“Parásito habla sobre la brecha entre ricos y pobres y de la polarización”: Bong Joon-ho
Mario Amaya, en Hollywood, California
Spielberg, Scorsese, Almodóvar, Cuarón. Solo un director de cine, verdaderamente singular, se gana el derecho a ser nombrado por su apellido, y el coreano Bong Joon-ho ya está en esa lista. Con su éxito universalmente aclamado, logró hacer historia.
Bong Joon-ho tuvo un 2019 brillante: en la edición del Festival de Cine de Cannes se convirtió en el primer director coreano en ganar la Palma de Oro por decisión unánime del jurado. La prensa coreana estaba entusiasmada a su regreso y fue recibido como una estrella de rock. “Normalmente, a la gente no le importan los festivales de cine. Pero, supongo que las personas se centran en lo que significa llegar al primer lugar –comenta–. Es un sentimiento similar a cuando alguien se gana una medalla de oro olímpica”. Luego, al ganarse el Globo de Oro a mejor película extranjera, cimentó las bases para las seis nominaciones al Óscar que obtuvo días después.
Estos son los Kim, protagonistas de Parásito, una familia humilde que intenta sobrevivir. Foto: Cortesía Cine Colombia
“Es un poco extraño, pero no es gran cosa –dice encogiéndose de hombros–. Los Óscar no son un festival internacional de cine, son muy locales”, dijo antes de ganarse los cuatro galardones más importantes que cualquier cineasta anhela.
Y es que en la pasada ceremonia de los Óscar obtuvo cuatro premios, incluyendo el de mejor director, película, guion y cinta extranjera. En todos sus discursos sorprendió con su humildad y buen humor. “Voy a beber hasta mañana en la mañana”, dijo.
Pero ¿quién es este hombre, del que hasta hace poco no mucha gente sabía de su existencia? Bong Joon-ho nació en Daegu, Corea del Sur, en 1969; creció en una familia artística, sumergido en las películas de Edward Yang, Hou Hsiao-hsien y Shohei Imamura. Después de estudiar Sociología en la Universidad de Yonsei, asistió durante dos años a un curso en la Academia Coreana de Artes Cinematográficas.
Debutó como director con el largometraje Barking Dogs Never Bite en el año 2000, una comedia oscura sobre un profesor universitario que secuestra a la mascota de un vecino, éxito rotundo en su país. Se hizo un nombre propio con Memories of Murder en 2003, acerca de un escurridizo asesino en serie de la vida real que aterrorizó a una ciudad rural en la década de 1980.
Bong logró su gran avance internacional con El Huésped (2006), historia sobre un monstruo que causa estragos en una familia disfuncional, película que se convirtió en la más taquillera en la historia de Corea del Sur. Actuó como maestro en la comedia Crush and Blush (2008), para luego ser uno de los directores en el tríptico Shaking Tokyo, la conmovedora historia de una reclusa que se enamora de una repartidora de pizzas.
Okja cuenta la historia de una lucha de poder entre defensores de animales y una corporación.Foto cortesía Netflix.
Su siguiente trabajo fue Mother (2009), un apasionante drama forense basado en la lucha de una madre para demostrar la inocencia de su hijo, sospechoso de asesinato. Y en 2013 se lanzó al cine en inglés por primera vez con la fantasía posapocalíptica Snowpiercer.
Esta cinta amplió su alcance al permitirle pensar globalmente. Luego vino Okja, que tuvo un costo de 57 millones de dólares, la película de mayor presupuesto de Bong hasta la fecha, que hizo con Netflix porque le dio un control creativo completo.
Ahora, Bong ha demostrado con Parásito que el cine internacional no tiene por qué temerle a la barrera del idioma. “El buen cine es en sí un lenguaje propio. La audiencia no tiene por qué distraerse con los subtítulos”, asegura este director surcoreano, con una timidez que contrasta con el hecho de haberse convertido en uno de los directores más famosos del mundo.
¿Cómo fue la génesis de Parásito?
Al igual que el chico de la película, trabajé como tutor cuando estudiaba en la universidad. Estaba con una familia muy rica en una casa gigante y allí le enseñaba a un chico de secundaria. Un día, el niño me llevó al segundo piso, donde el baño principal era un sauna extravagante, muy grande. Recuerdo haber tenido la sensación, muy rara, de que estaba espiando la vida privada de unos completos extraños, sentía que me estaba infiltrando en esa vivienda. Y esa fue la principal inspiración para Parásito. Entonces imaginé qué sucedería si fuera con todos mis amigos y me infiltrara en cada una de sus casas (risas).
Los hermanos Kim viven en un semisótano y se roban la señal WiFi del vecino. Foto: Cortesía Cine Colombia
Es fascinante ese examen de la estructura de clases económicas en Corea y cómo una familia se deja seducir por la riqueza de la familia de la casa.
¿Qué clase de análisis quería hacer?
Para ser honesto, cuando la familia Kim entra a la casa no lo hace con la intención de hacerse rica, es solo que no hay trabajo y todo lo que quiere es trabajar. Y si nos fijamos en los Kim, son personas inteligentes, completamente normales y capaces, no son perezosos. Pero la triste realidad es que no tienen trabajo y creo que eso pasa actualmente no solo en Corea sino en muchos países.
En la parte final de la película, el hijo le quiere comprar esa casa a su padre. Resulta bastante triste porque él sabe que es imposible. Incluso, calculé que si el joven ganara un salario promedio, necesitaría tal vez 547 años para comprarla. Me sentí muy triste cuando escribí esa línea. Creo que esto realmente habla sobre la brecha entre ricos y pobres y de la polarización, tan frecuente en la sociedad por estos días.
¿Por qué la familia Kim optó por el engaño en lugar de irse por el lado correcto?
Porque los Kim no tenían un plan perfecto para infiltrarse en esta familia rica. Ki-woo, su amigo, le presenta un trabajo, y él entra a la casa y descubre que es una oportunidad que tiene que tomar.
Además, el ama de casa es muy ingenua. Y no es que sean delincuentes o gánsteres.
Creo que cuando las personas normales son conducidas al borde del abismo, es muy fácil que sean tentadas por esas oportunidades. Aquí no hay villanos, ni siquiera la familia rica, que es buena y agradable. A pesar de esto, la historia termina con una tragedia horrible. Y creo que eso es algo con lo que esta película cuenta, preguntarse cómo unas personas que no son malas pueden terminar en un incidente tan trágico.
¿Cuál fue su sentimiento tras el debut de la película en Cannes?
Chris Evans y Ko Ah-sung son los protagonistas de Snowpiercer, la primera película de habla inglesa del director coreano. Fotograma Snowpiercer.
Inicialmente, estaba bastante nervioso por proyectarla en Cannes. Era mi primera película en coreano un tiempo después de Snowpiercer y Okja. Y realmente fue una gran experiencia poder llenarla con detalles y matices muy coreanos. Entonces, tenía curiosidad y estaba un poco preocupado de cómo respondería una audiencia occidental. Pero justo después de la proyección en Cannes la presentamos en el Festival de Cine de Sídney, y también en Telluride y Toronto, en muchos países diferentes, con públicos diversos, y la reacción fue casi la misma. La gente parecía reír y llorar al tiempo, así que me sentí bastante aliviado al ver esto. Y pensé ¿por qué las respuestas son tan similares? Creo que porque la historia sobre los ricos y pobres es muy universal, actualmente vivimos en esta nación gigante llamada capitalismo. El capitalismo, simplemente, rodea nuestra vida diaria.
¿Cuántos años tenía cuando pensó que podía ser cineasta y qué películas lo influyeron más?
Detrás de cámara de Okja, la única cinta de Bong Joon-ho producida por Netflix. Foto cortesía Netflix.
En realidad, no estoy seguro, pero tal vez tenía 11 años, estaba en la escuela secundaria en Corea. Y en ese momento ya había decidido ser director. No sé el porqué, pero desde pequeño era un gran fanático de las películas, veía muchas. En esa época no había una cinemateca en Corea del Sur y, por supuesto, tampoco había internet o DVD, pero veía todas las que transmitían por televisión y canales de cable.
Con solo siete años era un gran admirador de Alfred Hitchcock, estaba abrumado por su suspenso. Y, también, sentí el cine como una experiencia muy traumática cuando vi en televisión a los ocho años The Wages of Fear, de Henri-Georges Clouzot. Recuerdo que estaba tan nervioso y abrumado que ni siquiera podía ir al baño. Y, lentamente, a medida que me fascinaban cada vez más esas películas, mi interés giró hacia lo que sucede detrás de la cámara: ¿quién las crea?, ¿quién en el mundo hace esto? Y comencé a descubrir más nombres de directores y empecé a memorizarlos y, así, naturalmente, quise convertirme en cineasta.
Song Kang-ho ha protagonizado varios filmes de Bong Joon-ho. Foto: Cortesía Cine Colombia
Directores que más admiraba en su juventud…
¡Hay tantos!, pero soy un gran admirador de Kiyoshi Kurosawa, el maestro del terror japonés, y también de Kim Ki-young, fallecido hace muchos años. Fue un maestro coreano en los años sesenta y setenta. De hecho, Parásito se inspira enormemente en su película clásica La criada.
¿Y directores y películas recientes que le hayan impresionado?
Hyun-jun Jung debutó en el cine con Parásito; antes solo había actuado en algunas series coreanas. Foto: Cortesía Cine Colombia
Vi Hereditary y Midsommar, dos largometrajes memorables de terror de Ari Aster, un cineasta muy singular. Y del director europeo –creo que es danés– Ali Abbasi, vi Border, una cinta única, independiente, muy poderosa, que recomiendo enormemente. Es extraña pero genial. Te advierto que es muy grotesca, debes estar consciente de eso (risas).
¿Qué piensa si en el futuro los estudios de Hollywood intentan hacer una versión nueva sobre Parásito?
Mi película anterior, Snowpiercer, se convirtió en una serie de televisión que está por transmitirse en la cadena TNT y trabajo como su productor ejecutivo, aunque no estuve muy involucrado en el proyecto. Y debido a que Parásito es una historia tan universal, creo que puede convertirse en una serie en cualquier país del mundo. Sería genial y divertido dirigir el piloto, pero tengo tantos proyectos que realmente no creo que mi agenda tenga espacio para algo así. Sin embargo, en general, estoy abierto a esas ideas, no me molestan para nada.