Magdalena, el homenaje al río y a las mujeres artesanas de Juan Pablo Socarrás

Adrián David Osorio Ramírez
Juan Pablo Socarrás apareció en pantalla desde su apartamento en Bogotá. En ese momento faltaban seis días para presentar su colección Magdalena en la pasarela que dará cierre a la edición de Colombiamoda 2021, este jueves 29 de julio. Al preguntarle cómo está, el diseñador colombiano responde sin más: “¿La verdad? Estresado”.
Su último desfile presencial fue en noviembre de 2019, hace 20 meses, durante el Mercedes Fashion Week en Guatemala. Sin embargo, en 2020 presentó El Amor Amor en Colombiamoda, un fashion film que llegó también a ferias de moda en Beijing y Chicago.
“La gente a veces no entiende todo lo que hay detrás de un desfile, es coordinar muchas personas y muchísimos detalles”, dice Socarrás, un diseñador bogotano con alma Caribe. “La última vez que estuve en el Magdalena fue antes de la pandemia, en Bocas de Ceniza. Amo ir al puerto nuevo y al malecón”, recuerda.
Foto cortesía Cris Lozano @crislozanoph
Precisamente Magdalena es el título de su colección, el resultado de un trabajo colaborativo con 67 mujeres artesanas del país bajo el proyecto Historias hechas a mano. Las horas apremian para que la primera modelo camine por la pasarela. Mientras tanto, Juan Pablo se dedica a abrir cajas que llegan de distintos rincones de Colombia con piezas únicas.
“Cada caja me sorprende con una prenda, una historia y notas que me envían con mucho amor”, cuenta. En la pantalla, Socarrás está acompañado de unos dibujos con los que ha llenado su apartamento, imágenes de aquellas mujeres que han hecho posible su trayectoria de 15 años. “Está Gladys del Carmen de viboral (Antioquia), Reyes Tijuana que es wayuu e Inés, que murió este año por covid en Pasto”. Desde allí Juan Pablo Socarrás habló con Diners.
¿Dónde tiene origen Historias hechas a mano?
Nació como mi eslogan. Siempre he dicho que no vendo productos sino que vendo historias hechas a mano. Durante estos 15 años trabajando con comunidades por todo el país me he dado cuenta que muchos trabajan por hacer visible a mujeres y hombres artesanos, desplazados y víctimas. Pero nadie cuenta sus historias. Y para mí, lo más importante es decir quién lo hizo, cómo y por qué.
Este año encontré un gran aliado que es Coca-Cola y a unas madrinas increíbles para el proyecto: Angela Zuluaga, que es la vicepresidenta de Comunicaciones y Sostenibilidad de Coca-Cola para 32 países de Latinoamérica; Kika Rocha, directora de People en Español; y a la estratega en comunicaciones de moda Helena Fadul.
Cuando invité a Ángela me dijo que, más que madrina, ella quería ser una aliada estratégica. Yo le conté entonces de mi proyecto de capacitar a 60 mujeres por toda Colombia, que terminaron siendo 67.
¿Cuál ha sido el acompañamiento que le han brindado a estas 67 mujeres?
Hemos venido en un proceso de capacitación y formación al que yo llamo empoderamiento productivo. Lo llamo así porque les damos herramientas; les enseñamos a cobrar, redes sociales, se les construye una marca, mejoramos su producto. Todo esto con el propósito de que sus negocios se vuelvan viables y sostenibles con el tiempo.
Seleccionamos mujeres de todo el país, hay una en cada rincón. Desde La Guajira y Antioquia, hasta Pasto. Todas debían tener un oficio, como saber coser, confeccionar o hacer cerámica. Además debían tener habilidades digitales porque todo fue virtual y sobre todo, disposición para innovar. Con sus productos creamos una tienda en línea para vender sus productos. Espero algún día ser el Amazon de la artesanía en Colombia y por qué no Latinoamérica.
Juan Pablo junto a algunas de las participantes del proyecto Historias hechas a mano. Foto cortesía Socarrás.
En este proceso han trabajado con la tendencia del suprareciclaje ¿en qué consiste?
El suprareciclaje es una tendencia global que consiste en darle valor a los desechos. Ahí es donde entra Coca-Cola. Cinco de cada diez botellas de plástico se reciclan para convertirlas en nuevos elementos, como camisetas.
De esta manera la basura se vuelve otro producto y tiene una nueva oportunidad. Nosotros lo hemos hecho con distintos materiales. Por ejemplo, una de las participantes es Izadora Amarti y ella hace patchwork. Llamé a empresas aliadas y recolectamos retazos de tela y paños que para ellos eran desechos y nosotros los convertimos en nuevas prendas.
Cuando comparo lo que normalmente hago, que es vestir a hombres y mujeres para su vida cotidiana, con capacitar y formar personas, me doy cuenta que este es mi propósito de vida. Es mucho más emocionante transferir conocimiento a estas mujeres que me llenan el corazón a que alguien me este gritando porque no le sirvió el vestido.
¿Y en qué parte del proyecto llega la propuesta de Colombiamoda?
El alma de este trabajo es volver visible a los invisibles y la mejor plataforma para hacerlo es Colombiamoda. Yo lo he experimentado con muchos otros proyectos. Les propuse la idea y todos se montaron al bus, tanto Coca-Cola como Inexmoda.
Pero debo ser honesto y decir que no me esperaba la pasarela de cierre sino un desfile durante un día normal. Eso de cerrar o abrir la feria me genera mucho más nervios que lo normal. Así que cuando me dijeron, en lugar de emocionarme me asusté. Y si antes no dormía, ahora duermo menos (risas).
Pero al final del día, me he dado cuenta que este gran esfuerzo que estoy haciendo no es por mí, sino por ellas. Quiero que todo el mundo conozca las maravillas que ellas hacen porque cada una está dejando su alma en esas prendas.
Proceso creativo de la colección Magdalena. Foto cortesía Socarrás.
Usted además es el director creativo de la Corporación Mundial de la Mujer ¿cómo asume el rol de vocero de una fundación para mujeres un diseñador hombre?
Yo llevo quince años en esto. No es que un día me levanté y dije que quería trabajar con mujeres para que hablaran de mí. Pero la respuesta a esa pregunta es: porque soy un diseñador al que le gusta hacer esto. Es mi pasión. No lo hago por oportunismo, ni por querer figurar más, es porque me gusta.
He trabajado con hombres, mujeres, población LGBTIQ+, trabajadoras sexuales, comunidad carcelaria, exguerrilleros, todo lo que te imagines. Soy como Suiza; en la mañana estoy con un ex paramilitar y en la tarde me reúno con otra población vulnerable. A mí no me importa qué hicieron, sino las oportunidades que podemos construir juntos.
¿De dónde viene la inspiración para el título de la pasarela?
Comencé preguntándoles a estas 67 mujeres qué significa el río para ellas. Muchas no conocen el mar, y hablando del río conocí sus tristezas y felicidades. Y entendí que el río de nosotros es muy importante.
Pero luego volvimos al río una mujer, esa Magdalena que va por los puertos conociendo a otras mujeres y tejiendo historias. Y cuando llega a Bocas de Ceniza, en Barranquilla, le cuenta estas historias al mundo entero. Esa es Magdalena, una mujer con capas de textiles, pero también con prendas livianas como linos y organzas.
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