que era primo hermano de Tarzán. Mangui nunca quiso decirlo, para que no lo acusaran de nepotismo. Pero en la selva Todos lo sabían.
RD -¿Y nadie se atrevió a criticarlo?
Jane -¡Bah! Tal vez algún mau-mau envidioso. Usted sabe cómo son los mau-maus… Recuerde que en 1959 hicieron huelga 300 mau-maus que habían sido contratados como extras para la película “La más grande aventura de Tarzán”, Esa gente es resentida social.
RD -Perdónenos si le formulamos una pregunta algo indiscreta, Pero, ¿enfrentaron alguna vez censuras por andar en taparrabos bastante ligeros?
Jane -En la selva, muchas. Todos los animales querían que nos quitáramos los taparrabos y anduviéramos como los demás habitantes del lugar, es decir, “bundolo al aire” Pero no se olvide que yo soy de Baltimore y allí en esa época no se acostumbraba andar” bundolo al aire” Después vinieron los hippies… Por otra parte, en sitios civilizados donde se dieron luego sangrientas guerras civiles hubo gente que se frunció por el paulatino destape nuestro. Si usted observa las primeras películas de Tarzán, verá que Elmo Lincoln usa calzonarias de cuero de leopardo para sostenerse el chingue de cuero de león. Todavía en los años 20 Gene pollar, James H. Pierce y Frank Merrill llevan taparrabo-tapahombro. Es Johnny Weismuller, el mejor Tarzán que ha habido nunca, quien se quita el incómodo y maloliente chaleco de felino e inicia la era del Tarzán en calzoncillos de talabartería.
RD -¿y en cuanto a usted?
Jane –Mi caso es distinto. Durante varias décadas yo anduve más desnuda de lo que solían hacerlo las señoras en las playas de Europa y Estados Unidos, cosa que suscitó algunos pequeños escándalos. Pero a partir de los años 60 el avance del bikini occidental me convirtió en una especie de monja. Y cuando quise imitar a las chicas civilizadas, se me iban incivilizando los gorilas. Preferí no alterar el orden de la selva y conservar mi viejo traje de baño de pantera, aunque tallaba mucho en la entrepierna.
RD – ¿Tarzán no se reía mucho con estos pequeños problemas de la moda en la manigua?
Jane -Mangui no se reía mucho con nada. Es más: Mangui no se reía nada con nada. Era el tipo con menos sentido del humor del mundo. Estuve varias veces por pensar que era de origen alemán o que le debían alguna jubilación en el ISS. Recuerde que en 1941 Edgar hizo suprimir de la película “Tarzán y el tesoro secreto” una escena en la cual mzae se atacaba de risa al ver alguna tontería que hacían los cazadores de tesoros. Burroughs dijo que el Hombre-mono era un tipo reservado y silencioso, poco dado a las carcajadas. Cosa que era perfectamente cierta.
RD -Otra vez a riesgo de invadir la intimidad suya y de su difunto esposo, queremos preguntarle por qué siempre estaba perfectamente afeitado.
Jane -Mucha gente ha llegado a creer que había barbería en la selva, Pero, naturalmente, la respuesta es no. Le confesaré que Tarzán era bastante lampiño. No solo carecía de barba sino que a Elmo Lincoln, El primer Tarzán, lo obligaron a afeitarse periódicamente el pecho y las piernas. Desde entonces -1918- siguió la costumbre.
RD -Ahora que Tarzán ha muerto, ¿qué es lo que usted más extraña del ilustre desaparecido?
Jane –(Tras una pausa). Sin duda, el grito que lanzaba en los momentos más emocionantes.
RD – El famoso “aaaaahhhhaaaaahhh” ¿desde la copa de los árboles?
Jane –Ah, bueno: ese también.
RD – Muchas gracias, doña Jane. ¿Un último mensaje para los colombianos?
Jane -B’wang tand-dala penda ho-wa-usha, bundolo tarmangani…