La maestra de la Sierra

En medio del camino hacia la tierra sagrada de los indígenas hay una inglesa que enseña las técnicas más ancestrales de meditación de la India y el Tíbet.
 
La maestra de la Sierra
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Dominique Rodriguez Dalvard

Sí se siente distinto entrar allí. Puede que uno se aliste para ver algo diferente cuando le anuncian que por la vía en la que está transitando se sube a la Sierra Nevada de Santa Marta, puede que sí, o porque cuentan que en aquella casa hay una piedra gigante que no se sabe de dónde proviene y que quizá es un meteorito, puede que eso también influya, pero lo cierto es que detrás de ese portón sencillo se respira un aire especial. Parece que el lugar estuviera contenido dentro de un aura de paz.

Quien nos recibe es una mujer delgada, con unos ojazos verdes y enormes, tan grandes como su sonrisa. Está ataviada con una túnica pálida a la que decora apenas un cordón. Pese a su sencillez no le falta la vanidad para ponerse un par de aretes, un collar con el símbolo de Ohm y sombras claras sobre sus ojos.

Esta mujer de voz melodiosa se hace llamar Lakshmi Devi, que significa diosa de la abundancia. Es inglesa pero habla un muy fluido español y decidió venirse a vivir al país hace ocho años. Hace uno es un habitante más de la Sierra, y antes residía en Santa Marta después de haber recorrido medio mundo y de haber sido elegida como la heredera en la conducción de la New Future Society tras la muerte de su maestro espiritual, el yogui Premananda Deva, en 2008. Esta organización internacional tiene como fin conectar el mundo occidental con los conocimientos ancestrales de Oriente a través de la enseñanza del yoga y la meditación.

Ella, como tantas personas que sienten que deben darles un vuelco a sus vidas, luego de finalizar sus estudios en Política y Sociología en Bristol, empacó sus maletas y se fue para la India. Por supuesto, como todos los que visitan esta nación idealizada, se chocó al ver en la calle una miseria tan grande como la devoción que ella nunca había visto en las calles de su país tan poco dado a la religión. Ese fervor en medio de tanta pena le removió el corazón y la hizo preguntarse mucho sobre su razón de ser en el mundo.

Durante varios meses viajó por el país, se recluyó en diversos ashrams para estudiar yoga y meditación y quiso entender la filosofía científica detrás del budismo tibetano. En ese trasegar, descubrió que había un maestro espiritual americano que estaba dando charlas. Tan pronto lo oyó supo que quería aprender de él. Aunque estaba en un retiro espiritual y no estaba recibiendo alumnos, la insistencia de esta joven lo convenció de trabajar con ella por 30 días. Los días más largos del mundo…, ya han pasado varias décadas desde aquel momento.

Un camino

“Primero tienes que calmarte –cuenta Lakshmi Devi, que le dijo su maestro–. Mi mente estaba muy llena y era lo primero que había que hacer para poderme sanar emocionalmente”. Y lo hizo. Buscó la calma. Cuenta esa capacidad que tenemos de cargarnos por tanto, y con tanto; por los golpes, por las decepciones, por la presión, por la velocidad, por las relaciones fallidas, por las circunstancias adversas. “Al final de esos 30 días sentí una paz profunda, es lo que muchos llaman momentos de catarsis. Uno logra vencer el miedo de volver a ese estado de pureza que hemos perdido u olvidado con la adultez. Y claro que nos aterra meternos en ese lugar porque no sabemos adónde nos va a llevar esta transformación, pero es más que eso, no es arrancar de cero, es una integración de la pureza interior con lo que uno ha construido en la vida también. Es la experiencia de la vida”.

Y oyéndola hablar, diciendo cosas de tanto sentido común, uno llega a sentirse un poco incómodo. No porque ella lo haga sentir a uno así, no, sino porque nos dejamos devorar por el ritmo frenético de nuestro tiempo, porque dejamos que nos invadiera y se nos robara la tranquilidad y la capacidad de satisfacernos con lo suficiente y controlar el tiempo según nuestro parecer.  Y aparece en su discurso una palabra clave: la voluntad. Todo está allí, dentro de esa palabra inmensa.

“Pasamos mucho tiempo usando la esencia vital y gastamos la mente, pero si podemos realmente conquistar la voluntad y buscar un fuego que no tiene nada que ver con ninguna tradición ni camino o religión sino que es, literalmente, buscar y encontrar algo sincero en uno, podemos lograr poco a poco una transformación de lo que queremos. Conquistar el ego, conquistar lo que es falso, de una manera muy científica, ese es el reto”.

Lakshmi Devi no busca seguidores, ni es predicadora. Se define, mejor, como una terapeuta occidental que mezcla los métodos milenarios de Oriente para ayudar al otro. Y no le da pena decir que puede dar “amorcito”, si es que alguien lo necesita y pide. “Hay quienes vienen acá que no pueden recibir amor, están heridos y son incapaces de recibir. Eso es respetable y, en medio de ese proceso de dolor, hacemos una delicada sanación de la energía con chakras, masajes y meditación”.

Y allí pasa algo. Porque quien va, logra hablar, a su ritmo y sin presiones. Logra poner en perspectiva las cosas, de la menos importante a la más. Y se llega a ese mapa que revela con claridad qué es lo que verdaderamente lo está molestando a uno en la vida. Hay quienes logran llegar a ese momento doloroso y llorarlo, o pensarlo y tenerlo presente, para, al final, más que entenderlo, dejarlo atrás y liberarse de él. Solo en ese momento es posible ver qué partes de nuestra vida queremos cambiar. Y hacerlo si lo deseamos verdaderamente. “No cambiamos el mundo exterior para sentirnos bien interiormente, transformamos la parte interior para que el mundo exterior sea más vivible”, termina con serenidad.

Esta es la revolución espiritual de esta maestra de la Sierra. Algo tan sencillo y esencial, que no vale la pena encontrarle una doble faz. Son las preguntas importantes que nos debemos hacer en algún momento de la vida.

Casa Ananda
Retiros de descanso o transformación para parejas o individuales.
Incluye transporte Santa Marta-Casa Ananda, hospedaje, tres comidas y refrigerios, sesiones con la maestra Lakshmi Devi, masajes y tratamientos de sanación, sesiones de hatha-yoga y caminatas.
Km. 9 vía Bonda, Santa Marta
Tel. 317 437 5755
nfscolombia@gmail.com
www.newfuturesociety.org

         

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enero
21 / 2014