Los cien años de Édith Piaf y Billie Holiday

Las dos cantantes son íconos mundiales. Estrellas de la música cuyas vidas deambularon entre drogas, escándalos y éxitos profesionales.
 
Los cien años de Édith Piaf y Billie Holiday
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Daniel Zamora

La vida de Édith Piaf y Billie Holiday tiene varios hechos en común aparte de nacer en 1915. Uno de ellos es la constante crítica que recibieron de periodistas y otros personajes por sus actuaciones dentro y fuera del escenario.

Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial Piaf se presentó en las fiestas de los nazis que ocuparon Francia. Ella lo justificó diciendo que lo hizo para aprovechar su cercanía a los alemanes y así proteger a algunos judíos, como al músico Michael Emer. El hecho de pertenecer a la resistencia francesa contra la ocupación y aun así animar las celebraciones nocturnas de los nazis, no la salvó de constantes señalamientos por traición.

Billie Holiday estuvo en la cárcel. Fue prostituta y perdió la libertad luego de negarse a tener sexo con un cliente, quien la acusó por ser menor de edad. Regresó al presidio por consumir drogas y debido a su adicción perdió la licencia para cantar en restaurantes, fiestas o cualquier otro evento.

Si bien las 2 artistas comparten pasajes de vida tormentos, también las une la grandeza de los músicos cuyo trabajo musical viaja de generación en generación, negándose a quedar en el olvido. Aníbal Dos Santos, profesor de música en la Universidad Nacional y Primera Viola de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, reconoce que “estas cantantes representan una forma de hacer música donde la expresión se antepone a cualquier otro factor. Son dignos exponentes de mi género musical favorito: la buena música”.

Édith Piaf: La voz nostálgica de Francia

Édith Giovanna Gassion se convirtió en Édith Piaf cuando Louis Leplée, dueño de Gerny’s, un cabaret parisino, descubrió su talento y la llevó a los escenarios. Por su baja estatura y potente voz, Leplée la llamó’ Môme Piaf’, que en francés significa niña gorrión, o gorrioncillo.

La leyenda dice que Piaf nació en un edificio de la Rue Belleville, donde hay una placa que reza: “En las escaleras de esta casa, en medio de una amarga pobreza, nació el 19 de diciembre de 1915 Édith Piaf, cuya voz conmovería luego al mundo entero”. Sin embargo, la biografía “Piaf, un mito francés”, escrita por el periodista de Le Monde, Robert Belleret, y publicada en 2013, revela que en realidad nació en el hospital Tenon, en la calle china de Paris.

“Las canciones de Édith Piaf evocan el París posterior a la Segunda Guerra Mundial. Son el sello de la ciudad. Todos los clichés y postales de la París romántica, la de los callejones estrechos y las escaleras que conducen a Montmartre llevan siempre acordeones musette como banda sonora”, cuenta el periodista Eduardo Arias, quien se define como un oyente desprevenido de la cantante.

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Piaf alcanzó la cumbre de su carrera luego de la Segunda Guerra Mundial, en una Francia golpeada por la destrucción y el desempleo que trajo consigo la posguerra. Una de sus canciones más representativas es Je ne regrette rien- No me arrepiento de nada-, y representa “el himno que en 1956 conmueve y levanta los ánimos de una Francia derruida y paralizada por la guerra. Es la fiel representación de sí misma, de su espíritu, el que le hizo ascender a los cielos y bajar a los infiernos de morfina, alcohol y deudas. Un cocktail molotov que provoca que el 11 de octubre de 1963, con 48 años, la voz aterciopelada y algo gatuna de Piaf enmudezca para siempre”, concluyó la periodista Clara Feliz, en un artículo publicado en El Mundo, de España.

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Sobre Édith Piaf se han hecho varias películas; por ejemplo, La vie en rose, que ganó 4 premios Oscar en 2008, uno de ellos a mejor actriz, por la interpretación de la cantante parisina hecha por Marion Cotillard.

Y en Francia no paran los homenajes. Entre abril y agosto de 2015, la Biblioteca Nacional de Francia realizó una exhibición de 400 artículos sobre la cantante. En Paris hay un museo en su honor y existen tours para recorrer los lugares favoritos de la artista que una vez dijo que preferiría suicidarse antes que dejar de cantar.

 

Billie Holiday: Un fruto extraño

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Cuando Billie Holiday- Eleonora Fagan- salió de la cárcel entró a trabajar al bar Monette’s, de Nueva York, donde era mesera y cantaba eventualmente. Ahí conoció a John Hammond, un cazatalentos de la productora Columbia.

Comenzó a recorrer Estados Unidos en giras interminables, grabó más de 200 canciones y parecía que dejaba atrás la vida llena de precariedades, maltratos y abandono en la que creció. Sin embargo, cuando era parte de la orquesta de Count Basie, le ordenaron untarse el rostro con grasa, “eres demasiado clara”, le decían. Ella se rehusó, renunció y se unió a la orquesta de Artie Shaw. Era el final de la década de 1930 y la segregación racial era pan de cada día.

Durante las presentaciones en el sur de Estados Unidos, tanto la policía como huéspedes y funcionarios de los hoteles donde se hospedaba, la insultaban. Fue en ese contexto en el que surgió Strange Fruit, escrita en 1939 y que la revista Time catalogaría como la mejor canción del siglo XX.

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“Aquí está la fruta para que la arranquen los cuervos. Para que la lluvia la tome, para que el viento la aspire, para que el sol la pudra, para que los árboles la dejen caer. Esta es una extraña y amarga cosecha” canta Holiday.

Para Eduardo Arias “las canciones de Billie Holiday parecen llegar de un lugar indeterminado, sin espacio ni tiempo. Un lugar oscuro, por lo general. Instintivamente siento que debería hacer algo para ayudarla. ¿A qué? No sé…”.

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La carrera musical de Holiday estuvo mediada por la droga. Consumió heroína y a pesar de varios intentos de rehabilitación, recayó en el alcohol. Tuvo una vida de excesos que poco a poco le desvaneció la voz, fue perdiendo vitalidad, potencia. Todo su cuerpo se había debilitado, a veces debían ayudarla para subir al escenario. Finalmente, su voz, ya frágil, se apagó el 17 de julio de 1959. Tenía 44 años.

         

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diciembre
21 / 2015