La poesía de Cees Nooteboom
Ángela Cruz
La antología “Luz por todas partes”, que contó con la colaboración del propio autor y la traducción de Fernando García de la Banda, da cuenta de la obra de uno de los más importantes autores europeos del momento, quien además es novelista, ensayista y traductor. Desde su acercamiento desde diferentes perspectivas al problema del sentido y la traducción, su trayectoria en diferentes géneros literarios y la amplía relación de su obra con el motivo del viaje, el trabajo de Nooteboom se caracteriza por su cosmopolitismo, apertura y constante indagación sobre los diferentes matices de la condición humana.
Cees Nooteboom nació en La Haya en 1933, y desde su infancia, debido a diferentes traslados de sus padres, se vio en contacto con múltiples culturas, lo que causó en él la necesidad de transmitir la que consideraba una experiencia más completa del mundo a través del motivo del viaje. Por otra parte, la posibilidad de aprender distintas lenguas y estar en contacto con diversas tradiciones literarias, hace de su obra una interesante y compleja red de juegos de lenguaje en el que cada una de las palabras corresponde a una visión del mundo precisa y se erige como una propuesta estética dirigida a la generación de una “disonancia” entre el lugar común de la narrativa y las expectativas del lector.
Sin embargo, concentrándonos en su obra poética, Nooteboom parece interrogarse precisamente sobre esa posibilidad de la palabra para nombrar y significar realmente. Su poesía intenta explorar el “detrás” del ejercicio creativo, gracias en parte a la alusión a grandes poetas de diferentes lugares del mundo que conforman para él esa imagen de “orfebre” del lenguaje con la cual relaciona el ejercicio poético y, por otra parte, a la reflexión constante sobre la forma en que el poeta ve el mundo y considera de un modo particular las palabras para nombrarlo.
En este sentido, la obra poética de Nooteboom plantea una separación radical de la idea de la identificación entre el lector y la voz lírica y apunta más hacia ilustrar su propio proceso de existir a través de la creación literaria. En cierta medida, apela a la idea de que la escritura poética no es un hacer sino una forma de ser, de situarse y de vivir en el mundo.
El trabajo de traducir a Nooteboom por parte de Fernando García de la Banda fue, por las razones expuestas, un trabajo exigente, que tuvo la fortuna de contar con las revisiones y consejos del autor y da como resultado esta maravillosa edición que pronto será replicada en México y Argentina. Poder ver al autor hablando de este trabajo es una cita que los lectores de poesía no pueden perder.