Santiago Cruz: “Bienvenido al que quiera acompañarme en este viaje”
Óscar Mena
A los 41 años Santiago Cruz, con una carrera sólida, está viviendo uno de sus mejores momentos como artista. El Tour Interplanetario, que nace de su sexto álbum ‘Trenes, aviones y viajes interplanetarios’ (2016), da cuenta de ello. En las 11 canciones que componen este disco se encuentra una propuesta nueva que le valió su cuarta nominación en los Latin Grammy, en la categoría Mejor álbum cantautor.
El Tour Interplanetario, que ya pasó por Madrid, Valencia, Barcelona, Buenos Aires y Ciudad de México, lo llevará por un viaje de todas sus producciones, desde clásicos como ‘Baja la guardia’ hasta éxitos nuevos como ‘Vamos de cero’; desde canciones para cantar a los cuatro vientos como ‘En tus zapatos’ hasta composiciones emotivas como ‘Mi superhéroe’.
A continuación lea la entrevista con el cantautor:
¿Cómo hace para mantener su relación con el público?
Es una relación que se va matizando, creciendo, porque al final de cuentas es una relación a través de las canciones. La identificación que hay es desde un punto de vista de las canciones.
Que llegue un fanático con un tatuaje me vuela la cabeza. Yo sé lo que significa tatuarse y que alguien lo haga con algo que tenga que ver conmigo y con mi carrera me vuelve loco. Me parece de las cosas más impresionantes que pueda hacer.
Todos los fanáticos han acompañado este viaje que tuvo una explosión en 2009 con Cruce de Caminos y a partir de ahí hemos buscado presentarle cosas a las personas para que se sientan en un viaje distinto.
¿Qué cree que ha cambiado en sus presentaciones desde esa primera en el bar El Sitio hasta hoy?
De estar solo en el escenario y de que en esa época interpretaba canciones ajenas, a estar haciendo giras con mi repertorio, ya ese solo hecho de hacer concierto con canciones propias y con seis discos me parece un triunfo maravilloso de aquel pelado de 20 años que empezó a cantar en bares.
A partir de ahí ha crecido más mi respeto por el oficio de hacer música, de pararse en un escenario a cantar.
También ha pasado que con los años y los conciertos me voy sintiendo más cómodo en el escenario. Antes era solo incómodo porque era estar ahí al borde del precipicio y uno no sabe qué va a pasar, pero cuando el concierto va como esperas hay una relación de comodidad y de pertenencia a ese lugar que no hay en otro lado.
Algunas bandas necesitan juegos pirotécnicos para llamar la atención. Usted necesita la guitarra y su banda. ¿Cuál es su secreto?
No creo que la pirotecnia vaya en detrimento con la conexión con el público. Lo que pasa es que muchas veces la pirotecnia aparece porque la conexión no está, entonces esos efectos sirven de distractores.
Pero no estoy diciendo que los que hacen eso no tengan conexión ni mucho menos, porque hay bandas con un espectáculo bien montado. Yo he preferido que la pirotecnia pase dentro de cada uno de nosotros, tanto los que estamos tocando como el espectador, que esa sensación venga de dentro hacia afuera.
Cuando terminan sus conciertos lo primero que hace es mencionar los errores. ¿Por qué tanta autocrítica?
¡Soy un inconforme incorregible! También tengo un tema de autoflagelación que ya sería tema de una terapia más profesional que una charla como éstas, pero sí soy un inconforme incorregible y esa inconformidad me ha servido de motor para mejorar de alguna manera, para tratar de que cada paso aprenda del paso anterior.
Quisiera muchas veces disfrutar más de ciertas cosas sin detenerme tanto en lo que no salió bien. Pero bueno, uno es como es, trato de cambiar, pero hay momentos en los que toca aceptarse.
Me siento orgulloso del querer mejorar siempre, pero no de la autoflagelación.
¿Cómo se ha comportado el público con el Tour Interplanetario?
Es curioso porque tú te esfuerzas por presentar nuevos matices, por tratar de conectar a la gente desde otros puntos de vistas. Hay gente que los ha recibido bien, como otra gente que no.
Pero lo que sí me da pánico es quedarme preso de un mismo personaje. Lo que trato es de cambiar la propuesta y bienvenido al que quiera acompañarme en este viaje, con este cambio de sonido y esperemos que lo quieran seguir haciendo.
¿Cómo influyen su esposa y sus dos hijos en su proceso creativo?
En todo. Cuando tu proceso creativo es vivencial, de un tema muy catártico, entonces cuando es así tiene que variar a quien eras a los 20 a la persona que tienes 40, a cuando estabas soltero a casado, a no tener hijos a tener dos, cuando tu relación es así tiene que notarse.
Esa sensación de excesiva conciencia del valor en que lo dices y la forma se acrecenta mucho más cuando tienes hijos. Que en el futuro digan: ‘esto es lo que hacía papá’ y lo digan con orgullo. Eso es lo que trato de hacer con mi carrera. Que cuando tenga 70 años en un escenario no me avergüence de cantar lo que me pide la gente, porque fueron canciones que salieron del amor propio, la dignidad y el respeto.
¿Por qué decidió grabar en conjunto todos los instrumentos para el álbum de “Trenes, aviones y viajes interplanetarios”?
Así tiene una dosis de realidad que es maravilloso porque lo que tocaste es lo que queda. Aunque no es absolutamente perfecto, queda sentido, humano, de verdad. Por ejemplo, el disco tiene muchos errores que se pudieron corregir, pero decidimos dejarle algunos porque hace parte del elemento artístico, porque somos humanos, no máquinas.
Nosotros somos maravillosamente imperfectos y en esa imperfección radica la belleza de cada uno. Mostrar esa imperfección y decir: este soy yo, con mis desaciertos y limitaciones, pero soy yo sin máquinas ni filtros eso es una maravilla.
¿Cómo elige a los artistas para hacer una colaboración?
Lo primero es que hay que haber una forma de identificación artística, así no se perciba a simple vista. A mi me invitó la gente de Doctor Krápula a participar en un proyecto, y tú dices: ‘en principio no tienen nada que ver’, pero si miras a la raíz del asunto, ahí nos conectamos.
Si le dicen que tiene que hacer una colaboración con J Balvin o Maluma, ¿Qué diría usted?
Me parece que Balvin está ampliando las barreras de un género como es el urbano, entonces si a José le parece que le puedo servir de algo, me encantaría, porque me parece que detrás del género hay gente muy pila.
Lo que pasa es que muchas veces nos quedamos con la superficie de decir lo que no está bien en el género. Yo, por ejemplo, no comulgo con muchas de las letras, es una posición personal, pero no por eso estigmatizo el género completamente, porque hay un colectivo tremendo donde está Sky, Mosty, Icon.
Ahora tiene que haber una comunión entre lo que vaya a decir en esa colaboración. Si voy a cantar con José es porque hay algo que nos identifica de alguna manera.
A Maluma lo siento más lejano, entendiendo la dimensión de Juan Luis, pero si me siento más lejano.
¿Con quién le gustaría hacer una colaboración?
Con Carlos Vives. Me encantaría hacer algo con Vicente García, Morat, Jorge Drexler, que para mi es uno de los tipos más grandes que hay. Hoy lo nominaron al Grammy con su disco.
¿Cuáles son los lugares mágicos donde se ha presentado?
En enero de este año estuvimos en la Ermita de la Santa Cruz, en Antigua (Guatemala), y puedo decir que es el lugar más hermoso en el que he tocado, de esos en los que te preguntas cómo es que no estamos grabando esto para un DVD.
En Ibagué siempre son especiales al igual que en otras ciudades del país. Hemos tenido la fortuna de hacer conciertos muy lindos y con públicos muy generosos.
¿Y en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo?
El Julio Mario es un teatro bellísimo, está garantizado que la estética es especial y ojalá la gente esté un poco más conectada con el disco que en nuestra primera presentación en Bogotá a principios de año. Vamos a hacer un recorrido de los seis discos que tenemos.
Después de este concierto viaja a Nueva York ¿Qué expectativas tiene? ¿Qué espera del público?
Es la primera vez que voy a tocar en Estados Unidos. Íbamos a viajar en marzo pero por un problema de documentación no pudimos, entonces nos tocó posponer el show para estas fechas y esperamos que la gente crea que ahora sí vamos en serio. Aparte ir a una ciudad como Nueva York a presentar un concierto es una cosa especial en sí. Esa idea de irse con la banda a tocar es un sueño de peladito.