¿De qué se trata el último show de Antonio Sanint?

En la noche del sábado asistí al bogotano Teatro Nacional La Castellana (Calle 95 # 47–15), donde se presenta el más reciente espectáculo puesto en marcha por el humorista Antonio Sanint, “Todo lo que siempre quiso saber y su papá nunca le explicó”. La obra, encumbrada tras más de cien funciones y basada en el libro de mismo nombre que Sanint publicó de la mano del caricaturista barranquillero Nadim Amin, se descubre como un intenso paseo por los momentos más transcendentales y embarazosos en la vida de cualquier hombre. La infancia, la adolescencia, el sexo, el matrimonio y, fundamentalmente, las relaciones padre-hijo, son sujeto de burla durante hora y media.

Mis expectativas sobre el stand-up de Sanint (quien cuenta en escena con el apoyo de los dibujos de Nadín y la colaboración del joven cómico William Aguirre) eran escasas, debo confesar. Debo confesar también que mi escepticismo fue apaleado desde el inicio de la función por un Sanint polifacético, conmovedor y pedagógico. El artista bogotano demuestra que se puede ser original al reírse de lo cotidiano al mismo tiempo, y que se necesita mucho talento y dedicación para lograrlo.

En la actuación de la noche del sábado, cerca de setecientas almas se deshicieron en una carcajada delirante que sólo terminó tras una dilatada ovación de despedida. “No se cómo lo logro, es algo mágico”, confesaba Sanint en la intimidad de los camerinos, después de secarse el sudor del cuello. “Preparar un espectáculo como este es igual que andar en la oscuridad con una tremenda fe en lo que resulta gracioso. Sólo compruebo si realmente lo es cuando me subo por primera vez al escenario”.

Antonio, quien hizo carrera en el mundo de la publicidad antes de lanzarse profesionalmente como comediante, sigue sin tener la clave del éxito. “El humor es algo subjetivo. Depende de la percepción de cada uno. Es fundamental tener empatía con el público para que se reconozca en cada situación”. La indudable habilidad de Sanint para hacer que la gente se ría de si misma contrasta con su modestia y sensibilidad detrás del telón. “De niño era terriblemente tímido. De hecho, pensaban que era un poco tonto. Sólo logré deshacerme de mis complejos cuando me subí a un escenario”.

El carisma de Antonio Sanint es tal que todos los asistentes a su función se identifican con cada uno de los aspectos de la vida que Sanint recuerda sobre las tablas. “La publicidad me enseñó a sintetizar mis mensajes para llegar mejor a la gente”, cuenta un hombre que se siente, orgulloso, un payaso. “Hay pocos clowns buenos en el mundo, y los admiro enormemente. No es un insulto para mi que me llamen payaso, sino todo lo contrario”. Cuando le pregunto acerca de su gusto por otros géneros, Antonio frunce el ceño. “Es muy jodido trabajar con otra gente y ser generoso. El ego es muy frágil y estoy acostumbrado a trabajar solo”, reconoce. Aunque le cueste, Sanint se atreve a formar parte de un equipo, como hará en “Entretelones”, reputada obra que regresa a Colombia de la mano de Pedro Salazar y que el Teatro Fanny Mikey inaugurará en febrero.

La entrega del público en la noche del sábado y el regocijo del propio humorista sobre el escenario no son fruto de la casualidad. Antonio Sanint domina el arte de reírse de lo cotidiano y conoce a la perfección al público colombiano, al que encandila con una sutil combinación entre el uso de clichés y la presentación de originales reflexiones. Su particular forma de hacer comedia es un estilo en si mismo, algo que va más allá del stand-up tradicional e incorpora elementos de improvisación verbal, dramática y gráfica. El aporte de Nadín, un talento armado con un lápiz, es esencial para diferenciar el show de Sanint de otros espectáculos del género.

“Todo lo que siempre quiso saber y su papá nunca le explicó” se presentará en el Teatro Nacional La Castellana hasta el domingo 8 de febrero. Aún están a tiempo de hacer algo muy necesario: Tomarse con humor los desdenes de la vida de vez en cuando.