¿De qué depende la personalidad de una persona?

La frenología, una de las precursoras de las pseudociencias, identificaba criminales y rasgos de personalidad según la forma del cerebro.
 
¿De qué depende la personalidad de una persona?
Foto: The Simpsons / Fox
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Revista Diners

Ahora que está de moda el canto “Tengo la personalidad”, nos preguntamos: ¿qué es eso? Y no, no es una pregunta dirigida a la creadora del tema en cuestión, sino a la personalidad, algo que por siglos la ciencia ha buscado determinar. Incluso, que la filosofía positivista, argumentó como: “criaturas celestiales e infernales de la tierra”, hasta que apareció la frenología.

Bajo el rótulo de ciencia, fue una de las corrientes que separó a “malos” de los “buenos”, a “inteligentes” de “tontos” y a “confiables” de “sospechosos” hasta crear una lista de polos opuestos fundamentada en argumentos fisionómicos.

Personalidad, vista con otros ojos

La obra cumbre que abrió el camino “científico” de la frenología fue “Anatomía y fisiología del sistema nervioso en general, y del cerebro en particular, con observaciones sobre la posibilidad de reconocer muchas disposiciones intelectuales y morales del hombre y de los animales por la configuración de sus cabezas” de Franz Jospeh Gall.

De esta forma, una nariz chica o larga, los ojos grandes o hundidos, un cuello largo o corto, la barbilla circular o triangular, un cráneo grande o uno pequeño, eran el fundamento para explicar el carácter, la personalidad y la inteligencia del individuo.

Foto: Vaught’s Practical Character Reader, publicado en 1902, por Emily H. Vaught.


Básicamente, vigilar y registrar la forma de la cara y de la cabeza era necesario para casarse y tener hijos: así se “evitaban” esposas infieles, rebeldes o malas madres. De hecho, una de las facultades que tipificó Gall dentro del cerebro fue el “amor parental” y el “apego amistoso”.

Gall estableció que la mente no era una entidad unitaria sino múltiple y llena de distintas facultades que se alojaban en distintas zonas del cerebro: como la benevolencia, la ambición, o la perseverancia.

Además, afirmaba que es en la infancia cuando los huesos del cráneo adoptan su forma. A partir de ahí estas estructuras definían las tendencias psicológicas que el ser humano mantendría por el resto de su vida.

Una ciencia mandada a recoger

George Combe, un abogado escocés popularizó los postulados de Gall con la obra A system of phrenology, allí decía que: “uno de los primeros requisitos en una buena esposa es verificar que tenga una buena cabeza”.

A mediados del siglo XIX, en un musical llamado “Florodora”, aconsejaban que:

“Debes elegir a tu esposa con cuidado frenológico, pues en el reino que está debajo de su sombrero está mapeado tu futuro”.

Fueron muchos los pensadores y pseudocientíficos que aprovecharon estos postulados para difundir ideologías racistas y xenófobas en la Europa del siglo XIX. Desde Nueva York hasta Calcuta surgieron sociedades frenológicas. El público acudía en masa a conferencias sobre la ciencia del cráneo.


La frenología nos afectó el cerebro

Identificar criminales fue otra de las acciones que derivó de esta teoría. Pero al examinarse criminales y asesinos, se llegó a afirmar que existía un órgano del crimen en el cerebro de los reos. Lo que justificó la tesis del criminólogo Cesare Lombroso.

Pero, además, la frenología fue el aval científico de muchos esclavistas. Según Charles Caldwell, un médico de Kentucky que ayudó a popularizar el tema en el sur de Estados Unidos a través de conferencias, los órganos intelectuales de los africanos eran pequeños y por ello, eran inferiores intelectualmente a los blancos.

Según un artículo de la Universidad de Missouri, esta pseudociencia generó tanta curiosidad y morbo que, incluso, se hicieron salones de frenología donde la gente podía leerse la cabeza. También por esa época, la gente podía ir a ver moldes y bustos que ilustraban cada una de las facultades del cerebro. Decían que eran para educar al público en general.

La frenología comenzó a declinar conforme al avance de la medicina. Con el tiempo se demostró que no había relación entre la fisionomía y las características psicológicas. Esto quiere decir que se puede ser hábil para las artes o las matemáticas así la forma del cerebro sea una y otra.

Los postulados de la frenología están descartados científicamente.

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abril
16 / 2020