Víctor Gaviria revela las cinco películas que marcaron su vida

Celebramos los 66 años de este director y escritor colombiano, reconocido en el mundo por La vendedora de rosas, Rodrigo D: No futuro y La mujer del animal, entre otras joyas del cine nacional.
 
Víctor Gaviria revela las cinco películas que marcaron su vida
Foto: Franco Origlia
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Víctor Gaviria

Víctor Gaviria es un hombre afable y tajante a la vez. Desde niño supo aprovechar los sentimientos que le generaba la cotidianidad, incluso estudió psicología en la Universidad de Antioquia para entender al ser humano. A sus 25 años ya era un reconocido poeta ganador del Premio Nacional de su universidad, donde presentó La luna y la ducha fría (1979). Ese mismo año, el joven antioqueño exploró las narrativas audiovisuales en el concurso de cine super 8 del Subterráneo y fue así como empezó en el vertiginoso mundo del cine.

En Diners, celebramos la vida de Gaviria, quien a través de sus películas como: Rodrigo D: No futuro (1990), La vendedora de rosas (1998), Sumas y Restas (2004), y La mujer del animal (2017) ha recogido la voz y el lenguaje de los excluidos, de aquellos que no tienen otra forma de vivir sino a través del odio, rencor y violencia.

Estos personajes muestran el escenario de inhumanidad en el que viven. Es así como Víctor Gaviria captura las realidades más absurdas del siglo XXI y que siguen padeciendo miles de colombianos.

Las películas que marcaron a Víctor Gaviria

Víctor Gaviria compartió con Diners aquellas películas que marcaron su forma de ver el mundo y la narrativa que utiliza en sus historias. Este es nuestro homenaje al director que llevó a Colombia a los premios Cannes, el Festival de Cine Latino de Miami, el Festival de Cine de Toulouse, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias, entre otros reconocidos escenarios del mundo.

Los Olvidados
Luis Buñuel

La vi luego de hacer Rodrigo D. No futuro y desde entonces no me canso de encontrarle cosas. Buñuel explora el abandono, la crueldad y los combina con magia, surrealismo, compasión y violencia.

Esa forma de hilvanar la realidad lo hace inspirador. Mucha de la realidad latinoamericana aparece ahí.

Me conmovió el final, de una gran tristeza poética, que golpea directo al espectador, ahí entendí que esa era una forma válida de terminar las historias.

Canción del pequeño camino
Satyajit Ray

Decía Akira Kurosawa que quien no haya visto el cine de Satyajit Ray era como si se estuviera perdiendo el sol.

Parece que el director se cruzó con Jean Renoir y eso lo influenció para hacer esta película, que es la primera de una trilogía llamada Apu.

Cuenta la infancia de un niño que nace en una provincia de la India, habla de la humildad, la pobreza, el abandono, es triste, hermosa.

La tomo como ejemplo para la nueva película que haré en el barrio Santo Domingo Savio, de Medellín, por su planificación, por el manejo de cámara, el significado de cada secuencia. La amo.

La cinta blanca
Michael Haneke

Es en blanco y negro, enmarcada antes de la Primera Guerra Mundial en Alemania. Cuenta la historia de un pueblo en el que comienzan a ocurrir hechos raros, como que un médico sufre un accidente cuando iba en su caballo y se cae al tropezar con un cable metálico, luego asesinan a una mujer y otra serie de calamidades que no se sabe por qué ocurren.

Es un misterio, transmite un malestar social que parece preludio de una catástrofe, que se supone que es la guerra. La película tiene unos lugares oscuros que dejan muchas dudas, que uno nunca soluciona. Resulta fascinante.

Los 120 días de Sodoma
Pier Paolo Pasolini

Es lo más extremo y sincero, el final de una carrera de cuestionamientos sociales y de estudio del fascismo.

Muestra el mal absoluto, el abuso, las perversiones más oscuras, es casi imposible de ver, pero cuando se hace el esfuerzo por soportarla, son extraordinarios los retratos, la acción, la música.

No creo que haya habido otra película que haya logrado entrever la condición humana de una manera tan sincera.

Pasado El Meridiano
José María Arzuaga

Es donde empieza el cine colombiano, y paradójicamente él era español. La vi en 1979, en una época en que las películas no se veían, sino que se leían o solo se imaginaban con lo que otros escribían.

Creo que fue la primera película en donde se puso un personaje muy consciente más allá de su entorno laboral –una oficina de publicidad– en Bogotá, y deja sentir el latido de la ciudad.

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enero
19 / 2022