“No voy a dejar que la música colombiana se muera”: Adriana Lucía
Mateo Arias Ortiz
A la cantante colombiana Adriana Lucía le interesa ir a lo profundo del folclor musical para encontrar las raíces y con ellas hacer música. Lo ha hecho en varios de sus nueve álbumes como en Porro nuevo (2008), Porro hecho en Colombia (2014) y Porrock (2017).
Así que para ella no fue extraña la idea de hacer un álbum en el que homenajea la música de Lucho Bermúdez, el precursor de la cumbia que marcó la música popular colombiana del siglo XX.
El álbum se llama Maestro Lucho, y está compuesto por diez de los temas más icónicos de Bermúdez, como San Fernando, Prende la vela o Te busco. Fueron grabados, además, en vivo, tal como hacían las big band de mitad de siglo.
Con más de 20 años de carrera y después de haber logrado nominaciones a los Grammy Latinos y colaboraciones de diferentes tipos con grandes artistas como Marc Anthony, Adriana Lucía se animó a hacer un álbum elaborado y costoso.
“Muchos me dijeron que estaba loca”, le cuenta la cantante a Diners en una conversación por videollamada. Sin embargo, se animó a grabar Maestro Lucho con Rafael Sandoval como director de la orquesta para alargar la vida de la música colombiana.
¿Por qué pasó tanto tiempo entre su álbum pasado, Porrock, y este?
Durante estos cinco años grabé canciones y no álbumes, pero la verdad me a mí me cuesta un pocotón sacar sencillos. Soy más bien de la escuela de los trabajos de largo aliento. Mucha gente ahora lanza varias canciones y luego las recopila para un disco. A mí me gusta más hacerlo al revés. Desde Porrock no lanzaba un disco, porque la pandemia se atravesó y fue un tiempo jodido para hacer música con rigurosidad.
Usted toma el folclor y lo actualiza, como hace, por ejemplo, C Tangana…
Qué bueno que lo traigas a esta conversación porque él y yo tenemos otra cosa en común: nuestra relación con Antonio Carmona. Él es de mis entrañas. Tenemos una canción juntos que se llama Cedro, es una composición mía. Es una de las cosas más bonitas que me han pasado. Además, cuando conocí a su familia y compartí con ellos más allá del plano laboral, me di cuenta de que nos parecemos mucho.
¿Qué necesita Adriana Lucía para hacer un disco como este?
Esta misión es difícil. Se requiere terquedad. La música latina es muy diversa, pero a la vez todo lo que está de moda suena más o menos parecido. El reto está en hacer algo distinto. Cuando hice este disco me dijeron que estaba loca porque era muy caro de hacer y con lo que me costó hacerlo podría haber hecho tres álbumes normales. Pero lo hice porque hace un tiempo decidí que no iba a serme infiel. Lo hice algunas veces y ya no estoy dispuesta a eso. Yo solo hago cosas que me gusten, por más difícil que sea.
No hacer discos por estar a la moda…
Exacto. Este álbum es atemporal. Yo lo miro con la perspectiva de los años y creo que va a ser atemporal. Va a quedar como un legado. En dos décadas se va a poder oír y va a sonar igual de especial porque se hizo con esa intención. No es un álbum que cumpla con una agenda de moda, sino con un propósito mayor: que la música colombiana no se muera.
¿Cree que podría haber hecho este álbum hace diez años?
Creo que hay álbumes que debí haber hecho ya y otros para los que todavía no estoy lista. Pero en general me parece que los años sí traen calma y madurez para tomar decisiones. Si Adriana Lucía hubiera hecho Maestro Lucho antes probablemente habría intentado combinar unos arreglos modernos para impresionar, pero con el pasar de los años me dieron más ganas de buscar las partituras originales. Creo que no lo hubiera podido hacer igual. Pero nunca lo sabremos.
¿Cómo decidió hacerlo?
Mira, yo te digo que ni sé. Me llamaron de World Vision para hacer un concierto que recogiera fondos destinados a la construcción de un colegio en Montería. Me dijeron que querían hacer una presentación especial. Entonces se me ocurrió que esa era la oportunidad para hacer el álbum en vivo con el repertorio de Lucho Bermúdez. Y todo se fue dando. Cuando las cosas tienen que suceder, suceden. Estaba embarazada, me dio covid, pasó de todo y aún así lo logramos.
¿Qué tiene de especial Lucho Bermúdez para que usted quisiera homenajearlo?
Su particularidad es que pudo entender la música de un lugar sin haber nacido en él. Lucho Bermúdez era un tipo caribeño vestido de paño. Era un intelectual de la música, pero era capaz de producir canciones populares. Él fue el traductor de la música popular: la supo interpretar y la llevó a un pentagrama, la estilizó y la volvió comprensible. Con eso logró ser la primera persona que construyó una sonoridad nacional. Se sabía cómo sonaba Cuba o Argentina, pero no se sabía cómo sonaba Colombia hasta que él apareció.
Ayudó a crear una identidad para todo el país.
Conquistó el público en Cali, Medellín y Bogotá, que era más difícil. Lucho Bermúdez trajo alegría a los clubes del interior. Quitó el aura gris y aburrida y la volvió bailable y sabrosa. Eso logró que se convirtiera en un personaje cachaco y caribeño al mismo tiempo.
Además, su música sonó fuera del país, ¿cierto?
Lo que él hizo no lo ha logrado ni el artista más famoso de Colombia de ahora: puso a otros países a hacer música de acá. En México, Argentina o Chile, hacen música por Lucho Bermúdez. Claro, la cumbia de esos países ya no se parece a la de acá, pero el origen es el mismo. Son diferentes ramas y frutos de un mismo palo.
Su álbum, entonces, es un homenaje a todo eso, ¿cierto?
Tal cual. Esto tiene que ver con una memoria colectiva que apela a lo emotivo. La idea es que al oír este álbum recordemos a nuestras tías y abuelas, que nos lleve a imágenes familiares, a momentos bonitos de la vida. Por eso atraviesa generaciones.