Paolo Giordano: el rockstar de la literatura

Diners conversó en primicia con el escritor italiano, autor de 'La soledad de los números primos', y uno de los invitados especiales a la próxima edición de la Feria del Libro de Bogotá.
 
Paolo Giordano: el rockstar de la literatura
Foto: Giuseppe Carotenuto
POR: 
Gabriela Sáenz Laverde

Cuando en 2009 el escritor Tobias Jones recibió el libro ‘La Soledad de los Números Primos’ de Paolo Giordano con la tarea de reseñarlo para el periódico inglés The Guardian, tenía la esperanza de odiarlo. “Cualquiera que venda con su primera novela más de un millón de ejemplares y que con ella reciba el premio Strega, el galardón literario más importante de Italia, va a volver a cualquiera verde de la envidia. Que lo haya logrado antes de cumplir 30 años, y que además la escritura sea un “hobby”, pues en la vida real es físico de partículas, justifica que estuviera listo para destrozar su obra”.

Jones, por supuesto, sufría de una envidia justificada. Paolo Giordano es el hijo mimado de las letras italianas. Completó su primera novela a los 25 años mientras trabajaba en su tesis doctoral sobre física teórica de partículas, y, efectivamente, recibió con ella el premio Strega, que en el pasado recibieron clásicos como El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa y El nombre de la rosa de Umberto Eco.

Que, encima, Giordano se vea más como un modelo que como uno de los protagonistas de The Big Bang Theory, ya es una exageración: no se puede tener todo.

Pero la realidad es que Paolo Giordano es, dos novelas después, un gran escritor: sus novelas tienen la capacidad de llegar a lo más hondo de la naturaleza humana; de conectar al lector con sus propios secretos y sus miedos, con las cicatrices que cargamos en el alma. La obra de Giordano tiene la inesperada y profunda propiedad de la empatía.

Giordano nació en Turín en 1982. Su papá es ginecólogo, su mamá profesora de inglés, y antes de ser escritor, antes de ser físico, quiso ser estrella de rock (también toca la guitarra) pero su timidez lo hizo desistir de este sueño. En otro universo, seguramente, Paolo sería ganador de alguna versión de Eurovisión: el nuevo Eros Ramazzotti.

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Las novelas de Paolo Giordano, de 33 años, tienen la capacidad de llegar a lo más hondo de la naturaleza humana y de conectar al lector con sus propios secretos y miedos.

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¿Cómo se convirtió el tímido estudiante de física en el ‘rockstar’ literario que es hoy? La literatura llegó a él casi por casualidad con ‘La soledad de los números primos’, pues durante su infancia y adolescencia esta no fue particularmente importante en su vida. “Participé dos veces en una competencia de cuentos que se hacía en mi colegio, pero solo porque mi profesora de latín nos obligó. No volví a escribir hasta que tenía veinte años. De ahí en adelante no me he detenido”, cuenta. E incluso después de alcanzar la fama, cuando la novela vendió más de un millón de copias en su país, todavía no tenía claro si sería un escritor de tiempo completo. “De repente descubrí que tenía un nuevo trabajo. Tenía una carrera científica en mente y en cambio me encontré con algo completamente diferente”.

Sus novelas no son fáciles de leer. La soledad de los números primos es una historia de amor entre dos personas, Mattia (un científico, como él) y Alice, que, al cargar cada uno con duros traumas desde la infancia, se convierten en “números primos hermanos”: aquellos que están separados únicamente por un número par entre ellos, siempre cerca, nunca juntos. Como el 11 y el 13; el 17 y el 19; el 41 y el 43… a medida que avanzan son más difíciles de encontrar: “Lo que encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio silencioso y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la sensación de que las parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse solos”. “Creo que sentí lo que ellos sentían. Una sensación de ser único que no es agradable, de sentir que todo a mi alrededor está roto y no puede arreglarse. Y tuve relaciones con novias en el pasado que eran muy similares a la que ellos tienen”, cuenta cuando se le pregunta por la relación que mantiene con sus personajes, el estado mental en el que se encontraba cuando la escribió.

DEL AMOR A LA GUERRA

A ‘La soledad…’ le siguió ‘El cuerpo humano’, un relato sobre las experiencias de un pelotón italiano en Afganistán. Giordano estaba “obsesionado con la idea de la guerra. Veía guerra en todas partes, no solo en el Medio Oriente pero entre las personas, en las familias, en mí mismo. Simplemente encontré una forma de externalizarlo.”

Así que el escritor, con su reluciente Strega y el orgullo de haber sido la persona más joven en la historia en recibirlo, partió hacia el campo de batalla a internarse en la vida de los soldados que luego se convertirían en los personajes de su segunda novela.

El grupo de jóvenes que aparece en ‘El Cuerpo Humano’ responde a los estereotípicos de su generación, y, cómo no, de lo que significa ser un hombre italiano. “Les hace falta introspección. Pasan la mayor parte de su tiempo siguiendo actitudes estereotipadas, y, lo que es peor, pensamientos estereotipados. Creo que esa es una de las cosas que más me interesó, lo mucho que nos afecta el pensamiento estereotipado”, opina. Cuando, inevitablemente, los soldados se vean bajo un ataque enemigo, los estereotipos, las creencias y las distracciones de lo que construyen la identidad que presentamos al público se vienen abajo. Nadie volverá a ser igual… y sin embargo los sobrevivientes encontrarán la forma de seguir con su papel: “no eres tú, es el cuerpo, que ha cambiado, es la evolución, joder, te ordena que acabes de una vez por todas con esas gilipolleces (…) y al final, las noches son demasiadas, una tras otra, una tras otra, no se acaban nunca, ya no sabes cómo llenarlas… verás un montón de cosas, amigo mío, cosas que luego no podrás quitarte de la cabeza”, dice hacia el final del libro uno de los personajes del libro: el estereotipo del “macho” italiano, quebrado hasta la raíz.

Aunque parecen diametralmente opuestas, “Las dos novelas tienen mucho más en común de lo que uno cree. Algunos personajes son de alguna manera una continuación de los de La Soledad…. El teniente Egitto [el médico del pelotón], por ejemplo, es una versión de Mattia”.

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Su segundo libro, ‘El cuerpo humano’, relata las experiencias de un pelotón italiano en Afganistán. “Estaba obsesionado con la idea de la guerra”.

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LA ADULTEZ Y LA FAMILIA

Esa soledad ante un mundo ajeno, esa versión de nosotros mismos que elegimos no mostrarle a nadie, está presente nuevamente en ‘Como de la familia’, su novela más reciente, en la que una familia joven, con un niño de alrededor seis años, ve temblar sus cimientos ante la muerte de la señora encargada de la limpieza y el cuidado del hijito.
“El cáncer de la señora A., un único coágulo infinitesimal de células pendencieras que se habían multiplicado sin descanso hasta hacerse visibles, había puesto de relieve la segregación. Éramos, a pesar de nuestras esperanzas, indisolubles el uno en la otra”.

En esta novela el protagonista es nuevamente un físico dedicado a la academia. Coincide, también, con que Giordano es hoy padre de un niño. ¿Es, entonces, la adultez de Mattia, o la de Paolo, la que aparece en esta nueva novela?

“De alguna manera, ambos son proyecciones de los miedos que tenía cuando trabajaba como físico. Mattia va perdiendo gradualmente el contacto con otros seres humanos mientras que el narrador de Como de la familia se siente perseguido por la precariedad, por un sentimiento permanente de haber fracasado. Y ambos detestan la idea de vivir aquí y allá, de perder sus raíces y su identidad”, contesta.

La faceta de hombre de familia es extraña para un escritor, especialmente uno con formación científica: tanto la escritura como la invsetigación son oficios silenciosos, solitarios. Cuando está escribiendo, su vida es sencilla: “Leer, esperar, dormir (muchísimo). Después, a lo mejor, escribo tres páginas”. No es de extrañar que ‘La Soledad de los números primos’ le haya tomado cinco años. Además, durante esa época únicamente escribía de noche. Entonces todavía quería ser físico.

“ME DAN LÁSTIMA LOS PAPÁS DE LOS BUENOS ESCRITORES”

Volver a la vida cotidiana, por supuesto, significa salir de un trance donde ha dejado, en la página, un pedazo de sí mismo. Y aunque reconoce que terminar cada novela es, más que un duelo, un gran alivio, también es consciente de que “toma un tiempo, especialmente después de los períodos de aislamiento total. Y quiero decir total. En esos momentos me quedo solo en la casa todo el día, luego voy al cine por la noche, todas las noches, compulsivamente. Esto usualmente dura alrededor de diez días. Cuando, eventualmente, vuelvo a estar con mi esposa y mi familia, se siente muy raro. Como si yo fuera un extraño, como si me acabara de recuperar de una enfermedad. Es una sensación muy incómoda y tiendo a ponerme muy nervioso. Pero ellos ya saben cómo es y son mejores que yo para lidiar con eso”.

En su faceta de padre, Giordano teme que su hijo haya heredado el talento literario: “Espero que sea cualquier cosa menos escritor. No es nada divertido tener un hijo escritor; es como un castigo. En cualquier momento te dirá que hiciste algo profundamente perjudicial. Y escribirá al respecto, y todo el mundo lo leerá. Me dan lástima los papás de los buenos escritores”.
Mientras se comprueban sus temores, Giordano seguirá escribiendo novelas que se sienten como viajes aterradores y hermosos; seguirá explorando nuevos géneros y, cómo no, seguirá metiéndole algo de ciencia. En el cierre de esta edición, el escritor acababa de estrenar en Turín un monólogo teatral que “Es la historia del matemático francés Evariste Galois, que murió en un duelo a los veintiún años. Es un personaje muy inspirador. Me imaginé cómo sería una carta que él le escribiría a un amigo suyo la noche antes de morir.”

¿Será que, además de físico, novelista, estrella de rock y guionista (escribió junto al director Saverio Costanzo la adaptación cinematográfica de su primera novela) será dramaturgo? “No me imaginé que fuera a estar en un escenario, pero ahora es una realidad. Así que, ¿quién sabe?”

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abril
15 / 2016