Esta familia convirtió las fibras naturales en un producto de lujo mundial

La fibra natural de fique con hilos de cobre se convirtió en un producto de lujo de la mano de Verdi, la empresa de Tomás y Cristina Vera. Esta es su historia.
 
Esta familia convirtió las fibras naturales en un producto de lujo mundial
Foto: Verdi Design
POR: 
Óscar Mena

Estos barranquilleros están marcando la pauta en tapetes y mochilas de lujo en todo el mundo. Stefan Persson, el hombre más rico de Suecia y dueño de las cadenas de ropa H&M se enamoró de uno de sus tapetes; Paola Turbay, Claudia Bahamón y Nina García modelan con sus mochilas tejidas en cobre por Europa y ahora su marca es la sensación que comparte lo mejor del arte y el diseño.

Su historia se remonta a 1995 cuando Carlos Vera Dieppa, padre de Cristina y Tomás, creó un concepto de tapetes cocidos con fibra natural de fique, una planta que se encuentra en Curití (Santander) y un alambre de cobre tan fino que tiene la capacidad de amoldarse en un tejido y tan fuerte que soporta el pasar de los años.

No darse por vencido

La idea surgió del gran amor de Carlos: Silvia Pérez. “Cuando mi papá conoció a Silvia, ella fabricaba cortinas con fibras naturales de plátano. Entonces él comenzó a envolverse en el tema y dejó sus hobbies, sus pasiones y se dedicó a aprender del oficio” cuenta Cristina Vera.

El patriarca Vera, inspirado en el uso de esta fibra, decidió fabricar tapetes con diseños del tatami japonés. Habló con los tejedores con los que estaba trabajando y estos le dijeron que era imposible por las fibras de plátano eran muy delicadas para pisar y los telares no eran tan grandes para hacer un tapete.

Sin embargo, Vera no se dio por vencido y buscó un material para su anhelado tapete. En uno de sus viajes al Amazonas encontró el ‘Cumaro’, un material que usaban indígenas. Eran tan duro como una cabuya y tan fino como un hilo.

Verdi Design
Foto: Verdi Design.

“Mi papá encontró ese material y fundó una empresa llamada Cumare, inspirado en el nombre de la fibra, pero después se dio cuenta que no era rentable: primero porque los indígenas se demoraban mucho tiempo fabricándola y segundo no dejaba ganancias. Fue en ese entonces (1992) que encontró el fique”.

Más materiales

El fique era el material para hacer costales de café, sacos de papa y nada más. No tenía nada que ver con lujo e innovación, hasta que Vera hizo del fique parte de su inspiración.

“Mi papá vio estos costales y le pidió a los productores que le hicieran uno; luego fue a donde otro que trabajaba con látex y le pidió que le pusiera una capa de caucho y luego fue a donde otro que trabajaba con marroquinería y le hizo un borde en cuero”.

Vera encontró con estos tres materiales su producto de ensueño, que ni él mismo se imaginaba que podía llegar a ser Verdi. “Ese primer tapete era una cosita muy pequeña y me acuerdo que llegó muy emocionado a la casa a mostrarle el tapete a mi hermano, y él estaba cero impresionado porque pensaba que era un saco de papa cualquiera. Ninguno de nosotros había pensado que mi papá había creado un concepto único en el mercado”.

La clave: el diseño

Con una idea clara de lo que era el negocio, Vera compró varios telares de 1940 y los modificó para hacer tapetes de 2×3 metros. Luego le agregó rombos y figuras geométricas a sus diseños y más tarde los tiñó de colores e hizo un acuerdo con varias familias de Curití (Santander) para que le vendieran fique al por mayor.

Vera después le agregó diseños en alambre y antes de convertirse en un empresario de caché, se convirtió en un artista que le vendía sus ‘obras de arte’ a sus amigos en Barranquilla.

Una historia de corazón

La crisis económica, las parrandas y la inestabilidad se habían alejado de la vida de Carlos Vera, hasta que Silvia, su eterna enamorada, falleció de un paro cardiaco cuando la pareja viajaba rumbo a África, un 24 de diciembre.

“Me acuerdo que después de la muerte de Silvia no vi a mi padre en todo un año. Ya cuando por fin estaba estable, la vida le quitó a su amada y ahí fue cuando todo fue en bajada” cuenta Cristina.

La única forma de estar conectado a Silvia era a través de los tapetes: “Mi padre nos contaba que en cada tapete transmitía todo su amor a Silvia porque era su forma de mantenerla viva”. Vera continuó haciendo tapetes hasta principios del 2000.

En este entonces Tomás y Cristina, dos ‘pelaos’ como ella misma se describe, empezaron a vender los tapetes restantes a los amigos de sus padres en Barranquilla. “Al ser todos unos pelados, todo el mundo nos apoyaba y comenzamos a enamorarnos de la idea”.

Carlos Vera Dieppa falleció en 2010 y en 2011 Cristina y Tomás se hicieron cargo del proyecto de su padre, un proyecto que por primera vez se iba a llamar Verd. “Si te das cuenta el Verdi es la unión de los dos apellidos de mi papá, para homenajear su memoria”.

Los retos

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Foto: Verdi.

Sin capital financiero, los hermanos Vera compraron los antiguos telares, que les costó cinco veces su precio original; lograron restablecer comunicaciones con los campesinos que cultivan el fique y retomaron el trabajo de hacer tapetes de lujo.

La actualidad

Han pasado seis años desde la creación de Verdi y los hermanos Vera han logrado levantar el negocio familiar y ubicarlo entre las empresas de diseño e innovación más prometedoras del país.

En la actualidad, Verdi cuenta con clientes nacionales e internacionales que saben que están comprando una pieza única y especialmente hecha para el gusto del cliente. “Aquí no mandamos contenedores con mil tapetes. Aquí llegan los clientes y nos piden un tapete del tamaño, color, diseño que quiera”.

Ahora los hermanos Vera están incursionando en algo muy colombiano, pensado en el público extranjero: mochilas. Este producto ya está disponible en el mercado nacional e internacional y está hecho 100 % con cobre tejido en crochet, que cuentan con la intervención de los Maestros Artesanos de Colombia.

El futuro

El trabajo de los artesanos, de las familias que producen el fique, de la producción del alambre de cobre, de la historia de cada tapete se ve reflejada en la emoción de Cristina, quien asegura que el que compra un tapete o una mochila Verdi está comprando arte.

Puede que los turcos tengan sus tapetes, los italianos sus diseños y los franceses las tiendas de moda en el mundo, pero Colombia tiene talentos que merecen ser descubiertos; talentos de exportación y artesanías de alta calidad en garantía y diseño.

Verdi pasó de estar en la prestigiosa ‘concept store’ Colette de París con sus mochilas de lujo a tener diferentes alianzas con W Hotels a nivel mundial, en la que realizamos una pieza de arte con la característica identidad material: fibra de fique e hilos finos de cobre, reforzando sus prácticas y valores sostenibles.

Estos hermanos no se quieren detener y piensan hacer más sorpresas para los colombianos y los extranjeros que quedan encantados con la fusión de diseño y artesanías.

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abril
5 / 2022