Tres colombianos entre los 25 de la Feria de Guadalajara

La Feria del Libro de Guadalajara eligió a 25 escritores de América Latina con perfiles prometedores en el ámbito literario cercano. Revistadiners.com conversó con los tres tesoros colombianos de la FIL.
 
POR: 
Juliana Rojas H.

Juan Álvarez, Andrés Burgos y Luis Miguel Rivas hacen parte de esa selección de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que en sus 25 años eligió a los 25 secretos mejor guardados del continente. Eso se traduce en escritores aún no traducidos, cuyas letras prometen posicionarse en el ámbito literario de los próximos años. Los dos primeros autores los registramos en video y Luis Miguel, que vive en Buenos Aires, nos envió sus respuestas vía correo electrónico. Aquí está lo que nos contó.

¿Qué significa eso de que ser colombiano no es una nacionalidad  sino una enfermedad mental?

Salga en este momento a una calle de Bogotá o Medellín, agarre a la primera persona que vea y métala en un aparato para mirar el alma. Verá que la base de ese espíritu está hecha de miedo (a un robo, a un carro que lo atropelle, a que se le acabe el trabajito, a una bala perdida o dirigida, a llegar tarde, a que lo regañen, a que hablen mal de él). Y sobre esa base se asientan los otros componentes: 25% de rabia (contra los uribistas, contra los antiurbistas, contra los políticos o los paramilitares o los guerrilleros o contra los patrones o contra los sindicalistas o contra el vecino o contra el chofer del bus), 25% de sumisión (protestar es de mal gusto, de pobres, de gente mala o de terroristas), 25% de arribismo (somos pobres, nos da vergüenza serlo y aparentamos que tenemos la plata que no tenemos) y otro 25% está hecho de estrechez de miras (“la culpa de todo es de la guerrilla”, “el aborto es pecado”, “encanemos al que se fuma un bareto y solucionamos el problema de las drogas”). Salga ya a la calle y verá. Yo le presto el medidor-almático que tengo. Yo he hecho el ensayo. Por eso lo digo.

¿Por qué la rabia con Medellín? (¿Interpreté bien ese sentimiento del texto publicado en Universo Centro?)

Yo no tengo rabia con Medellín. Son las ganas de querer a alguien que no se deja.

A pesar de querer irse a Buenos Aires para no estar acá, es evidente que no se ha deslindado del país ni de su realidad a través  de las publicaciones en medios masivos y en su literatura, ¿por qué?
Uno es de donde es así se vaya para donde se vaya. No permito que en otro país alguien me hable mal de Colombia. Mucho de lo peor y de lo bueno que a veces veo en mí se debe a qué nací y me crié en Colombia. Es más, a menudo me sorprendo descubriendo que encarno la mayoría de cosas que detesto. Vivo en Argentina hace dos años y todos los días cuando abro el internet para ver prensa no busco Clarín sino El Espectador.

Andrés Burgos, el otro escritor colombiano invitado a la FIL, dice  que su refugio de la violencia de los 80 en Medellín fueron los  libros. Quizás pudo sucederle lo mismo?

Yo no fui mafioso por falta de oportunidades. Una gran cantidad de mis amigos se metieron en las bandas de Pablo Escobar o trabajaron con Gustavo Upegui, ese “líder cívico y deportivo” de Envigado, a quien velaron en la propia alcaldía del municipio hace pocos años. A mí nunca me ofrecieron trabajar con ellos, porque nunca fui un muchacho notable o “duro”; y tal vez porque mi vida era tan despelotada que no me recibían ni en el crimen organizado. Sí, yo leía, tal vez no tanto como Andrés, pero mucho más que la gente de mi barrio. A mí la vida me pareció una cosa muy maluca y sin mucho sentido durante mucho tiempo. Y las historias de los libros por muy sórdidas y crueles que fueran eran mucho más “elevadas”, “dignas”, y llenas de sentido que lo que pasaba a mi alrededor.

El libro publicado en 2007 es el texto de relatos más reciente y sé que está haciendo un libro de poemas, ¿hay proyecto de otro libro  de relatos o una novela?

Tengo un libro de cuentos sin publicar (algunos de eso relatos han salido en revistas nacionales) que por ahora se llama T.Q.M. y con la gente de la Corporación Otraparte de Envigado está en proceso de publicación un libro de poemas que se llama “Hoy no quiero metáforas”. Sí tengo borradores de cosas empezadas (una novela sobre la rabia y hecha con rabia) y que voy haciendo pero no voy a hacer una lista de asuntos inconclusos en este espacio.

Sus textos son todos tan cotidianos, ¿ en general, literariamente  podría decirse que le mueve la sencillez de la vida diaria?

La vida es la sencillez de lo que pasa a diario, sobre todo cuando no pasa nada. Y no es que esté leyendo mucho a Antony de Mello (aunque me gusta ¿y qué?) sino que es así. Lo sé no por los libros sino por lo que me ha tocado. La literatura no es más que una cosa escrita que se parece lo máximo posible a la vida, o sea que palpita y no tiene moral ni política ni moda y no se puede explicar sino mostrar. El trabajo de escribir es ese, tratar de captar las cosas tal como son. “Que nadie se engañe, sólo logro la simplicidad con mucho esfuerzo” decía Clarice Lispector. Y hay otra frase de Raymond Carver que tiene que ver con mi trabajo: ”Un escritor no tiene que ser el chico más inteligente de la cuadra”.

         

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noviembre
25 / 2011