Alberto Monsalve: “Siento que permanentemente tengo que estar creando algo”
Revista Diners
Alberto Monsalve Sáenz nació en Manizales, estudió Ingeniería Electrónica en la Universidad Javeriana y luego se especializó en mercadeo y seguros. Durante 42 años de su vida trabajó en una compañía de seguros. Al jubilarse, su afición por la pesca lo llevó a encontrar una nueva pasión: la pintura. Al filo de los setenta años, acaba de realizar su primera exposición en la galería Geba Art de Bogotá. Diners conversó con él al respecto.
Su afición por la pesca lo llevó a incursionar en el mundo de la pintura. Cuéntenos, en detalle, cómo sucedió esto…
Yo quería aprender a manejar el aerógrafo con el fin de darle un mejor terminado a los señuelos de pesca que hacía. Así que mi señora me contactó con Harold Díaz, un maestro de la pintura con el aerógrafo, quien se ofreció, durante unos tres meses, a darme clases en mi casa. Luego, le pedí a Harold que incursionáramos en otra clase de pinturas y fue así como ensayamos bodegones, paisajes, pintura sobre tela, y una que otra obra de figura humana.
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“Whoopi Goldberg”, por Alberto Monsalve, 2017
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¿En qué momento decidió que quería aprender más sobre figura humana?
Ya me había picado el bicho de la pintura con aerógrafo y fue cuando le comenté a Harold que miráramos la posibilidad de ensayar más en serio pintura sobre la figura humana. Le advertí que no quería aprender a trabajar el realismo ni el expresionismo, menos el abstraccionismo ni el surrealismo. Él me comentó que si conocía algo del pop art, a lo que le respondí que muy poco. Me insinuó que estudiara este movimiento artístico y así lo hice. Estudié a Warhol, Rauschenberg, Lichtenstein, Katz y a otros más. Y me encantó. Ese fue el comienzo.
¿Por qué se inclinó por el pop art?
Porque la pintura es muy pura y limpia, tiene un tratamiento pictórico no tradicional. Aunque el lenguaje es figurativo y representa objetos reales, utiliza cualidades abstractas, gracias al empleo de imágenes familiares y fácilmente reconocibles. Además, permite la utilización de colores puros, brillantes y fluorescentes. El pop art y el aerógrafo para mí van de la mano y se conjugan perfectamente.
¿Qué es lo que más admira de artistas como Andy Warhol y Alex Katz, dos de sus grandes influencias artísticas?
El arte de los dos, por lo general, es sencillo, trabajan la figura humana a la perfección, pintan retratos, celebridades, utilizan los colores intensos y brillantes. Utilizan su pintura para expresar lo que piensan de una manera simple con una ausencia total de planteamientos críticos. Pintan por diversión.
¿Cuándo comenzó su serie Divas?
Cuando ya había adquirido cierta destreza en el manejo del aerógrafo quise incursionar en la figura humana, y tal vez fue Warhol quien me dio la idea de pintar a las divas, con su pintura de Marilyn Monroe. Además, las actrices de cine han sido siempre para mí unos referentes de belleza e inteligencia. Toda la vida he sido un enamorado de las actrices que veo en las películas. Hoy en día me pasa lo mismo. Además, es un tema que le encanta a la gente y así lo pude observar en la exposición que acabo de hacer.
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“Emma Stone”, por Alberto Monsalve, 2017
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¿Cómo es su proceso de creación?
Tengo una lista de divas que permanentemente actualizo -algunas de ellas de antaño y otras más modernas-. Por lo general, trabajo unas seis al mismo tiempo; en internet busco unas tres fotografías de cada una de ellas que me gusten lo suficiente como para pintarlas.
Luego, imprimo estas fotografías en tamaño carta; las someto a un proceso de “desfiguración”, encontrando las luces y las sombras de cada fotografía. Posteriormente, escojo la ilustración que más me gusta y selecciono los colores con los que la trabajaré. Hago una ampliación de esa ilustración al tamaño que va a quedar la obra, y elaboró los esténciles, haciendo uno por cada color que utilizo. Por lo general, el número de esténciles por diva varía entre seis a diez. Por último, después de trabajar cada esténcil con bisturí, pinto el cuadro con cada esténcil. En cada obra me puedo demorar, un promedio de unos tres días, si trabajo ocho horas diarias.
La última diva, por lo general, es mi preferida y favorita. La observo por varios días permanentemente, me enamoro de ella profundamente, hasta que llega la nueva diva. Es una especie de poligamia pictórica.
¿Cómo fue la experiencia de su primera exposición en la galería Geba Art?
Totalmente gratificante. Nunca me imaginé estar en ese mundo. Lo que más me gustó fue la reacción de la gente frente a las divas. Los más viejitos identificaban a las más antiguas con facilidad y a las nuevas, con dificultad. A los jóvenes les pasaba todo lo contario. Había un factor en común y era que gozaban con esa identificación y comentaban sus películas y mencionaban muchas cosas de sus vidas.
¿Cómo le ha afectado el hecho de ser daltónico?
Al comienzo me dio muy duro, pero después me fui acomodando con la utilización de paletas de Pantone, mediante una tabla de colores que elaboré. Todo esto me sirve, sin embargo, el hecho de trabajar pop art le permite a uno utilizar uno que otro color sin mayor impacto.
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“Judi Dench”, por Alberto Monsalve, 2017
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¿Cuál es su siguiente proyecto artístico?
Por ahora, quiero seguir pintando divas pues siento que me faltan muchas. De pronto, más adelante trabaje con divas colombianas.
¿Qué significa el arte para usted?
Es una necesidad, siento que permanentemente tengo que estar creando algo. Es un trabajo que me absorbe por completo. Y siento que con mi obra estoy haciendo un tributo de admiración y aprecio a aquellas personas que nos han dado tantas satisfacciones y entretenimiento, a través del cine y la televisión.