“Como mujer nos toca trabajar el doble de fuerte que los hombres”, Silvana Estrada
Maria Camila Botero
Silvana Estrada puede sonar, para muchos colombianos, un nombre un poco lejano, pero algunas de las temáticas a las que le canta son mucho más cercanas de lo que nos gustaría. La violencia de género es una de ellas y en su canción Si me matan la deja en evidencia: en México son asesinadas más de diez mujeres al día, en Colombia dos (cabe aclarar que el país norteamericano tiene más del doble de habitantes) y según un artículo publicado por VICE, la principal causa de muerte prematura para las mujeres de todo el mundo son los hombres.
“Mi búsqueda con Si me matan fue brindar un poco de luz y fuerza para seguir luchando. Con este tema me di cuenta cómo las mujeres de todo el mundo —sin importar la edad— vivimos con miedo. En ese sentido hay mucho enojo y con mi música quiero canalizar ese malestar hacia la sororidad. Espero que abra un poco el diálogo”, enfatiza la cantante mexicana.
Un consejo de su mamá retumba siempre en su cabeza. “Como mujeres nos toca trabajar el doble de fuerte que los hombres”. Según ella, basta ver las diferencias al salir por la noche para entender el porqué. “Lamentablemente no vivimos en sociedades igualitarias, es bastante obvio. Incluso para ir a la calle de noche tenemos que ser cinco veces más valientes y listas. No es una decisión trabajar más, el mismo sistema está hecho para que si una mujer consigue sus sueños sea mucho más difícil que para un hombre”.
A pesar de esa desigualdad, Silvana no quiere que su música se quede en el problema, sino que sea un lugar para resguardarse. “Las canciones que me gustan son las que sanan. Creo que nuestro trabajo como mujeres y sociedades es buscar que para las niñas que van creciendo no sea cinco veces más difícil lograr sus sueños. Que no tengan que dar explicaciones del porqué quieren ponerse una falda ni que deban luchar por ir a la escuela, tomar clases de fútbol o ser ingenieras de audio”.
Pero además de eso, esta joven artista de 24 años le canta al amor, al desamor y a la esperanza. Sus letras y la manera en que interpreta son una muestra de que la música no conoce fronteras ni idiomas. Es así como presenta su más reciente sencillo Marchita, que lleva el mismo nombre del segundo álbum que estrenará a finales del 2021. “Será la presentación oficial de algunas canciones de antes que en realidad nunca había sacado. Es una producción minimalista que pone muy por delante la voz y la letra”.
¿Quién es Silvana Estrada?
La cantautora nacida en Veracruz, México, es la primera latinoamericana en firmar con la disquera Glassnote Records, la misma de Phoenix, Mumford & Sons y Childish Gambino, entre otros reconocidos artistas. Y aunque no entienden sus canciones, se pueden sentir, conmueven. “Creo que la honestidad de mi música permite conectar. A lo mejor es que todos los folclores del mundo vienen de una misma raíz”, asegura.
A su corta edad ha cantado junto a artistas de talla internacional. Uno de los shows más memorables que ha ofrecido fue con Natalia Lafourcade y Mon Laferte en el 2018 al interpretar La Llorona. Quienes estuvieron presentes comentan en el video publicado en YouTube que cuando la escucharon a ella la piel se les “enchinó” y lloraban de emoción. Uno de ellos menciona: “qué maravilla de mujer que viste de cantos y que con sus encantos nos lleva al llanto”.
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“Probablemente ese sea uno de los momentos más mágicos de mi vida”, dice Silvana al referirse a aquella magistral presentación. “No estaba planeado. Un poquito antes del concierto Nati me dijo, ‘¿no quieres venir a cantar conmigo y con Mon?’ y dije ‘pues claro’. Creo que conecté y conmoví mucho porque yo misma estaba conmovida de cantar una de mis canciones favoritas junto a dos artistas que admiro. Ese día sentí fuego que me corría por dentro”.
También estremeció con su música en el Palacio Real en España y hace unos años estuvo de gira por Colombia, donde cantó junto a Vicente García. “El recibimiento fue avasallador. Me sentí como si estuviera cantando en la placita de mi pueblo”.
Por la potencia de su voz y lo que transmite, algunos la comparan con Chavela Vargas, a lo que responde sin dudar. “Me encanta que lo hagan, la admiro desde niña porque era una mujer superlibre, empoderada y antisistémica, pero yo jamás me compararía con ella. No podría con ese peso. Ella fue un astro que cruzó por este planeta por azares del destino, pero no nos la merecemos. Me siento bastante lejos de ser esa persona maravillosa”.
El destino lo tenía preparado
Tuvo una infancia muy feliz, según recuerda. Creció en el campo rodeada de instrumentos, pues sus padres son lauderos. El primero que le construyeron fue un violín pequeño y luego una viola. Cuando aprendió a tocar el piano dejó los otros dos de lado. A sus 13 años se sintió presionada por la música y paró porque quería romper el esquema. “Sufrí como sufren los adolescentes, estaba buscando ser persona, no quería sentir que me construían”.
Pero fue inevitable que retomara los caminos que tanto la llamaban. Fue su hermano el que pudo romper los moldes al escoger la programación. Ella empezó su búsqueda por el jazz, la poesía y el folclor, hasta que llegó al punto en el que se encuentra: interpretando música que no tiene caducidad.
Se considera adicta al trabajo y aprovecha para dar un consejo: “hay que tener una buena relación con el ocio y el descanso porque esos momentos son supersaludables”. Sin embargo, cuando quiere perderse de todo se va a la playa o al campo.
Está en uno de los mejores momentos de su carrera, con un nuevo álbum en la puerta del horno y lo que más valora de todo esto es la confianza que ha recibido. “No estamos acostumbrados a creer y por alguna razón —tal vez por la pasión con la que lo hago— en mi proyecto confían desde el principio. Y creo que en épocas tan raras como las que estamos viviendo valdría la pena regresar a la confianza, tanto en uno mismo como en el otro”.
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