La fiebre del oro llega a la pantalla chica

Es una fría noche de enero en Nueva York, y el teatro Best Buy, junto a Times Square, está a reventar. Personalidades de todo el espectro de la parrilla de programación de los canales de Discovery (Clinton Kelly, de No te lo pongas, se estaba llevando todas las miradas mientras conversaba con Theresa Caputo, la Médium de Long Island), ejecutivos del canal y periodistas están a la expectativa. El frío obligó a los organizadores del evento a crear una alfombra dorada adentro del teatro, y en pocos instantes llegarán las estrellas.

Estamos en el estreno de Klondike, la primera serie de ficción de Discovery Networks, con la producción de Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Gladiador) y Paul Scheuring (Prison Break). Está basada en la novela de Charlotte Gray Buscadores de oro: enriqueciéndose en el Klondike, que cuenta, a modo de ficción, la vida de personajes reales que participaron en la “fiebre del oro” y la colonización del Yukón.

Los fanáticos de la televisión esperamos, ante todo, a Richard Madden. El protagonista de Game of Thrones (interpretó durante tres temporadas a Robb Stark, el Rey del Norte) dejó a un lado la fantasía de Westeros para ceder ante la fiebre del oro junto a Abbie Cornish (Sin límites, Un buen año), Augustus Prew (About a boy), Tim Roth (Pulp Fiction), Sam Shepard (Agosto) y Tim Blake Nelson (O brother where art thou). En el aire hay una sensación de expectativa.

Luego de las fotos de rigor, se apagan las luces y comienza la función.

Lo que vemos es una producción monumental. En el primer capítulo una hilera de hombres y mujeres atraviesa, con la vida a cuestas, una cordillera nevada. Son colonos que se dirigen hacia el norte siguiendo el rastro del oro por el paso de Chilkoot, que va desde Alaska hasta British Columbia, en Canadá. Es el final del siglo XIX y América apenas está empezando a comportarse como un continente aparte de Europa. Estoy enganchada.

Klondike fue filmada en su totalidad en exteriores en Alberta, Canadá, durante tres meses. El director Simon Cellan-Jones utilizó exactamente los mismos escenarios naturales en los que se desarrolla la trama del libro, lo que le da más autenticidad.

En el epicentro de Klondike están Bill Haskell (Madden) y Byron Epstein (Prew), dos jóvenes citadinos que al terminar sus carreras en la universidad se dejan llevar por el deseo de conquista y parten en busca del esquivo oro en el profundo norte, en el Yukón canadiense. “Esta fue la filmación más extrema que he vivido. Cuando nos ven en la cima de las montañas es porque estábamos realmente a 2.742 metros de altura; cuando nos ven en los rápidos del río, estábamos en unos rápidos categoría 4 (en el mundo del rafting la dificultad se mide hasta el 6); no usamos nada de escenarios generados por computador, no estábamos en un estudio, ni siquiera teníamos carpas cómodas”, cuenta Madden.

El actor insistió en hacer él mismo todas las escenas de riesgo: desde una avalancha en el paso de Chilkoot hasta el paso por unos rápidos en el río Yukón. “Esto fue un motivador para que otros quisieran hacer también sus propias acrobacias”, añade entre risas el actor Tim Blake Nelson.

Sin embargo, el liderazgo de Madden no fue suficiente para todo el reparto. Abbie Cornish, por ejemplo, no dejó de añorar el calor de su natal Australia: “Soy de esas personas que prefieren estar siempre en bikini, y si me ponen en un sitio con bajas temperaturas me irrito inmediatamente. Pero cuando existe un proyecto con estas características es muy difícil rehusarse”.

Por supuesto, al ser “tierra de nadie”, Klondike, o mejor Dawson City, la “capital” de la fiebre del oro es hostil, y está llena de personajes oscuros que no verán con buenos ojos la llegada de dos jóvenes deseosos de fortuna. Su principal enemigo será “El conde”, un forajido inglés (Roth) quien busca quedarse con todo el oro de los colonos sin hacer el trabajo duro y está dispuesto a llevar su ambición hasta las últimas consecuencias.

Y también tendrán aliados, como el padre William Judge (Shepard), un sacerdote jesuita que viajará con ellos a Klondike con la intención de fundar una iglesia y un hospital para los mineros; Belinda Mulrooney (Cornish), una mujer aguerrida que amasó una gran fortuna vendiendo seda, algodón y botellas de agua caliente en la región de Klondike, y posteriormente construyó una aserradora y un hotel en Dawson; y Jack London, el autor de Colmillo Blanco, que vivió en el Yukón entre los 19 y los 27 años, época durante la que se entregó al alcohol y desarrolló un escorbuto que lo dejó casi sin dientes. Estos años le sirvieron luego de inspiración para sus novelas.

El resultado es una miniserie con un ojo minucioso por los detalles y una fotografía impecable donde los paisajes son, aunque inhóspitos, hermosos. “Creo que es algo que Ridley (Scott) quería lograr desde el principio: ser tan honestos y verídicos como fuera posible. Por eso todo es real, todo es exactamente como tendría que haber sido en la época”, concluye Madden.

Klondike marca una interesante primera incursión de Discovery en el mundo de los dramatizados, y espera competir con otras iniciativas de canales similares como NatGeo, que en 2013 lanzó el seriado Vikings, que explora la vida de los pobladores del norte de Europa. No obstante, el tema del oro tenía obsesionado al canal. Basta recordar los realities Gold Rush y Jungle Gold, cuyo éxito inspiró a sus ejecutivos para darle luz verde a la miniserie. El objetivo será conquistar aquella audiencia que no necesariamente está interesada en los contenidos educativos del canal. Una apuesta por competir con el éxito de otros programas de aventuras como Game of Thrones (HBO) y Da Vinci’s Demons (Starz), que mezclan ficción, historia, sexo y violencia, y que en términos de rating parecen, bueno, oro puro.

Klondike se estrena el 23 de marzo de 2014 a las 9:00 p.m. por Discovery Channel