¡Feliz no cumpleaños, Alicia! 150 años de la obra inmortal de Lewis Carroll
Ángela Cruz
Un viaje subterráneo, lleno de acertijos y juegos de palabras, de imposibilidades físicas y paradojas, en el que una niña, más bien aburrida, se embarca al seguir a un neurótico conejo blanco hacia su madriguera. El encuentro de Alicia con una oruga que fuma narguile, un sombrerero loco y una reina de corazones que pide la decapitación de todo el que se le atraviese, cumple 150 años de haber sido escrito por Charles Ludwig Dodgson (1832-1898), quien firmó con el nombre de Lewis Carroll su obra Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas.
La influencia que esta historia, nacida de un paseo por el río Támesis en julio de 1862 en el que las pequeñas hermanas Liddel (Lorina, Charlotte, Edith y por supuesto, Alice) pidieron a Dodgson una historia para vencer el aburrimiento, ha ejercido en la literatura infantil es innegable y podemos ver cómo sus personajes, motivos y juegos de palabras se actualizan en obras de tanto impacto como Las crónicas de Narnia y Harry Potter. La concepción de la imaginación infantil como una fuente inagotable de aventuras y misterios, no sería posible sin el paso de Alicia por la madriguera del conejo.
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Alice in Wonderland, con Gary Cooper y dirigida por Norman Z. McLeod en 1933
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Por otra parte, la riqueza descriptiva del libro y su catálogo de criaturas fantásticas han hecho de sus imágenes una fuente de inspiración para artistas visuales de todos los campos, desde la pintura hasta el tatuaje, de lo cual es la muestra más significativa la maravillosa serie de 1969 con 12 ilustraciones de Salvador Dalí sobre la obra, que actualmente se exhibe en la galería William Bennett de Nueva York como parte de la muestra “Salvador Dali: surrealism and beyond”.
El imaginario de Alicia ha sido la materia prima de una decena de adaptaciones cinematográficas, series de televisión como “Once Upon a Time in Wonderland”, y la presencia de elementos simbólicos como el conejo blanco en la serie “Lost”.
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Sin embargo, la influencia de Alicia se extiende a muchos más ámbitos de nuestra cultura, convirtiéndose en un referente fundamental al abarcar los motivos la inocencia, el heroísmo, la valentía, pero fundamentalmente, los de la tensión entre el sueño y la realidad. Muestra de ello es la famosa escena de la película The Matrix (1999), dirigida por los hermanos Wachowski, en la que el protagonista, Neo, debe decidir entre dos píldoras: la roja, lo liberará y le mostrará la realidad tal como es, con toda su sordidez o esplendor, le permitirá quedarse en el País de las Maravillas y “ver qué tan lejos llega la madriguera del conejo blanco”; la azul, por otra parte, le permitirá seguir en la cómoda realidad virtual configurada por la Matrix.
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Capítulo aparte merece la enorme influencia de la obra de Lewis Carroll en la música y la industria del videoclip. Podemos empezar con la canción “White Rabbit” (1967) de Jefferson Airplane, en la que Grace Slick hace alusión al consumo de LSD como un mecanismo para la liberación de la mente a través de paralelismos con las imágenes de Alicia en el País de las Maravillas, lo que la convirtió en uno de los himnos del rock psicodélico. Otro referente en esta relación de obras influidas por Alicia es el álbum “The Other Side of The Mirror” (1989) de Stevie Nicks y por supuesto, la canción “Alice”, incluida en el mismo.
Así mismo, encontramos las canciones que hacen parte de la adaptación cinematográfica de la obra hecha por Tim Burton en 2010, que si bien recibió malas críticas por parte de los admiradores de la obra literaria, ha sido celebrada tanto por su música incidental, compuesta por Danny Elfman, como por su banda sonora compilada bajo el título “Almost Alice” en la que participaron, entre otros artistas, Avril Lavigne, Shinedown, The All-American Rejects y Robert Smith. Dentro de este trabajo, dos menciones especiales: “The Lobster Quadrille” de Franz Ferdinand, basada en una de las canciones recitadas dentro del libro y “Fell Down A Hole” de Wolfmother.
Adicionalmente, en el mundo del rock en español también se ha desarrollado el tema de Alicia en el País de las Maravillas, especialmente como una muestra de la imaginación desbordada, de las fronteras difusas entre la realidad y el sueño, y el contraste entre la felicidad infantil y las responsabilidades de la vida adulta. Dos muestras de lo anterior son “Canción de Alicia en el país” (1980) de Serú Girán y “Alicia (expulsada al País de las Maravillas)” (1997) de Enrique Bunbury.
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La influencia de Alicia es tan amplia que abarca diferentes géneros musicales y soporta aproximaciones sombrías tanto como hilarantes a sus símbolos, personajes y desafíos a la lógica. Tres ejemplos de esta variedad son “Sunshine” (2001) de Aerosmith, “What You Waiting For?” (2004) de Gwen Stefani, y el álbum “Eat Me, Drink Me” (2007) de Marilyn Manson, que el mismo artista ha definido como un álbum de influencia romántica, lo cual resulta coherente si nos atenemos a que la obra de Lewis Carroll se encargó, precisamente, de retomar los motivos e imágenes del romanticismo europeo.
Por último, Alicia en el País de las Maravillas ha sido objeto de estudio de diferentes campos del conocimiento. Su simbología y rescate del romanticismo lo separaron del ámbito literario de la época victoriana, dado que se alejó del registro pedagógico preponderante en las producciones de la época. Desde el punto de vista de la psicología, sus personajes se han visto como reflejos de la conducta paranoica (El Conejo Blanco), el narcisismo (La Reina de Corazones) y las crisis de identidad (La Oruga Azul); por su parte, el fenómeno descrito por Lewis Carroll cuando Alicia cambia de tamaño, dio lugar a la descripción del trastorno neurológico conocido como micropsia, o síndrome de Alicia en el País de las Maravillas, en el que el paciente percibe los objetos mucho más alejados de lo que en realidad se encuentran. Del mismo modo la neurociencia ha encontrado en el relato de Carroll, elementos para explicar el mecanismo del sueño y la manera en que los recuerdos se almacenan, así como la neurolingüística ha encontrado en el “Jabberwocky” patrones para diferenciar la manera en la que le cerebro procesa la corrección gramatical y la producción de sentido de las palabras.
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