El gran Messi cumple 35 años y su retiro sigue pareciendo lejano
Leonardo Faccio hace una reflexión sobre el argentino y su magnificencia en la cancha. Aprovechemos estos últimos años para ver al mejor del mundo jugando al fútbol.
Celebramos el 89 aniversario del maestro Fernando Botero con esta entrevista sobre sus exposiciones más memorables en Europa.
Este texto titulado Fernando Botero: «Yo quiero morir como Picasso», fue publicado originalmente en Revista Diners Ed. 434 de mayo de 2006
La verdad es que cada vez me invitan más y más a exponer en diversas instituciones. En este mes se juntaron muchos eventos. Afortunadamente las obras existían ya, pues nunca acepto hacer algo si no puedo presentarlo al día siguiente de la invitación. La idea de pintar para un certamen especial no me gusta. Son ya tantos años de trabajar a diario, que mi obra es muy extensa y por eso puedo darme el placer de aceptar exponer simultáneamente en diversos sitios, como lo haré en este mes de mayo.
No. Es mi temática de siempre, que es la de la pintura. Cuando uno se siente motivado por un tema especial, está bien hacerlo. El problema de la pintura no es crear distintos temas sino hacer lo mismo que han hecho todos, pero en forma diferente. El mismo hombre o la misma mujer, el mismo caballo, el mismo árbol, la misma naturaleza muerta, pero vistos con otro sentimiento, con otros ojos.
Yo diría que en la exposición de Milán, todo es nuevo. En la pinacoteca de Atenas, una cuarta parte es nueva. Se trata de una retrospectiva. En La Haya los dibujos son todos nuevos y las esculturas monumentales son las mismas de Singapur junto con dos realizadas en el año pasado.
Foto: Archivo Diners.
Igual. Yo soy un trabajador incansable por la razón más simple: nada me produce más placer que pintar.
La serie de Abu Ghraib estará en Atenas con obras que no se vieron en Roma ni en Alemania porque fueron creadas posteriormente. El impacto de esta serie de cuadros ha sido enorme y sigue produciendo su efecto. Han sido vistos hasta en la televisión china, en Rusia, desde luego en los países árabes, etcétera.
Después de la exposición de las obras donadas al Museo Nacional de Colombia seguí trabajando sobre el tema, y esas nuevas obras también fueron donadas al Museo. Llegarán en este mes a Bogotá. Unas pocas están prestadas a una exposición itinerante de diez museos norteamericanos, que empezará en Montreal en enero. También al Museo Nacional de Colombia.
Como artista no me preocupa ninguno especialmente. No es que me vaya a dedicar de ahora en adelante a ser divulgador de tragedias. Como cualquier persona sigo con interés la actualidad colombiana e internacional.
Afortunadamente la pintura es inagotable y nunca uno tiene la impresión de que ya aprendió a pintar.
Con más entusiasmo, con más dedicación, con más de todo. Lo más terrible de la idea de la muerte para un artista es saber que no podrá pintar más. Yo quiero morir como Picasso, que a los 93 años, después de pintar un cuadro -malísimo como los que hacia al final-, se fue a cepillarse los dientes a las dos de la mañana y cayó muerto. Los pintores nunca nos jubilamos.
En mi época eran muy pocos los que se interesaban por el arte. Ahora veo que las exposiciones de arte joven tienen gran cantidad de participantes. De tal interés y entusiasmo surgirá algo. De eso estoy seguro.
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