Ser negro afrocolombiano: las diferencias que nos hacen iguales

Jóvenes negros a los que llaman “micos” o niños afro con menos expectativa de vida que la población general son solo algunas de las tareas del nuevo Observatorio contra el racismo.
 
Ser negro afrocolombiano: las diferencias que nos hacen iguales
Foto: Creative Commons
POR: 
Juliana Rojas H

Dice Rosita Emilia Solis, activista defensora de los derechos de comunidades negras afrocolombianas, que los índices de educación, empleo, vivienda y, en general, calidad de vida de estas poblaciones, siempre se ubican al final de la tabla. Se pregunta por qué. O más bien nos pregunta a todos, ¿por qué? A pesar del trabajo continuo por ser reconocidos en sus diferencias, la tarea pareciera infinita. Boris Zapata, director de comunidades afrocolombianas del Ministerio de Interior, refiere varios casos que bien podrían parecer de cuando la esclavitud era legal (y normal), como policías que llaman micos a jóvenes negros o estudiantes universitarias que no son bien recibidas por el color de su piel y el estereotipo de “perezosa”.

Las cifras oficiales son las primeras razones que parecen justificar la discriminación. Según el censo de 2005 del Dane, el 10,6 por ciento de la población es negra afrocolombiana, número que llega al 26 por ciento según la Encuesta Continua de Hogares de 2004. Los datos sobre las condiciones de esta comunidad son históricamente inexactos, casi nulos y, por ende, poco confiables. Así lo asegura el informe ‘Raza y derechos humanos en Colombia’ del Observatorio de Discriminación Racial (2009). El mismo informe corrobora lo que señala Rosita: la tasa de mortalidad infantil es 1,78 veces más alta en niños de comunidades negras afrocolombianas, comparado con la población general. Y en el caso de las niñas de esta raza, la cifra se duplica. En cuanto a las expectativas de vida, las cifras son igualmente alarmantes, pues se ha determinado que los hombres de estas comunidades viven seis años menos y las mujeres 11 años menos que la población general.

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Tienen razón para señalar que Colombia es un país racista, como lo afirma la política y exdeportista María Isabel Urrutia. Sin embargo, empiezan a darse pasos más firmes. El Observatorio contra el Racismo del Ministerio del Interior que se creó oficialmente el 25 de julio de 2012, da razones para pensarlo. “Es un mecanismo para que la ley no se quede en el papel y es una herramienta muy práctica. Uno de sus principales objetivos es que los casos de discriminación de los que tengamos conocimiento puedan analizarse, estudiarse y emitir recomendaciones”, explica Zapata. Esta entidad ha sido creada para velar por los derechos e igualdades de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.

Sin embargo, vuelve la idea de la tarea titánica cuando se habla de diferencias sustanciales como la baja calidad de vida, poblaciones en la miseria y brechas notorias entre las diferentes etnias. Desigualdades que nacen en los hogares donde se conciben las diferencias como razón de discriminación y se entiende la forma de la nariz, los detalles del pelo y el color de la piel como un motivo de inferioridad, tal y como la misma Rosita, María Isabel Urrutia y el director comunidades afrocolombianas del Ministerio de Interior, lo han vivido.

         

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julio
27 / 2012