Pequeños tesoros en carteras de Bali

Catalina Obregón
Foto principal: Cosmos, una de las piezas hechas exclusivamente para la colección del hotel Faena, en Miami
En la pasada entrega de los premios Grammy, en Los Ángeles, California, una de las asistentes desfiló por el tapete rojo con una clutch de Rita von Hildebrand –la marca creada hace dos años por el colombiano Gregorio von Hildebrand y su esposa Rita, una diseñadora portuguesa. Y aunque la pieza llamó la atención de observadores y expertos de moda, pocos tenían idea de su significado e inmenso valor cultural, que trasciende lo estético para convertirse en algo que su creadora denomina wearable art (arte para llevar).
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El textil de esta cartera fue producido entre 1890 y 1920, es un bordado con influencia holandesa de hilo de oro sobre terciopelo, del oeste de Sumatra, Indonesia.
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Al otro lado del mundo, en una casa en medio de una zona selvática del norte de Bali, donde viven con sus tres hijos hace cinco años, Rita von Hildebrand cuenta cómo la aventura con los textiles antiguos y las carteras comenzó durante un viaje que hizo por Asia con sus hijos –uno de ellos de tres meses de edad–. “Me llamaron la atención las bolsas que hacían las tribus del sudeste de China para cargar a sus bebés, y esos fueron los primeros textiles antiguos que coleccioné; luego fui encontrando piezas maravillosas en Tailandia, Laos, Camboya e Indonesia…”, dice en su particular acento –una exótica mezcla entre mexicano, portugués e inglés–, pues durante varios años vivió en la Riviera Maya en México y luego se trasladó a Los Ángeles, donde estudió cine y conoció a Gregorio, quien tenía una productora en esa ciudad.
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La diseñadora portuguesa Rita von Hildebrand cerca de su casa en Ubud, Bali
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“El primer bolso que diseñé se llamó Birth Bag (bolso de nacimiento), ahí comenzó todo. En un inicio tuvimos un pequeño atelier con artesanos locales en Bali. Era una propuesta un poco bohemia, que no contaba con el nivel de sofisticación que tenemos ahora”. Simultáneamente, Rita y su familia, que tienen alma gitana, se dedicaron a recorrer el sudeste asiático en búsqueda de textiles preciosos. Gregorio asegura que desde un principio los textiles le fueron llegando a Rita y “se empezó a llenar de textiles antiguos en cada lugar que íbamos”. De regreso a Bali, algunos coleccionistas quedaron tan impresionados con sus hallazgos, que le comenzaron a comprar para diferentes colecciones internacionales.
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Bordado ceremonial del oeste de Sumatra, Indonesia. Las carteras, producidas en Florencia (Italia), tienen una factura impecable, evidente en cada detalle
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El amor por los textiles, su significado y valor inmaterial la impulsaron a crear la marca. Algo más exclusivo que resalta el valor de cada pieza de textil. “Algunos de los textiles que encontramos no están en condiciones para vender a coleccionistas, pero decidimos que se podían rescatar. Empezamos a buscar maneras de enmarcarlos dentro de un contexto contemporáneo. Así surgió la idea de convertirlos en carteras”, explica Rita, y enfatiza que nunca sacrifica la integridad de una pieza para usarla en sus carteras. Con esto en mente, viajaron a Europa en 2015, donde trabajaron de la mano de una diseñadora especializada en bolsos de piel, que trabajó varios años diseñando los Special Orders de Louis Vuitton. Con diseños en mano fueron a Florencia, y se reunieron con un maestro artesano experto en las box clutches metálicas. “Solo las hacen en Italia y el atelier con el que trabajamos es el mejor en el sector”, afirma Gregorio, quien logró convencerlo de que trabajara con ellos después de contarle detalladamente su proyecto. “Inicialmente accedió a hacer unas pocas que se vendieron de inmediato, luego doblamos la orden y este año vamos a producir cincuenta en el primer semestre”, dice con orgullo el empresario.
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Bordado floral sobre terciopelo verde, circa 1910-1930
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“Tenemos un volumen bajo de producción, no solo porque cada pieza es única, sino por el trabajo que lleva encontrar las telas para cada cartera. Es un proceso largo, tenemos que buscar la parte perfecta para destacar, respetar el textil y que el resultado sea perfecto”. Así rescatan dragones y mariposas mitológicas del occidente de Sumatra, ikats de seda de la frontera de Laos y Tailandia, y exquisitos bordados ceremoniales con hilos de oro, sobre seda y terciopelo, en tonos opulentos como verde, rojo y turquesa. Cuentan con una restauradora de telas en Sumatra, pero parte del encanto de sus propuestas es que tienen ese aspecto real, donde el paso del tiempo resulta evidente.
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Caballo sobre seda turquesa
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“El ADN de la marca, y en especial del Collectors Line, es que son piezas únicas, con textiles que llegan a tener cerca de cien años, cargados de historia y pertenecientes a diferentes etnias del sudeste asiático”. En este punto, Rita aprovecha para recalcar que nunca pensó tener una marca de carteras, puesto que la moda no es un mundo que le interese particularmente, de hecho lo encuentra superficial, pero es apasionada por la belleza.
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Rita y Gregorio von Hildebrand, con sus hijos, frente a su casa en Bali
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No obstante, las cosas la han ido llevando a donde está, y comienza a aprovechar esta visibilidad para ayudar a empoderar y fortalecer a diferentes grupos de artesanos, para que preserven sus técnicas ancestrales “porque se están perdiendo…”. Algo que descubrió que era posible cuando en diciembre del año pasado la invitaron a mostrar sus clutches en el lujoso hotel Faena de Miami, durante la feria Art Basel Miami Beach. “Exhibimos nuestros productos como si fueran obras de arte y a raíz del éxito que tuvieron surgió la idea de hacer una línea especial para el hotel”.
Con esta propuesta vieron la oportunidad de trabajar con los artesanos que ya conocían, pero en un proyecto nuevo y completamente distinto. “Viajamos a Sumatra, Indonesia, y nos reunimos con una comunidad musulmana, que curiosamente es un matriarcado, para que utilizaran sus técnicas milenarias en la producción de textiles nuevos, con los diseños e iconografía del hotel. Y aunque sean hechos recientemente, están llenos de significado y tienen un alto nivel espiritual. Requieren mucho tiempo y dedicación”.
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Un dragón bordado en hilo de oro sobre fondo rojo
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Este ejercicio los llevó a crear otra línea propia de textiles nuevos, que les permitirá trabajar con series y mayor volumen. Por ahora, para acceder a uno de estos clutches –que pueden costar entre USD 2.000 y USD 3.500– hay que ordenarlos con anticipación o entrar en lista de espera. “En breve lanzaremos la nueva colección, eventualmente queremos tener una de Sumatra, de Laos, de Mongolia… y ayudar a que las valiosas técnicas de estas minorías en el mundo no desaparezcan, que sean valoradas como arte y puedan proveer al mercado de lujo”.
EL CAMINO POR RECORRER
Aunque pasan mucho tiempo viajando, Rita, Gregorio y sus hijos llevan una vida tranquila y sencilla en Ubud, Bali, adonde llegaron por varios motivos. Entre ellos la calidad y el bajo costo de vida que la isla brinda, así como la idea de que sus hijos fueran al Green School –la escuela más sostenible del planeta–. “No estábamos seguros de qué escolaridad darles, y nos encantó la idea de una educación holística, orientada a la sostenibilidad. Es maravillosa, porque todo alrededor es verde, las clases son redondas y no tienen muros…”. Por ahora no tenemos planes de irnos, eso sí, queremos seguir trabajando y produciendo para visitar a nuestras familias en Colombia y Europa con más frecuencia.
La semana anterior a la entrevista hicieron un tour con sus carteras por Dubái, Kuwait y Doha. Y a mediados de mayo próximo tendrán un trunk show online con el portal Moda Operandi. “Para nosotros es muy importante que la relación con nuestros clientes sea personalizada y cercana, queremos que quien compre las piezas valore y aprecie su significado, por eso cuidamos mucho los canales donde nos movemos. Por lo pronto, la manera más directa de conseguirlas es a través de www.ritavonhildebrand.com.
Este año promete traer muchas sorpresas para esta pareja de aventureros. Aunque no revelan mucho, cuentan que entre sus planes está hacerse cargo de un hotel al lado de su casa. “Es increíble, tiene historia y hay mucho que contar, pero eso será en otra oportunidad”, concluye Rita con un tono entre humor y suspenso.