Cristina García Banegas: la primera mujer en interpretar el concierto de Bach en Bogotá
Laura Bernal
Cristina está tocando el órgano de la Catedral Primada de Bogotá. Mueve sus manos y sus pies al tiempo para emitir sonidos finos y casi escalofriantes. Me asombro de su interpretación, y de la facilidad con la que ejecuta cada tecla y cada pedal.
Hace una pausa para saludarme, sonríe con cada palabra que emite y se sienta a mi lado en la primera banca de la iglesia. Detallo su pelo rojo encendido y sus ojos verdes brillantes, que están delineados con un azul turquesa. Estoy junto a la primera mujer en interpretar un concierto de Bach, en Bogotá.
Cristina García Banegas nació en Montevideo, Uruguay. Es profesora de la Cátedra de Órgano en la Escuela Universitaria de Música de la ciudad, y es directora artística del Festival Internacional de Órgano de Uruguay y del Ensemble Vocal e Instrumental de Profundis.
A lo largo de su trayectoria musical ha recibido grandes reconocimientos como: el Grand Prix de l’Académie Française du Disque, el Palmàres des Palmàres y el Diapasón 5.
El órgano de la Catedral Primada, la joya patrimonial de Bogotá de más de 4.000 tubos y 4 teclados, atravesó en 2016 por un proceso de restauración de más de tres años.
Para celebrar dicha reparación el Ministerio de Cultura organizó un ciclo de conciertos desde el 25 de marzo hasta el 23 de septiembre de 2017, con 17 organistas de todo el mundo. García Baldes se presenta el 29 de julio a las 5:00 p.m.
Lea a continuación la entrevista con la organista uruguaya:
¿A qué edad comenzó a tocar el órgano?
Aprendí a tocar piano a los 7 años, pero a los 13 me interesé por la música de órgano. Me gustó porque estaba muy ligada al género coral, y en esa época yo escuchaba a los genios de Liverpool, a los Beatles, y vi que usaban órganos electrónicos en sus canciones.
¿En dónde practicaba?
En esa época no tenía órgano en mi casa, ahora tengo dos. Tenía que ir a la iglesia, pues no tuve la misma suerte de ustedes los colombianos, que tienen este órgano y otro en el teatro de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Eso no sucede en muchos lugares de Latinoamérica.
¿De dónde surgió su pasión por Bach?
Desde muy chiquita, mi profesora de piano Renée Bonnett me daba las obras más fáciles de Bach. También de Mozart, Schubert, Schumann, pero yo siempre le decía que prefería a Bach. Desde que aprendí a tocar piano interpretaba sus sonatas, entonces me apasioné por su música.
En esta oportunidad su instrumento es nuestra joya patrimonial: el órgano de la Catedral Primada ¿Cuál ha sido el órgano más majestuoso que ha tocado?
Es muy difícil elegir un instrumento porque hay varias estéticas como la ibérica, que es la influencia que tienen ustedes aquí en la catedral. Es algo así como los idiomas, todos tienen matices diferentes. De la música española me llevo en el corazón el órgano de Santañy, en Mallorca, ahí grabe un disco que fue premiado. Otra que me impresionó mucho fue el de la iglesia de San Bavón en Haarlem, Holanda.
¿Qué siente al ser una mujer organista?
Felicidad y orgullo total. Puede que haya una idea errada del rol de la mujer con este instrumento pero por ejemplo en Asia, hay más mujeres organistas que hombres. No obstante, en la mayoría de países de Europa las mujeres no podían subir a los coros, salvo las monjas. Estaba prohibido y más si se trataba de un claustro de curas, por eso solo cantaban los niños y los hombres.
¿Qué consejo les daría a las mujeres o niñas que quieren aprender a tocar un instrumento y por qué les recomendaría aprender a tocar el órgano?
Como dijo Wolfgang Amadeus Mozart “el órgano es el rey de los instrumentos”. Piensen en que tienen orquesta para ustedes solos, porque todos esos tubos están agrupados en familias: de metales, cuerdas o madera. Recomiendo que el acercamiento sea desde temprana edad, visiten las catedrales y familiarícense con el instrumento. Sin embargo, nunca es tarde, siempre hay alguien que puede morder el anzuelo.
¿Cómo es la experiencia de tocar el órgano? ¿Es un instrumento solitario?
Es maravilloso estar solo en una iglesia, a altas horas de la madrugada. Por ejemplo, me quedé con las llaves de la iglesia de Bach en Leipzig, Alemania. Disfruté mucho esas noches preparando el concierto hasta muy tarde, pero el órgano también trabaja de la mano de los coros, los ministriles, los trombones, el arpa, el bajón, la guitarra barroca y las flautas.