1Q84, el año de Haruki Murakami
Marta Orrantia
Haruki Murakami
1Q84
Tusquets
Todavía resulta difícil seguir a Haruki Murakami. Sus libros se venden graneados, en desorden, a veces en las mesas de novedades y a ratos escondidos en anaqueles. Hay libreros sabios que lo recomiendan, pero aun así no lo hacen siempre, sino cuando ven que quien lo lee puede disfrutarlo como ellos lo hicieron.
Murakami no es un autor fácil. El ritmo de sus libros es atosigante, su juego con la cotidianidad y la fantasía resulta complejo y normalmente sus libros son gruesos volúmenes de descripciones puntillosas y personajes elaborados como si fueran filigrana.
1Q84 no es la excepción.
En un claro tributo a George Orwell, Murakami reconstruye un mundo sombrío, donde viven dos personajes en una realidad que cambia sin que ellos se percaten, como habitantes externos de un vórtice que se los traga a todos, menos a ellos.
Él se llama Tengo y es profesor de matemáticas y aspirante a novelista. Ella se llama Aomame y es instructora de artes marciales en un gimnasio y asesina de abusadores. El año es 1984, el mismo en el que Orwell situó al Gran Hermano, pero en su lugar, Murakami ha instalado la Little People, unos seres cuya existencia resulta, como en los libros de Orwell, un enigma aterrador.
Ricardo Piglia
Blanco nocturno
Anagrama
El argentino Ricardo Piglia, que se hizo famoso con la novela Plata quemada, ganó el premio Rómulo Gallegos y su consagración con este su último libro. Blanco nocturno es una novela negra en la que, más que el asesinato, lo importantes son los personajes. Hay –cómo no– un muerto, unas gemelas malvadas, un policía astuto, un funcionario corrupto, un gamonal despiadado, un hijo renegado y un periodista curioso. Una receta que parece sacada de una fórmula matemática para hacer novelas. Pero el éxito de Piglia es que logra darle la vuelta que necesita y hacer que ninguno de ellos sea lo que parece ser, sin finales felices ni verdaderos culpables.
David Foenkinos
La delicadeza
Seix Barral
Ganadora de diez premios literarios y finalista de otros tantos, esta pequeña novela del autor/guionista/director de cine, el jovencísimo francés David Foenkinos, es una extraña oda a la sorpresa. Lo que parece un acontecimiento doloroso, la muerte repentina de François, se convierte para Nathalie, su viuda, en una puerta para entregarse a un mundo nuevo y, por qué no, mejor. Con humor, muchas escenas duras y bastantes sorpresas, Foenkinos logra hacer en pocas páginas un libro de esos que se atesoran de por vida.