¿Cómo hacer buenas acciones en 67 minutos?

Revista Diners
Nelson Mandela nació un 18 de julio y pasó gran parte de su vida enfrentando un sistema que lo perseguía por pensar a su pueblo diferente. Lo encarcelaron durante casi tres décadas, lo aislaron, intentaron borrarlo de la vida pública, y cuando salió, el país estaba al borde del colapso. Sin embargo, Mandela entendió que cualquier solución pasaba por sentarse a negociar con quienes lo habían perseguido. De alguna forma supo que había que reconstruir desde lo común, aunque eso significara renunciar al deseo de venganza.
Por eso, en 2009 las Naciones Unidas declararon esta fecha como el Día Internacional de Nelson Mandela. Una propuesta que busca homenajearlo de una forma distinta, una que se asemeje a esa humanidad que lo caracterizaba. Invita a dedicar 67 minutos del día a hacer algo útil por los demás, pues ese número corresponde a los años que Mandela dedicó al servicio público. Y para que usted también pueda ser parte de esta conmemoración, aquí van tres formas en las que puede participar.
Apoye a su comunidad

Hay personas cerca de usted que podrían beneficiarse de algo que sabe, que tiene o que puede ofrecer. Puede usar esta hora para ayudar con tareas escolares de sus hermanos o hijos, acompañar un rato a alguien que vive solo, repartir un mercado a alguien que le haga falta o participar en una jornada comunitaria. Tenga presente que no necesita pertenecer a una fundación o armar un plan complejo. Basta con identificar una necesidad cercana y actuar desde sus posibilidades.
También piense en la idea de aportar a iniciativas barriales. Algunas comunidades organizan actividades de limpieza, mantenimiento de espacios públicos o talleres educativos. Si no encuentra ninguna en marcha, puede proponer una. En una hora es posible sembrar una idea, iniciar un diálogo o resolver un asunto puntual. Lo importante es comprometerse a hacerlo de forma sincera y sin distracciones.
Cuide el planeta

Una hora bien empleada puede marcar la diferencia. No está mal si comienza por recoger basura en su cuadra o conjunto, reducir el uso de plásticos por un día, reparar algo que pensaba desechar o sembrar una planta. Si tiene niños cerca, puede incluirlos en la actividad. Más allá del acto de limpiar, se trata de entender mejor el entorno, cuánto se desperdicia, cómo se contamina y qué consumimos sin pensar lo suficiente.
También puede aprovechar el momento para revisar sus propios hábitos. Tal vez encuentre formas de reducir su huella ecológica. Puede caminar en vez de usar carro durante el día, evitar empaques innecesarios, informarse sobre lo que compra o reconsiderar lo que consume. Al fin y al cabo, el cambio climático no se enfrenta solo con planes a largo plazo. También se empieza con pequeñas decisiones que se sostienen en el tiempo.
Actúe con empatía

No todo gesto solidario requiere objetos o dinero. A veces basta con estar disponible para quien lo necesita. Escuchar con atención, acompañar a alguien que atraviesa una pérdida, escribir un mensaje que lleva semanas pendiente. Una conversación honesta puede aliviar más que muchas soluciones técnicas. No siempre sabemos lo que otros cargan, pero sí podemos ofrecer presencia y cuidado.
También puede usar ese tiempo para intervenir cuando otros callan. Hay momentos en los que una palabra oportuna puede marcar la diferencia. Frenar un comentario humillante, apoyar a alguien que está siendo maltratado o defender una causa que no lo afecta directamente también forma parte de lo que Mandela entendía como acción política. La empatía, en ese contexto, no es un estado emocional, sino una forma concreta de actuar.