Cartagena, Miami y La Habana en la nueva novela de Patricia Engel
Juan Gustavo Cobo Borda
LAS VENAS DEL OCÉANO
ESCRITOR – PATRICIA ENGEL
EDITORIAL – ALFAGUARA
CIUDAD – BOGOTÁ
AÑO – 2018
PÁGINAS – 427
Tres ciudades, Cartagena, Miami y La Habana, configuran el mapa de esta poderosa novela, abrazadas las tres por el mar Caribe, sus arrullos musicales y sus devastadores huracanes. En el centro de este espacio, un personaje inolvidable, Reina Castillo, que durante siete años cada fin de semana visita a su hermano condenado a muerte, en una prisión en el sur de la Florida. Arrojó al mar, desde un puente, a su hijo de tres años en un ciego arrebato de celos.
Mucho del desenvolvimiento de la trama, hasta el final, se basa en el arrepentimiento y exorcismo compasivo de esta tragedia por la cual Carlito se suicidaría en prisión. Pero hay un aliento muy fuerte que transforma estas vidas un tanto mediocres. Reina conoce a un cubano, Nesto, por Ernesto Che Guevara, que huyó de la cárcel de los hermanos Castro y que ahora, fiel a la religión yoruba, logra que Reina recobre la salud síquica en las profundidades azules del mar.
En la respiración controlada y en la inmersión en el oscuro abismo de sus fantasmas. Ayuda mucho a esa liberación la convivencia diaria con una naturaleza feroz que le mostrará una trascendencia en verdad cósmica, regulada por la luna. O por Yemayá.
Cuando Reina y Nesto Cadena viajan a Cartagena y a La Habana, cada uno por su lado, para rearmar los pedazos rotos de sus vidas, y luego reunirse en Cuba donde Reina conocerá a su esposa y sus hijos en otro intento fracasado de sacarlos de la isla, parecen cerrar así su desarraigo.
El viaje, en carro prestado, por toda La Habana para reunir alimentos por una comida medio decente es un logro total, donde la comedia altera la tragedia y el mercado negro de cualquier producto nos vuelve a llevar al reino de la más jovial picaresca.
Pero los dioses, en sus designios inescrutables, disponen que Reina quede embarazada de Nesto y este gran despliegue de perspicacia, diálogos controlados, señales, y sabiduría humana que brota del cuerpo refrendan el poder de esta voz femenina que rompe fronteras, viaja en duras migraciones y absuelve y consuela el asustado miedo de quienes huyen.