Un paseo por Austin, Texas: la nueva capital del “Cool”
Juliana Abaúnza
En 2014, la revista Forbes publicó una lista de las ciudades más cool de Estados Unidos y Austin quedó en el tercer lugar. ¿Qué es tiene de especial esta ciudad que atrae anualmente cada vez más visitantes y nuevos habitantes? Aunque se la capital de Texas, uno de los estados más conservadores de Estados Unidos, ir a Austin es, en las palabras del actor Andy Richter, “como sentarse junto el primo gay y divertido en el matrimonio de un republicano”.
Aprovechando que el festival South by Southwest empieza el 13 de marzo, aquí hay algunos datos para que se antoje, visite Austin y entienda por qué el lema de sus habitantes es “Keep Austin Weird”.
Música en vivo, todos los días, todo el año
No estoy exagerando cuando digo “todos los días, todo el año”. En serio toda las noches hay música en vivo en Austin y por eso es llamada la “Live Music Capital of the World”. Bandas y artistas se presentan todos los días en bares chiquitos, bares grandes, bares, antros de mala muerte, restaurantes, programas de televisión, en fin; si le gusta descubrir bandas nuevas y verlas tocar, Austin es su ciudad.
Además de los toques en vivo que mantienen la vida nocturna de Austin, una de las principales atracciones para los turistas son sus festivales musicales. Están, entre muchos otros, el Fun Fun Fun Fest (en el que el año pasado alimentaron a los asistentes con un cañón de tacos), Austin City Limits y, quizá el más importante, South by Southwest. Este festival empezó como una cosa chiquita pero ya es un evento de 10 días que recibe miles de bandas, películas y eventos interactivos de tecnología. Aunque este año se presentarán artistas conocidos como Soundgarden, Snoop Dogg y Damon Albarn, la gracia del festival siempre ha estado en el montón de bandas nuevas e independientes que se suben a los escenarios.
Aire libre, sol y agua
Si le gusta andar en bicicleta, nadar, trotar, caminar, gatear, arrastrarse por el piso o cualquier actividad que pueda hacer al aire libre, le va a encantar Austin. El lago Lady Bird está en el centro de la ciudad y en él puede practicar kayak, remo o SUP-ing (esa cosa en la que la gente rema parada encima de una tabla). Desde el lago se puede llegar caminando al Zilker Park o a las piscinas Barton Springs y Krause Springs. Menciono las piscinas porque son una parte muy importante de Austin. En la ciudad hace mucho calor, entonces sus habitantes convierten el verano en la oportunidad perfecta para estar en cualquiera de las más de 30 piscinas que hay en la ciudad. Varias son piscinas naturales, como la Hamilton Pool, que se formó cuando el domo de un río subterráneo colapsó y dejó un anillo de cascadas y una piscina natural.
Si lo que le gusta son los animales, puede ver la colonia más grande de murciélagos de Norteamérica. Al atardecer, un millón y medio de murciélagos cola de ratón salen volando desde el Congress Bridge. Es un plan perfecto si quiere sentirse como Batman por un rato o si quiere quedar con la boca abierta.
Comer hasta estallar
En Austin hay una filosofía de mantener los negocios pequeños y por eso los restaurantes más populares y ricos de la ciudad son pequeños y no hacen parte de cadenas o multinacionales. Lo mejor para probar la comida local es asistir a la Austin’s Restaurant Week, que se hace en mayo de cada año, porque además de hacer un tour por los mejores restaurantes, hay descuentos.
Pero realmente el fuerte de Austin no son los restaurantes clasudos y caros sino los sitios más informales, como los camiones y tráileres de comida. Los mejores chefs de la ciudad (como Paul Qui, el ganador de la novena temporada de Top Chef) y chefs amateur preparan comida en los tráileres y la sirven en mesas en la calle. Caminando por Austin podrá encontrar desde camiones de sushi hasta camiones de cupcakes. Cualquier tipo de cocina fijo tiene tráiler, pero el mejor plan es jugar a encontrar el mejor ‘breakfast taco’ de la ciudad antes de que se estómago se rinda.
Por último, es imposible estar en Texas y no ir a un buen sitio de Barbecue. El más popular de Austin es Franklin Barbecue, donde la gente hace fila de más de una hora y, según sus testimonios, vale la pena.
Luces, cámara, comida, trago y películas buenas
Austin es probablemente la tercera ciudad importante importante de la industria cinematográfica en Estados Unidos, después de Los Ángeles y Nueva York. Es la casa de varios estudios cinematográficos, incluyendo a Troublemaker Studios (de Robert Rodríguez) y Detour Film Productions (de Richard Linklater). Además, hay varios festivales de cine y televisión como el Fantastic Fest, el Austin Film Festival, el Austin Gay and Lesbian Film Festival, el South by Southwest Film Festival y el ATX Television Festival, en el que este año habrá una reunión del elenco de Gilmore Girls a mitad de año.
Si cuando visite Austin no hay ningún festival, tranquilo, puede ir a ver una película en el Alamo Drafthouse, el mejor cine del mundo según fanáticos como Quentin Tarantino, Richard Linklater, y Elijah Wood. El Alamo es chévere porque, además de tener una política estricta de no hablar y no usar celulares durante las funciones, usted puede comer y tomar mientras ve una película, tiene la oportunidad de ver estrenos y también clásicos como Indiana Jones, puede ir a ‘quote-alongs’ (en los que la audiencia recita las líneas más memorables de alguna película) o puede ir a maratones de cosas como El señor de los anillos.
Libros
La Universidad de Texas en Austin tiene una biblioteca/archivo/museo que se llama Harry Ransom Center. Ese nombre tal vez le suena porque el año pasado compraron el archivo de Gabriel García Márquez. El archivo abarca más de cincuenta años e incluye manuscritos originales de 10 libros, como Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y Memorias de mis putas tristes. Tiene también múltiples borradores de “En Agosto nos vemos”, su novela inédita; más de 2.000 cartas, incluyendo algunas de Carlos Fuentes y Graham Greene; borradores de su discurso de aceptación del Premio Nobel; la investigación que hizo para El general en su laberinto; páginas a máquina con anotaciones de lo que sería Crónica de una muerte anunciada; más de 40 álbumes fotográficos en los que está casi toda su vida; las máquinas Smith Corona y los computadores que usó para escribir, y cuadernos de recortes en los que archivó su carrera como periodista.
Además, hay archivos de otros autores como Samuel Beckett, T. S. Eliot, Ernest Hemingway, J. M. Coetzee, Doris Lessing, George Bernard Shaw, John Steinbeck, David Foster Wallace, Edgar Allan Poe, Ian McEwan, Jorge Luis Borges y W. B. Yeats, D. H. Lawrence, Norman Mailer. Tienen también una Biblia de Gutenberg, una de las 21 copias completas que se sabe que existen en el mundo, tres copias del First Folio de obras de Shakespeare, una primera edición de Alicia en el país de las maravillas y el diario que Jack Kerouac tenía como preparación para On the Road. O sea, si le gustan los libros, este sitio es el paraíso.
Deportes
En octubre empieza la temporada de fútbol americano y los texanos se enloquecen. En Estados Unidos el fútbol universitario es tan importante como el de la NFL, así que ir a un partido de los Longhorns, el equipo de UT Austin, es todo un evento. Si no consigue boletas para entrar, puede hacer ‘tailgating’, que es hacerse afuera del estadio, tomar cerveza y armar parrilladas con el baúl del carro abierto. Sé que suena como el plan más gringo de todos los planes gringos que hay pero quién quita que en una de esas se encuentre a Matthew McConaughey, quien es un fanático fervoroso de los Longhorns.
Sitios a los que tiene que ir (que no entran en ninguna de las categorías anteriores)
Uncommon Objects es una mezcla de tienda de antigüedades, museo y stand de objetos perdidos. Esta tienda está llena de chucherías, juguetes, muebles, joyas, animales disecados y fotografías antiguas que están esperando que usted vaya a rescatarlos. Desde 1991, este ‘colectivo de antigüedades’ se ha convertido en un imperio de cosas genuinas y raras que cuentan historias de la cultura y la historia norteamericanas. No se va a sentir como en una tienda de antigüedades de esas que parecen un sótano de abuela; todo lo que hay en Uncommon Objects dan ganas de comprar, tocar o al menos de preguntar “¿cuál es la historia de esta vaina?”.
Baylor Street Art Wall es el lugar perfecto si le gusta el graffiti. El sitio antes iba a ser un condominio pero algo pasó con la construcción y se quedó solo en unas cuantas paredes levantadas que ahora sirven de lienzo para los graffiteros. Lo más chévere de estas paredes es que cambian constantemente así que todas las visitas son distintas. Si va, móntese hasta arriba para que tenga una buena vista de la ciudad.